Saturday, January 23, 2016

Delirio.

Estoy agotado... El doctor me ha diagnosticado un raro síntoma de infección, nada que no cure un poco de reposo y comer en horas que sean decentes. El dilema de dicho diagnóstico no es comer precisamente en horas correspondientes a la de probar el bocado, sino que qué es lo que ingestamos para vivir. Por un lado, un compendio empaquetado de galletas con agua, por otro lado, de comida principal un emparedado empaquetado (parece trabalenguas) de tienda de autoservicio con una bolsa de frituras... No sé, pero el médico (término correcto a quien estudió medicina, porque el doctor puede aplicar en todas las áreas de la ciencia, siempre y cuando se estudie un doctorado) me acierta a decir "uno busca, en muchas ocasiones, su propia autodestrucción'', y si, dio certero en el blanco, pues cuando no se tiene un norte, un camino que allanar, y solo se sienten en el interior la palabras tristes de todos los recuerdos, es cuando se enciende la luz en el tablero de nuestras calamidades y entonces cobra forma física, forma de enfermedad.

... Han pasado tres horas desde que escribí el párrafo anterior, en definitiva el medicamento no surte el efecto esperado, solo me ha dado mareos y la fiebre parece que sigue vigente, no sé, tengo que tener un poco de paciencia, al menos eso dicen, paciencia a que los fármacos invadan mi cuerpo y comiencen la batalla de las batallas, la puja por ver quien se coronará con el bastión de mi organismo... Mientras tanto, aprovecho para darle forma a esta sinfonía de letras ensimismadas, para que parezca un digno museo de palabras y contenido, pues cuando uno tiene mellado alguno de los sentidos, es mucho más complicado encadenar ideas y seguir un patrón que tenga sentido en lo que se dice.

Dentro de mis alucinaciones, hubo una que me hizo mucho ruido. En ella había un caballo, un coyote y un búho; el caballo se negaba a que lo montara, se volvía cada vez mas bronco por mis intentos; el coyote me seguía a donde fuere, pero con intensiones subnormales de atacarme a la primera de cambio, y  el búho, el búho se limitaba solo a verme... Llegué a una población, estilo cherokee en donde el líder me interpretó tan fastidiosa aparición; "El caballo, me dijo, representa los intentos que has hecho por conseguir la felicidad, el coyote, son tus temores que vienen de cerca y no te han dejado liberar tus miedos y conseguir lo que deseas y el búho no es otra cosa que la gente que ha estado a lo largo de toda tu vida, para bien o para mal, a la expectativa de los pasos que des ¿Cómo puedes domar al caballo?, sencillo, deja de perseguirlo, limítate a ver su movimiento, a seducirlo con la no acción y solo él se acercará por su interés natural ante lo enigmático, igual en la vida sucede, si forzas las cosas, éstas se estropearán. Del coyote no debes de huir, ni correr porque te alcanzará y te devorará, debes confrontarlo y resolverlo, como se resuelven los problemas, las situaciones a las que nos enfrentamos día a día... Y del búho, al búho debes admirarlo y venerarlo, debes entender que el búho es todo aquel que te sabe, que te siente, que has tocado con la magia de la vida y que te ha dado lo mejor de si, el búho es la fortaleza, el cimiento del castillo, la roca de la cual parte tu existir, pues sin el búho no habría registro de tu vida, no habría  evidencia de tu existencia, tu ser y no ser se fusionarían y eclosionarías en una paradoja de no existir". 

Delirio o no, creo que el ver visiones con mensajes atraídos desde una supra consciencia nos hace reflexionar por muchos motivos, por diversas formas... Es por ello que te quiero agradecer, esperando me leas, todo lo mucho o lo poco que hemos vivido tú y yo, créeme que intentaré enfrentar al coyote, entenderme con el caballo, pero más que nada, venerar al búho, porque sin el búho, para bien o para mal, yo no sería quien creo que soy, y creo que soy simplemente un tipo de bien y que vive (o muere diariamente) enamorado de un amor, de momento imposible, pero que me ha hecho sentir más vivo que el mar muerto...

Héctor Eduardo.

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