Tuesday, January 19, 2016

Sin ti.

Aun sin dormir, desde temprana hora, las dos de la mañana que no consigo conjugar mi descanso, pues no hago más que pensar en ti, en tu existencia sin mi... En mi sin tí.

Me regreso en el tiempo al veintitrés de noviembre pasado, un lunes en el cual yo no existía en tu universo, un lunes en el cual te presentía, te sabía próxima a mi vida, solo que ignoraba cuál efímera serías... Sin lugar a dudas eres el más hermoso desastre que ha tocado mi corazón y como tal no hilo dos oraciones seguidas sin predecir que eres mi futuro, aunque luego me acusen de falso profeta... No consigo saber un segundo en el día sin tenerte en mi corazón y en mis pensamientos, lo cual me da una agonía placentera, un dejo de masoquismo aparece por mi vida.

¿Cómo te olvido, si lo primero que hice al conocerte fue prometer que jamás te olvidaría? Y no acostumbro romper este tipo de promesas... Y no, no me digas que no sentiste lo mismo, que no sentiste la buena química que hacemos los dos, que nos acompasamos a la perfección, que somos dualidad en una sola persona y alquimia que convierte lo mundano en extraordinario.

No, no te puedo y no podré olvidarte, podrán pasar muchos años, pero yo sé que estaré esperando tu corazón, porque si no fuera por los pequeños detalles de la vida, tu serías mi mujer, y yo sería tu hombre, el uno del otro, solo que llegamos como siempre, tarde a nuestra cita... Es momento de apartarme, de comenzar mi aislamiento y esperar que vivas lo que tengas que vivir, que aprendas lo que por ley y decreto divino debes de aprender, que conozcas lo que tengas que conocer, para cuando llegue el momento, me invoques y yo estaré listo para ti... Dejo lo que esté, donde esté por ti.

Héctor Eduardo.

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