Hoy me desayuné un Croissant en tu honor, fue como si me trasladara a ti y degustara tus sentidos, como si sintiera en el desayuno una pizca de ti, de tus gustos. Las galletas con bombón también fueron el núcleo de mis arrebatos mentales de pensar en ti, en tus manos ¿Te han dicho alguna vez que tienes unas manos tan hermosas? Como creadora de milagros y de universos, como si fueses Dios mismo quien te delinea los surcos de tus dedos y tus preciosas uñas. Espiritualidad y humanismo, fiel reflejo de tu realidad, fiel reflejo de tu proyección diaria... Y le doy otro mordisco al Croissant.
No sé si se pretende por estas líneas sostener una parábola en donde el contenido constante, el eterno comparativo de los milagros, eventos, hechos y escenarios más hermosos del mundo o de la vida, a ti Mar, te involucra, que eres y por mucho superas esos esquemas típicos que ya he mencionado tanto en este y otros pergaminos. No sé si tanta melancolía es producto de extrañar lo que no existe, a futuro, claro está, o bien de anhelar que ya llegue el momento de una reinvención mutua en donde hayas purificado tus spaguetti's o bien desenredado tu paz ¿o era al revés?, bueno, el punto es que mis noches ya no son igual que antes, supongo que las tuyas, en menor grado tampoco lo son, y las mañanas son mil mañanas, un ejemplo; hace como tres horas vi el reloj y apenas han transcurrido cinco minutos, y esto se aplica al campo de las nostalgias o bien de las tristezas a ti, producto de la relatividad del tiempo sin ti, sin tu mirada apuntándome al alma, sin tus labios seductores invitándome a que los secuestre y haga míos, sin tu amistad que es transparente como agua cristalina y tu ternura para dar obsequiar con ese tino irrefutable de gracia y espontaneidad...
... Una galleta, de esas, si ándale, de las que llevan nombre de mujer y que te gusta tanto diluir y moler con leche, esa galleta me he atrevido a usurpar hoy, complemento exquisito para el malogrado Croissant, la galleta, mmm estaba bien, sin embargo, ninguna galleta, como aquella que me diste directo a probar, espero y la recuerdes, cuando yo sumido en mi pesar, me dijiste "tranquilo" y la tome con mis labios, directo de tu mano... Juro que fue el elixir exacto y preciso a mi envenenamiento corporeo de ese instante y jamás, ninguna galleta será como la galleta esa, si, un pedacito, pero que le dio un gramo de fe a mi corazón.
El café en tu honor, con sus tres tapitas azules y sus dos de azúcar, realmente un estimulante muy preciso, muy confinado a quienes padecemos resaca de tanto duelo y tanto temor. Seguro estoy que a tu preparación no le falta nada, debe estar calibrada a tus gustos, como néctar del olimpo, a tus gustos de amazona que con solo ver se comprende la excelsa cosecha de tu corazón, la mía es un verdadero desastre, no conozco el ritual y el ritmo de apostillarle sus complementos, pero sin duda es lo más cercano a vivir la experiencia de tu paladar.... Años sin café, y hoy a tus gustos no me pude resistir
El desayuno fue agradable, me trasladé a ti, a tus sentidos, pude vivir la pesquisa de un Hoy consumado con tu yo no etéreo, sin embargo, nada comparado con la mágica sencillez de verte conmigo, platicando cosas banales o muy completas, pero junto a ti, que al fin de cuentas... Es la razón de mi existir.
Héctor Eduardo.
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