Tuesday, February 09, 2016

Recordando tus Pensamientos.

Aquí, pensando en tus recuerdos, ¿O recordando tus pensamientos?, es enredoso ubicar exactamente cada uno de tus acertados tonos de piel, de tus precisos espacios entre poro y poro que definen tu anatomía exacta, tus formas tan femeninas y tu hermosa belleza que libra cualquier poema... Emito un edicto en honor a tus precisas cualidades de ninfa y hada de cuento y fábula, en donde el precursor de mis sentidos se ha apropiado de mi razonamiento y mis emociones, todo ello partiendo de pensar tus pensamientos, y recordar cada uno de tus recuerdos, recordando recordarme.

Recuerdo la forma en que pensabas, la forma en que amoldabas tus ideas a tus sueños, transgrediendo cada surco de coherencia y apego al plano real y concreto, pero con el impulso de la pasión de tu enorme corazón, ese que no te cabe en el pecho, idealizando objetivos que son tuyos y que admiro como si fueran míos, porque en la ingeniería del cielo, se asignó tu nombre para alcanzar mil estrellas y que los sueños e ideales, se conviertan en tangibilidad y realidad con certeza y apego... Cumple cada uno de tus sueños, partiendo de la premisa de actuar y tener mucha disciplina, aquellos que te digan que no puedes realizarlos, no te deben de inquietar, si ellos no hacen nada por alcanzar los suyos...

... Dentro de tantos recuerdos, recuerdo la forma en que pensabas que el tronar de mis articulaciones, me traerá consecuencias en un futuro, y yo, fiel a mi estilo, te conquistaba con evasivas o un sórdido beso que solo tú miraras y que nadie más se percatara... Oh cómo recuerdo tu reflejo en el monitor de la pantalla, haciendo como que no mirabas, pero mirando y sonriendo con una señal de negativa con tu cabeza, pero con tus ojos delatando que te encontrabas contenta y que mis coqueteos te sentaban en dicha y alegría, en el cielo de mis deseos, en la inmensidad de mi cariño... Y después de todo, lo culminaras comenzando a tronar tus propios dedos, creando la paradoja de tus hermosas historias.

... Recuerdo la forma en que atinabas a terminar cualquier controversia que te diera la razón, con el "touche" que tanto te caracteriza, que tanto determina que saliste avante, que fuiste victoriosa y coronada de la inmensa alegría que el dilema fue resuelto a tu favor y cualquier rebate a tu palabra, cual realeza dictamina, deberá ser castigado con un puntapié tuyo y un hermoso y bello 'te pasas'...

Un excelente desayuno este sufflé de tus recuerdos, una excelente forma de despertar en la mañana y continuar con la aturdida rutina de hacer que vivo, en la ausencia de tu cuerpo, de hacer que muero, viviendo con la comida que me da vivir en el ayuno de tus besos... En el eterno recordar de tus pensamientos.

Héctor.

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