Te regalo peces vivos del mar muerto, mis carencias y toda mi abundancia... Te regalo un quijote y un molino, y un rebaño de besos que dan frío.
Seca las lágrimas de tu llanto, en el pañuelo que te sosiega mi corazón...
Toca con tu mando de cielo, un poco la ternura de mis sentimientos... Anda ve, que yo siempre te esperaré.
... Camina descalza entre mis angustias, que yo tejeré edredones que cobijen tus alegrías.
... Aceptémoslo, te gusto y me gustas, te quiero y me quieres, te amo y me amas ¿Ves qué simple es el amor? Ven y hagamos locuras para rendirle un merecido tributo.
Piensa en los arrebatos que te alejan en el horizonte... La distancia se mide en recuerdos y no en tiempos, y yo siempre recuerdo cuando te robé un beso.
De tanto platicar nuestras historias, hasta Dios se sabe nuestro cuento... Es curioso, que Él salga en este verso, pues hablar de Él y de ti es redundar.
Las estrellas que brillan en el cielo llevan por grupo constelaciones... Pero solas, todas ellas llevan tu nombre.
Toma de mis manos cada uno de mis dedos, en ellos encontrarás amor, ternura, pasión, deseo, sueños, lealtad, nobleza, protección, cobijo y el mundo entero.
Siempre seré tu eterno enamorado, aunque me veas lejano, con la mirada perdida... Es porque te estoy viendo con el alma en carne viva.
Te amo Mar, por la simple razón de que te amo... No hay más por dónde buscarle.
Héctor Eduardo.
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