... Hoy la volví a pensar, como resultante de ver una chivita loca, atravesarse en mi camino, un poco más y no cuenta más un día en ese mismo camino, pues saltó de su barda, como si estuviera loca, como si estuviera contenta, como si estuviera loca, como si estuviera muy contenta... Pero se dirigió hacía mi; y me sorprendí y me detuve, me frené en seco, me estrellé en contra de la inercia, como delatando las leyes universales de la física, de continuar un ritmo que en principio no lleva inicio, solo para bajarme del vehículo y acariciar a esa chivita; y en sus berridos y sus relinches, se me acercaba ¿Y no debería dejar de seguirme? ¿Qué no se supone que deben tener cautela, la misma que la madre naturaleza les ha concedido?
Solo dije entre el murmullo del viento, por estar en un paraje lejano, en la soledad del campo, exclamé entre dientes, como platicando con el pequeño cabrito "yo sé de alguien que sería muy feliz de acariciarte y escuchar tus gritos, pequeño, regresa al corral porque te van a atropellar". Sensación jamás antes vivida, invocarle cuando no debía pensar más en ella, como jugarreta cruel de la vida, trayéndome una experiencia que haga vivirla, abrazando solo el espacio vacío de su cuerpo, y tomando la nada, el aire en donde soplaría el mover de sus dedos y su mano acariciando mi mano.
Le regresé a su lugar al pequeño animalito, y creo que en el contacto con las pequeñas grandes cosas, es como puedo suturar esta costura, que por principio de cuentas, lleva su nombre tejido, pero cuando mi nueva forma de pensar se contrapone con la de sentir, conlleva un conflicto existencial, que no me deja ni avanzar ni retroceder, solo quedarme a la mitad; como esa chivita, como esa cabrita que no sabía ni a donde ir. Tan identificado en matiz, como en situación, en medio de la nada, como me encuentro yo, esperando que un buen día, ella llegue a mi estancia varada, detenga su marcha, se acerque a mi, me tome entre sus manos, y me lleve a un refugio, en donde pueda siempre permanecer con bien, en sus brazos y con feliz porvenir...
La Pequeña que casi me hace recordarla... |
Héctor.
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