Saturday, February 06, 2016

La Pureza de tus Besos.

Todos tenemos nuestros planes, todos tenemos un dejo de libertad de movimiento, se le llama libre albedrío... En esencia, escribo para ti, escribo para que tus hermosos ojos, tan bellos y lindos, entretengan algunos pocos segundos de tu tiempo... Las líneas que escribo, son el Coliseo de tus enfrentamientos... Logro colocar constelaciones de estrellas en tus sentidos, puedo colar al invierno en pleno viento de otoño por el mes de febrero, o simplemente, puedo demostrar con argumentos sólidos que tanto amor que te tengo, y te tendré, es arte y obra de una pureza majestuosa, tan puro, que ni siquiera tú misma lo puedes tener.

Dicen que el frío solo se combate con frío, o en este caso, un ente puro, al cien por ciento, solo puede ser arrodillado por otro del mismo calibre, y nada más puro y exquisito que la fuerza de un beso tuyo... Sincerando mis líneas, te confieso que no recuerdo cómo fue nuestro primer beso, porque tu estabas y yo estaba y de pronto, los dos ya nos estábamos... Perdidos en un elevado de besos y pasión, comprometidos en el acto de besarnos, en el mejor papel de nuestras vidas, en el meritorio placer de dejar al mundo a nuestros píes, para solo besar nuestros labios una y otra vez.

Recuerdo que la sensación que me dieron tus besos, fueron de una pureza infinita, de una sensación de tranquilidad y calma que no se ha comparado con nada, pero a su vez de una emoción y ganas de seguir y seguir, sin parar, continuando eternamente en la batalla de nuestros labios, en el choque de nuestros dientes y en los enredos de nuestros sentidos. Besarte ha sido lo más majestuoso y único por lo que he pasado, y en verdad, he besado otras bocas antes, pero nunca con la sensación de ansiedad, placer, paz y deseo de cuando nos dimos esos millones de besos... Porque besar y besarte son dos cosas distintas, son dos conjunciones de tiempos y presentes abstractos en situaciones, pero con pizcas de cielo en cada momento. Besar tus labios me elevó a la eternidad, y lo que no sabes es que guardé de la pureza de tus besos, para cuando deseé saborear un poco más de tu edén, te vuelvo a besar.

Héctor.

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