Monday, February 08, 2016

Encima de tu Piel.

En resumidas cuentas, entre mis pensamientos y mis sentimientos, inmortalizamos tus mejores momentos para coleccionarlos en mi almohada, en mis sueños y en mis amaneceres... Cómo deseo poder estar a tu lado y demostrarte cuánto es lo mucho que te deseo, demostrarte que tú, humana y yo humano somos hechos el uno al modo del otro, que mis caricias se amoldan al ritmo del movimiento de tus caderas, y que mis besos son ensayados exclusivamente para acoplarse con el tamaño de tus pechos, de tus hermosos pechos que llevo siempre en mis recuerdos, y quedarme ahí varado, encallado sin margen de movimiento, sin la opción siquiera de desviarme de alguno de ellos.

Pienso en buscarte de noche, para sorprender a tu sorprendida inconsciencia, besarte los labios, morder cada uno de tus morros apasionado, consintiendo que tus manos me tomen de mi cuello y yo con las mías recorrer tus muslos hasta llegar a los campos elíseos de mis deseos. Cogerte  de tu cintura, atrayéndote hacia mi, colgando en tus brazos más de mis besos almidonados, mientras aparto tu ropa interior, mientras nos quedamos piel con piel, surcándonos de emoción, explorar tus lunares que te hacen tan especial y con mis manos y tus manos jugar a conocernos más, a encontrarnos lo que no conocemos, a medir mis distancias y tus adentros, preámbulo de nuestra lucha, de entregarnos y cumplir nuestras fantasías y tener noches de sexo y amor, de caricias y jadeos, hacernos de los dos uno solo, un mundo entero.

Cómo deseo acampar encima de tu piel, mientras ambos nos fundimos en la pasión, fuego y miel, caricias húmedas con un toque de amor para los dos. Hacerte el amor y que me hagas el amor, siendo uno el otro y el otro siendo el uno, con gemidos y suspiros, con besos atrevidos, con mis manos explorando cada rincón de tus misterios y mis nariz palpando cada parte de tu interior, de tu aroma, mientras te bebo, como agua bendita, como agua de manantial, hasta que ambos alcancemos el éxtasis, el orgasmo de la vida, la culminación de nuestras pasiones en un estallido de celo y desenfreno, en una implosión capaz de crear mundos nuevos, con nuestras respiraciones ajetreadas, con nuestros cuerpos sudados, con nuestro amor detonado en la angustia de desearte mucho más y repetir el ciclo sin final, hasta el amanecer, y yo siguiendo encima de tu piel... Y cumplir con la promesa mía de aquella noche, que algún día amaneceríamos los dos juntos, en la misma cama, solo para platicarnos, solo para seguirnos amando.

Héctor.

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