Te encontraré en el viaje que tengo a través del tiempo... Te siento tan cercana, tan pegada a mi, que si te explico lo que somos, no alcanzaría el verbo entero para emigrarte cada grito en forma de palabra de lo tanto que tengo en mi de tu piel... Beso a beso nos dimos un respiro, hicimos una transfusión de almas en esa habitación, emprendimos el vuelo de tanto cariño y tanta pasión, como volando en el tiempo, recorriendo cada jilguero en su viaje de estación.
En tus recuerdos me traslado a nuestro breve tiempo, cuando aquel jadeo denunció que tus excusas son transparentes a mis ojos, cuando tu intranquilidad se sosegó con mis abrazos y cuando te pregunté tu años, eliminamos al tiempo de nuestro lienzo celestial... Al cabo de las horas, que no son otra cosa que el tiempo oscuro de tu ausente, bailamos una canción en esa alcoba, danzamos piel adentro de nuestros sentimientos, coincidimos al beso en el mismo encuentro, le presentamos la caricia a tu cuerpo y a mis manos tu deseo, intermediamos en un poco tiempo, entre un pasaje breve y el eterno momento... Nos amamos, pero por el tiempo, todo se fue al olvido, quedó en el despeñadero de la poca fantasía de solo pensar en ti, de la costumbre de ver el reloj transcurrir con su largo tiempo, sabiendo que no me quieres más... Que colgarás el teléfono si te llamo un día, dejando el silencio de mi cansado corazón, perdido en su anhelo por volver a escuchar tu hermosa voz.
Por ti dejaría al tiempo mismo, dejaría todo para hacerte feliz, al tiempo lo encerraría en la soledad de la ciudad... Pareciera fácil olvidar, pero no es así, el tiempo inclemente como nadie, sabe que en la lejanía de tu vida, quien sabe que vida llevaré, pero siempre, dejaré un rastro del amor que te profesé en esta vida, en esa habitación, marcado con letras pequeñas, lo gigante que es tu amor... Mucha pasión encerrada en esos muros, mucho cariño diluyéndose en el tiempo, solo las hojas de los cerezos cayendo en mi parco cuerpo, como gotas de cascada goteando en mi piel, como llanto que rocío en tu ayer, contrastando con tu palidez que me invita a volver a sentir tu piel....
Solo le pido al tiempo el deseo de ver en la extensión de nuestras vidas, que seas la dicha y la felicidad, que contrario a mi tristeza, y a mi consumado acto de agonizar día con día, sea el edicto de declarar tu vida en singular alegría... Facultado de escribir canciones que nunca cantaré, de versar poemas que en el otoño de tanto llanto, nunca te leeré, incomprendido en este tiempo y esperando que esta lágrima mía seque cualquier lágrima tuya... Que una sonrisa tuya, dure para siempre, que trascienda todo el tiempo suficiente, y pueda en las noches claras iluminarnos en la lejana distancia de abrazarnos con el corazón, solo tocándonos la fe y que la madrugada se diluya, con el precioso tiempo de tu amanecer para siempre y eterno, en el tiempo de los dos...
Héctor.
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