He tenido un día con mucho trajín, de arriba para abajo, con cansancio de tanto trabajo, de tanto enfocarme a lo que me deja el sustento diario... de tanto enfocarme y concentrarme en no pensar en ti; Encontré la posibilidad de encontrarte, quizás ya tarde, quizás en un desfase temporal, pero en el momento perfecto, en el momento ideal; intentaré explicarlo de un modo en que hasta yo mismo me pueda entender; si te hubiera encontrado antes, no hubiera sido posible, ambos sabemos porque, porque hay una connotación marcada de diferencias de tiempos, que el conocerte antes, es tan absurdo como inimaginable, sin embargo, el conocerte mucho después, no sé, en diez años más, es tan abstracto por el mismo tema, pero en este tenor, quien se queda fuera de la partida soy yo... Entonces, el momento ideal para conocerte, para encontrarte y cautivarme, fue perfecto, fue el ideal, Dios en sus tiempos sabios y precisos, te ubicó exactamente, me ubicó quirúrgicamente en ese cabal presente, que hoy es un pasado nublado, y me dio la pizca más exquisita de tu impresionante amor.
Te entrego mi vida, como formal ofrenda de recuerdo, te entrego mis alegrías y mis sueños, te entrego cada mañana de frío y cada margarita que figure en el firmamento... Pero siempre retendré para mi, cada uno de tus besos, cada sensación extrasensorial que se desató con la pasión de respirar tu interior y beber de tus deseos, me ha encumbrado a perpetuar tu estancia en mi pecho, en mi corazón que lleva siempre figurado tu nombre amor... Que lleva siempre tatuada tu sonrisa de bienvenida, así, como cuando me mirabas... Mar.
Héctor.
No comments:
Post a Comment