Alguna vez en esta vida le pronuncié a alguna persona que nuestro destino no nos manipulaba, sino que por el contrario, uno mismo es quien determina en base a acciones y/o decisiones el rumbo que determina nuestra vida... Qué arrogante he sido, no me daba cuenta que por más decisiones y acciones que uno ejecute, todo ya está predeterminado, como el color del azul del cielo, representativo de la pureza de tu alma, y uno se queda sin margen de albedrío, sin opción para elegir, más que lo que la vida misma nos entregó...
Tengo el corazón con frío, con escasez de calor, porque no tiene los latidos de tu hermoso corazón... La luna se ha envuelto en el rojo de su tenue mirar, como el rubor que cubrió tus mejillas, cuando te intenté enamorar con palabras bonitas, con palabras tiernas y llenas de pudor... Tengo frío en el corazón, porque vive en el iglú de cada día tener que separarse más de tu cálido aroma y tus candentes besos... Mi corazón retoma su color escarlata con tu cercanía en mis días, y tu presencia en mi lecho, por las noches.
Tengo el corazón tibio ya, de tanto pensar en tus hermosos ojos mirando al paisaje cuando salías de regreso a tu hogar, calmando el hielo que lo tenía gélido y a punto de reventar. Tengo tibio el corazón, por el hervor que entrega tu calor, y que me das en cada fracción de segundo que te traigo conmigo, a mis pensamientos, a mis sueños y a mis deseos... Rebombeando la vida en su interior, palpitando con la fuerza de un gramo de tu amor.
Mi corazón se ha calentado con tus besos que llevo guardados en mi bolsillo, con tus roces y mis atrevidas caricias que te he proferido. Hierve mi corazón de recordar tu agitada respiración, con tu artística desnudez, la cual llevo como estampa de mis noches y venerando en la galería de mi atrevida imaginación, tribulando locuras personales, viajando por pasiones desconocidas para todos, pero que activan mi sangre que circula a mil de tan solo pensarte y sentirte aquí... Mi corazón siempre se calienta hasta las temperaturas más elevadas, por el ritmo de mis dedos cuando te describo en mis escritos, y por el deseo de volver contigo, aunque sea en un lejano tiempo... Y amarte, ya sea en Celsius o en Fahrenheit's.
Héctor.
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