Thursday, January 28, 2016

Chismografo.

Y hace mucho frío... A decir verdad, y científicamente hablando, el frío es la ausencia de calor ¿?, bueno, al menos fue de las pocas lecciones que aprendí en la materia de Física en tercer semestre en preparatoria... En fín.

Hoy no sé de qué escribir, ya que mi vida está enmudecida. Estoy pasando un otoño de llanto, pensando solo en tus ojos, en tus palabras y en tu piel. Estoy estacionado en el eterno octubre, con la caída de las hojas de los árboles pensando en nuestro cada vez menos cercano reencuentro... Pasando por todas las etapas para superar este sentir, desde la negación, la ira, la resignación y hoy me encuentro sumido en la frontera de la aceptación y la depresión... Hoy acepto que ya no estás aquí, que mi vida debe de proseguir con su camino, como seguramente continuarás tú el tuyo... Eso es depresivo, porque en la unión de dos personas, que en el menor grado, en el peor escenario, se quieren, no deberían permanecer distantes, pero esa es la única realidad... Tierra de por medio, tierra que nos apresa y nos roba el oxígeno... Que nos mata.

Cambiaré drásticamente de tema, pues no tiene sentido seguir inmerso en las mismas calamidades de siempre... Hoy reencontré en una gaveta un antiguo tesoro de mi infancia, el cual delata las vivencias de un chico, en primera instancia tímido y posteriormente en transición a lo que hoy en día he llegado a no ser. El "tesoro", por llamarlo de algún modo, no es otra cosa que una publicación escolar interna, escrita con máquina de esas que ya no existen y el objetivo de la misma, no fue otro que exhibir chismes ocasionales de la época... En el mismo aparece mi nombre plasmado en varios de sus renglones, lo más curioso del asunto, es que en todos me ligan con las muchachas "populares" del grupo, claro está, haciéndoles mofa a ellas con un sujeto como yo. De entre toda la maraña de compañeras, recordé a una, una en particular que siempre me hablaba y me buscaba, ella no era de las populares, "popularidad" concepto tan ambiguo y superficial que jamás me ha llamado la atención. Ella era del apartado de los intelectoides, pero con el toque de excelsa belleza (¿alguna similitud con vos?), me cansé una y otra vez de apartarla de mi camino, en el automático mecanismo de defensa, de estar siempre a la defensiva, jamás caché que el motivo de ella era genuino, me escribía cartas, me arrebataba la libreta y me hacía, literalmente, mi tarea (yo siempre fue del grupo "N", No trabaja, No hace tareas, No copia, No platica, No se mete con nadie, etc.) y ella en muchas ocasiones me lo dijo, textualmente se me declaró, a lo cual yo colapsaba y optaba por retirarme del lugar, pero no era porque no me atrayera, sino más bien, por la timorata actitud que en mi reinaba, y que viéndolo en retrospectiva, sigue imperando en mi. Estos eventos fueron en primer y segundo grado, cuando en tercer grado cambié de "mentalidad", y más cuando la vi muy allegada a otro compañero del grupo, me dije "vamos a intentarle", pero el tiempo y la vida, como siempre, fiel a su estilo, me hicieron llegar una semana con retraso, ella ya tenía una semana de novia con este otro amigo, y pues solo me quedó quedarme en la avenida, con las flores marchitas y viendo como se alejaron mis oportunidades que jamás aproveché...

Esos recuerdos vinieron ahorita que escruté ese viejo "diario", y aun siento en mis sentidos, el olor a tierra mojada de aquellos días, cuando apenas tendría catorce, y hoy, con la semblanza de ver hacía atrás, considero que no debí esperar, debí actuar antes, solo que me ganó el parsimonioso instinto de cobardía, cual como me ha sucedido hoy, aquí, en esta historia que tu y yo vivimos.

Héctor Eduardo.

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