Tuesday, January 19, 2016

Diecinueves de Enero.

Hay algo en este día que simboliza muchas de las razones de mi existencia. El diecinueve de enero ha sido siempre sagrado en mi corazón, por aquel de hace ya tan lejana ocasión, y hoy, un diecinueve de enero más, vuelve a ser especial, pero por el contrapeso de esa balanza, de la felicidad absoluta al frío absoluto... El ying y el yang siempre se hacen presentes y este escenario es el que vivo en mi corazón.

He vuelto a sacar la guitarra de su roído estuche, afinando sus desvencijadas cuerdas, de la uña mejor ni hablamos, no recuerdo cuándo la extravié... no recuerdo si alguna vez tuve una, y me permito un ligero ensayo que suena más a un chillido de rata, que la armoniosa acústica que emane de ella, tengo que recuperar el toque, un par de ensayos y afinaciones más, bastarán para retomar el viejo estilo... Se me vienen los recuerdos aquellos, de las reuniones preparatorianas, cuando con solo una lira se amenizaba el momento, canciones de la época, sinceramente no eran mis favoritas, se entonaban al unisono, las voces de ellas, las chicas del grupo y ellos, los rudos del equipo cantaban las cursis melodías acompañadas por la guitarra y mis berridos... Hoy lo he vuelto a hacer, no sé desde cuándo, pero algo bueno salió.

...Ese día, el diecinueve de enero, recuerdo que fue cuando los conocí, fui presentado en sociedad ante "El Patriarca", todo un portento de señor, chapado al estilo de los antiguos capataces, y si, era el cumpleaños de ella, cayó en día sábado y ante tanta tensión quedé paralizado de toda articulación. El ambiente era muy agradable, departía "mi familia" nueva entre todos ellos, como si se conocieran de toda la vida... Y lo cierto es que se conocían, literalmente, de toda la vida. Más yo era el extraño, el animal de circo, el que siempre huele mal, el que siempre atrae miradas o de desprecio o de lástima, y creo que salvo ella, nadie más cruzaba palabra conmigo, por un momento creí tener algún tipo de enfermedad de índole contagiosa, algo así como lepra o parvo virus, pero no, simplemente no había entrado al círculo, como creo que nunca entré, y era apartado por la ley de selección natural de las familias...

La razón de la comedia interna que llevo en este momento, de la gran frustración y ansiedad es precisamente porque no sé qué hacer, mientras toco la guitarra y le hago al falso compositor (le di vida a una pieza que particularmente me gustó mucho, pensada en ti), me dan vuelta y vuelta tus palabras, o más bien, tus textos, tu confesión o mi mal interpretación, porque si fue mi mal interpretación ante la abstracción de tus palabras, no hay más que hacer, todo está perdido y solo debo limitarme a escribir y ensayar, hasta que se me termine el aire y se me duerman para siempre los sentidos, sin embargo, si tus líneas, en donde me dices  que yo te gusto, son eso, yo te gusto, existe el cielo por límite y no te voy a perder, lucharé hasta al cansancio, enfrentaré gigantes de mil cabezas, batallaré contra quien se atraviese en nuestro camino y lo derrotaré, sin dudarlo debo de ir por ti, debo aparecerme en la esquina de tu casa y esperar y esperar y esperar hasta que mi valentía sea tu morada, hasta que cruces el umbral de tu puerta y entonces correr hasta tu encuentro, mirarte a los ojos y que me mires y me viertas cara a cara que ya no quieres saber más de mi, si lo logras conseguir, entonces me retiro y no vuelvo a aparecer, pero si por el contrario... Ahí comienza una historia... Tu serás Dios para mi.

...Entonces llegó el menú, aun la recuerdo a ella, tan radiante y bella, con sus palabras "es pollo del kf (omitimos publicidad innecesaria), sazonado con la receta secreta, pero asado al carbón, te va a gustar", la idea, a pesar de lo poco ortodoxa, sonaba interesante, atrevida y me dije a mi mismo qué por qué no, degusté un par de piernas y un muslo de pollo frito que no era frito, sino asado... Pero entonces llegó el momento que me hará recordar por siempre esa mágica tarde memorable, en compañía de todos los personajes de la ficción real que es la vida:

Héctor Eduardo.

No comments: