Sunday, February 14, 2016

Un Lejano San Valentín (Carta No. 6)

A Catorce de Febrero, día especial para celebrar con la silueta de tu compañía.

Mar;

De verdad espero que estas líneas lleguen a tus ojos, ya sea por el medio que ambos conocemos o por el método que se ha utilizado por muchos años... Hoy es un domingo muy especial, es catorce de febrero, y simplemente quise ofrendar un poco de lo mucho que tengo guardado en el corazón, y que se debe de liberar gradualmente, gota a gota, quedo, tan quedo como el fresco sereno, como olla de presión, evitando la combustión... Espero y perdones el arrebato y el atrevimiento del presente para ti.

Versando un poco de historia, como ya habrás leído, el Catorce de febrero nace a partir de una prohibición, y un cura rebelde, subversivo, que celebró bodas en secreto, el nombre de dicho apóstol; Valentín... Bueno, retomando el tema; No dejo de extrañarte, al punto que a veces ni recuerdo de que yo mismo existo. Mi corazón se ha tornado mi cruel compañero de cuarto y no hace más que fastidiar mis noches de calma, con el ruido del estridente conteo de tu nombre, en una y otra ocasión... He tomado algunos analgésicos y otros antidepresivos, pero me percato que el mejor remedio para mis noches de insomnio, es el jarabe de tu amor.

Ya por las mañanas, cada vez es mayor el esfuerzo por acudir a mis rutinas al aire libre, me envuelve una densa pereza que no me hace más que remitirme a tus recuerdos y extrañar como nunca la calidez de tus palabras, la dulzura de tus ojos cuando me mirabas y tu sonrisa, cautiva para cualquiera que no notara que era la antesala de la gloria, el encuentro con la dicha y la miel que le da sentido y sabor a la vida... Puedo llegar a alejarme años y siglos enteros, pero jamás me alejaré del hermoso recuerdo que me viene tras tu sonrisa y tus ojos apuntando a mi alma, con el hermoso estertor que me ha producido la electrizante capacidad que tienes para entregar amor.

... En los días normales, acudo comúnmente a mis actividades rutinarias, las cuales, hoy en las "nuevas" ubicaciones, ya no le dan sentido a nada, antes, como ya alguna vez mencioné, veneraba el suelo que pisaste alguna vez, pues aun percibía tu perfume,  con su rocío que me remitía a tus andares en los pasillos, en la oficina y en los caminos que ambos allanábamos; hoy ya no queda nada de eso, no puedo trasladar tu aroma y tu esencia de puerta en puerta, de sitio en sitio como si con un recipiente pudiera encajuelar tu fragancia y tus recuerdos. No puedo tener melancolías en pasillos en donde no deambulaste emanando tu belleza y tu toque de misterio que siempre ha sido mi más cautivo fanatismo... El fantasma de mi gran vicio. No puedo sentir en paz este vacío que me consume, debido a que hay tantas personas en tan reducido espacio, que cuando apenas tengo mi nostalgia favorita de tus recuerdos, me llega el ruido o la interrupción, perdiendo el hilo de mis pensamientos y tengo que recapitular y recomenzar de nuevo. No puedo siquiera imaginarte, porque para imaginarte, requiero un recuerdo tuyo en esta nueva osamenta de concreto, y al quedarme en blancos de los mismos, me alejo completamente de ti, por algunos momentos, hasta que te encuentro de nuevo, en el aislamiento de mis soledades, cuando sopla el viento y solo me enfoco en recordar tu cara, tus hermosas manos y tus mejillas de queso.

Ya por las tardes, recurro a la noche como escapatoria de mis manías de pensarte, de mis manías de recordarte plena, completamente infinita a tus pensamientos y sueños, como un cometa que no deja rastro ni estela, solo una gran sensación de incertidumbre por haberme salpicado de sus cargas de amor, enigma y dulzura... Mi mecanismo de olvido consiste en escribirte más y más, en recordarte para olvidarte, pero he llegado ha sospechar que mi afán de no acordarme, es lo que me tiene tan enfermo de tus recuerdos... Me canso tanto en los recuerdos, que solo me quedo en vilo, esperando que se me pasen, algo parecido a un resfriado, que se cura conteniendo el virus con medicamento; el asunto es, que tu recuerdo aun no sé cómo se cura, si con medicina no funciona y con la respiración guardada menos, no entiendo cómo le haré para no recordar un poco más de tus facciones tan bellas, de tus palabras tan emotivas, de tu perfil de sirena y de tus cuencas y bahías de Afrodita. No sé si mi Mar se encuentra en calma o es por tu alto oleaje que aun no recibo la armonía de descansar, pero el sueño, sabio como solo él lo sabe, me vence y termino por dormitar y dormir, soñando con los días aquellos, con los días en que te conocí... Soñando con tu mirada sensual y con el hermoso sueño de alguna vez, volverte a encontrar.

En la versión en papel, que debe de llegarte junto con los pétalos, no vendrá nada de nuestros besos, no vendrá nada de nuestras caricias, ni siquiera algunas partes del texto (digamos que esta es la versión extendida), comprendiendo a la perfección los asuntos de privacidad. No conozco los límites que puedas llegar a tener, si alguien más lee lo que te escribo, pudieras pasar un mal rato, no pretendo eso, no pretendo nada, solo entregarte un símbolo de mi amor, por ello mismo omito todo, verso con respeto, y entono solo  palabras de amor, de un fan enamorado, de alguien que solo anhela, de alguien sin dedos para tocar, solo para escribir, así como me encuentro sin ti... Si alguien te mira extraño y es consecuencia de que leyó mis líneas físicas, solo di que soy un loquito que no te quitabas de encima, un perdido en vida que cometió el delito de enamorarse de la mujer prohibida, que transgredió tu confianza porque solo le entregabas amistad y él (osea yo) lo confundió con algo más que amor... Niega lo que vivimos, niega nuestros besos, nuestra pasión, nuestros suspiros, nuestro breve, pero muy bello y eterno romance. Niega cuánto te amo y cuánto he sacrificado y sufrido por demostrarte todo mi amor, en el bosque de mi hermitaño retiro. Niega mi fuerza de voluntad que es más fuerte que mis deseos de amarte más y más. Niega que en este catorce de febrero no estoy en soledad, que me encuentro contigo, a tu lado, pero solo que no me puedes mirar.

Héctor.

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