Ley Marcial.

Hasta los cuadros se lamentan de tu partida, han socavado poco a poco sin que se note su protesta y su huelga debido a que extrañan lo suave de tus manos acomodándolos para cumplir con su trabajo. Esos tirajes son sabios, hacen marcha con pancartas de tu lejanía, nos someten a un rayo luminoso que no sirve de mucho sin tu alegría que los extienda hasta los confines de nuestro corazón. Letanía paulatina, ocaso perdido de tus arrebatos y manías que tanto les gustan y tanto añoran.

Las columnas informativas saben que ya no estás para mimarlas, que ya no estás para dedicarles de tu atención y cuidados. Anotan información de tristeza y jirones de melancolía porque se percatan abandonadas sin tu compañía. Privadas de tu frescura matinal y tu calidez en tu tararear tus tintineos que nadie entiende pero llegan al corazón.

Su rebelión rebasa las hordas mecánicas del día a día, extrañan tu perfume de mil rosas y eso les hace perder la cabeza, son sometidas a tu distancia y a tu tiempo, esclavizadas a la soledad del vacío que pasa sin tu venia, sin tu guía que las mantenga a raya y en armonía, adheridas sin chistar y confinadas a una sola misión que hoy ya no existe, cuidarte del rey sol. 

Es una ley Marcial la que se vive sin ti, sin tus suspiros por los mensajes tristes, sin ti, sin tus palabrerías que proliferas para ti sola, como un monólogo introvertido que expone su brillantez y sus emociones no controlados. Una ley Marcial que no permite siquiera un espacio a los segundos para que estemos sin pensar en ti, sin extrañarte por lo menos por un instante. Sin dejar de recordar las vivencias mas artísticas que nos regalaste, fue un solo mes, pero fue toda una vida.

Es una ley Marcial que nos consume y nos entierra vivos en esta vida en que tú ya no te encuentras.

Te extraño mucho y Te amo más.

Héctor Eduardo.