Sunday, February 21, 2016

Si te Volviera a ver (Carta No.7)

Veintiuno del mes del amor... Del mes en que me perdí.


Hola Mar;

En la presente misiva, primero que nada, deseo saludar a tu recuerdo, deseo extenderle un fuerte abrazo a tu fatigada fragancia que perfuma cada una de mis mañanas, cuando me detengo y medito un poco sobre tu ahora, sobre tu hoy que vives cada día... Deseo darte un fuerte abrazo a ti, querida mía. 

Nunca antes pensé en qué sería lo primero que haré si te volviera a ver, sinceramente, diría que sería darte ese afectuoso y emotivo abrazo, tanto te prensaría en mi cuerpo y pudiera tener consecuencias de hospital... Pero ya, en la certeza de mi ahogada existencia, creyendo conocerme un poco, preciso que no sabría que hacer, me colapsaría y entraría en un coma inducido; de felicidad, de nervio, de temor, de frío y calor... me colapsaría de ti.

¿Por qué aseguro mi reacción en caos ante tu presencia? Sencillo de explicarlo, porque he entrenado tanto tu ausencia que ante la madeja de palabras para pronunciarte estando aquí, frente a mi, la sangre me subiría de golpe al corazón y mi mente entraría en crisis, orbitando mis ojos fuera de tu enfoque y en el estadío de reiniciar mi sistema nervioso central. Toda esta sintomatología, a causa derivada de tanta expectativa de volver a verte, de tanto desear ese momento, pero a su vez, tanto temerlo, porque sin saber el motivo del encuentro, mi mente dramaturga se iría por el pasaje oscuro y encendería las velas de la precaución... Cuando no alcanzo a dimensionar que eres luz, siempre luz y no hay espacio en ti, que habite para dar un momento de sombras.

... En este periodo, del celibato de tus ojos, he aprendido a ver cosas distintas, he magnificado que la vida sigue su rumbo, a pesar de las dolencias del cuerpo y de la mente, he comprendido que todo lo que pasa, pasa precisamente en este momento, siglos de siglos y solo en el presente ocurren los hechos, solo en el presente ocurres para mi.

Lo que es una realidad, es que si te volviera ver, te festejaría todos tus argumentos de vida, no apartaría mi mirada de la tuya mientras hablaras, tomaríamos una nieve del sabor que tu prefieras y caminaríamos sin dirección, hacía la nada, hacía el todo, escuchando tu historia y reconociendo de nuevo tus caminos. Si te volviera a ver, me encontrarías un poco cambiado, con una tos de cigarro de tanto inhalar tu ausencia en ayunas, y con un congestionamiento nasal de tanto contener el llanto desde tu partida... Notarías un grisáceo más pronunciado en mi cabello, señal de las angustias auto infligidas y un dejo mayor de seriedad que me ha conquistado, el reto total a vencer por parte mía.

Si te volviera a ver, te llevaría a recorrer la playa, caminar sobre la arena, mientras la olas nos mojan los píes, en su entramada lucha por conquistar tierra, pero regresando siempre por su propia senda... Presentaría a tus caracoles con los caracoles que ahí aniden y veríamos el atardecer enfocados en platicarnos historias nuestras, de nuestro pasado, conociendo el posible futuro, aunque fuese por unos minutos... Y enamorarnos de nuestra mutua presencia.

Pero la realidad es que nuestro presente es el uno sin el otro, donde actualmente, en domingo, me siento a escribir para solo ver transcurrir los minutos y matar un poco más del día, para volver a enredarme en el trabajo, esa mediática distracción que sustrae momentáneamente mis pensamientos de ti, como placebo de mis recuerdos de ti, y así, sucesivamente, desde aquel ocho de enero hasta hoy veintiuno de febrero, ya han transcurrido cuarenta y cuatro días sin verte, todo un martirio de tiempo, toda una distancia tortuosa de sufrimiento... Como un abrir y cerrar de ojos, sin tener tus ojos de cielo mirándome por el reflejo del monitor, que acompasa las pulsaciones de mi vida.

Por ello es que toma mayor magnificencia el pedirte que tomes mi tiempo, porque tomando mi tiempo y mi vida, es como dejo mi melancolía, es como mi albedrío deja de ser esclavo de la libertad de pensarte y entramos en la fase de automatizar mis emociones y mis sentidos, solo esperando en que llegues a mi, y de ese modo ya no soñar más contigo, ya no fantasear en el mismo mundo, ya no estrellarme con la utópica fábula de tu amor para mi... Porque teniendo mi tiempo en ti, ya serás mi realidad y los sueños, las fantasías, las fábulas, todas las crearé en tu honor, las materializaré y serán nuestra vida para los dos... viviendo en absoluto amor.

Por último, te confirmo, que si te volviera a ver, y después del abrazo, ya sea en el amanecer o en el atardecer... No me cansaría de besarte hasta los píes entregándote todo mi querer... Hasta luego.

Héctor.

P. D. Si te volviera a ver... Te entregaría para siempre todo mi ser.

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