Saturday, February 13, 2016

Hablemos de Felicidad.

Y recordé  la mañana en que por última vez te vi... El saberte ahí, me hizo creer que los días eran para siempre, para mi hoguera y antes que mi angustia de perderte invadiera mis sentidos. Quisiera morder el Sol amor, por tanto frío que tengo, ya he sudado el miedo de tu partida amor, me encuentro en resignación, he pasado de la negación... Tengo muchas cosquillas en el alma de saberte ahí, en la distancia del hilo que nos une cuando me invade el buen humor, de solo recordar tus ojos de sirena y tus labios de frambuesa.

Eres la caricia que me araña, y que me sumerge en el profundo azul de tus mañanas; con solo recordar tus palabras, yo vuelo por el planeta entero, recorro en un instante tu universo, con los domingos de tus lunes, y las noches de tus amaneceres, ya sea de madrugada o por las tardes de tus rutinas espontáneas.

Quiero hacer noviembres en tus recuerdos, aunque aun sea febrero, regalándote rosas de perlas, en ramos de jazmines, con olor a azucenas. Que te aten con la esclavitud de mi gran amor que te libera y que te perfumen con la fragancia de la  felicidad y la plenitud de estar una vida entera con mi amor, un ratito en el verso de mis besos que riman tus prosas que me demuestran que alguna vez te importé y a su vez yo te adoré.

A pesar de que mi letra no se entienda, sabes bien lo que mi palabra te quiere entregar. Sabes bien que mis discursos son el mapa con el camino implícito para que llegues despacio a mi, costándonos respirar sin los dos, volviendo al llanto seco de nuestra dicha; un rato, un siglo, una eternidad, lo que te dicte tu voluntad, pero ya no huir sin saber bien donde estamos los dos, en la ausencia de los dos... Hazme regresar a tu lado, hazme que bese de nuevo tus manos, hazme que la tristeza inmensa desaparezca... Soy tu pulmón, tu suspiro, tu noche de abrigo, tu fresco y tu luna... Tu tasa de té.

No te pido amor incondicional, ni que bailemos juntos otro vals...  Solo te pido la llave de tu corazón, para ir en busca de ese amor, y remendar la felicidad... Te busco y huyo, planeo e intuyo tu cercanía y tus ratos de buen humor. Acepta la felicidad que de mi emana para ti, hablemos de felicidad, hablemos de ti, porque la felicidad se llama Mar y emerge totalmente de ti... ¿A dónde va tu corazón... Sin mi? ¿A dónde voy, sin saber si te voy a encontrar?

Héctor.


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