Jirones y rayones amorfos, continuos y poco espaciosos, como sendas que se pierden en el llano, como horizonte que se purga en la infinidad de lo que abarca la vista, así como cuando te abarcaba yo... Los códigos de expresión que entono para ti, no son más que garabatos de todo lo que un grafito desgastado provoca en su estado de melancolía omniosa, en el cero absoluto de su fría e inerte alma, plasmada en solo unos cuantos trazos sin sentido, pero con mucho contenido, que siempre se tienen que descifrar.
Mis garabatos son semblanzas que nublan las ideas, son pesquisas del rastro que tu amor dejó dentro de mi corazón, así como el remanso de tu bello deambular y tu sonrisa, son alabanzas tuyas, emanadas de tu luz, siempre de ti, y con la amalgama de mis escritos, fruto del corazón que te he entregado y que solo a ti te pertenece. Los garabatos que te edifico, son catedrales de sentimientos que erigen versos que con besos te rimo, son la muestra del amor que siento por ti, son la muestra de lo mucho que me importas y lo mucho que te quiero...
Garabatos de ternura, garabatos grabados en el llanto seco de mi pecho, y que exponen al mundo entero que no he muerto, que sigo el camino de no saber en dónde estás; esperando tu carta que no tiene principio ni final, solo las rayas delineadas de no decir todo y de decir nada... Garabatos que abstractan tu hermoso rostro y que lo maquillan con el rosa de tus mejillas, evidenciando el rubor que mis incoherencias en ti provocan. Garabatos que realzan en voz queda, casi murmurando mis líneas, en el tono de tu voz y tus labios, susurrando lo que te escribo, cuchicheando cada tenue caricia que te escribo...
En el tenor de estas líneas, entrego a tus ojos mis Garabatos de alegría, que son ilegibles ante el nervio de dictar palabras y palabras de tanto amor que te tengo... Soplos de inspirada cordura y ausencia de razón en cada Garabato que te regalo entre rosas y postales, entre letras y poemas, pero siempre pensado y pronunciados en tu honor, en tu hermoso recuerdo y en tu futuro eterno... mi amor.
Héctor.
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