El peso de nuestras palabras; qué tanto peso tiene el poder de decir algo hermoso, algo bello. Ese es el real dimensionamiento de la palabra, poder cambiar una vida, poder cambiar el mundo entero, hacer del algodón de las nubes el surco de tus ojos o entregarte un otoño en estos febreros y en abriles también. La palabra, cuando es bien empleada, puede ser el camino, el llano de la dicha y el imperio de la alegría... Tu palabra es cielo y es paraíso, es agua que calma la sed de mis sequías primaverales; es un acervo de misterios y luz que guía la virtud de tu rumbo...
La palabra es tan poderosa que tiene la capacidad de crear o destruir; el mejor ejemplo está entre lo tuyo y lo mío, lo que en un principio fue una hermosa coincidencia, finalizó con el calvario en medio del edén; iniciamos conversando, prometiendo y terminamos incumpliendo, nos dio miedo enamorarnos por completo y le temimos a un intento de siquiera al menos querernos... Y por unas palabras terminamos terminados... Ni una palabras más para evitar el amor, ni una palabra menos para olvidar amarrarnos a nuestras vidas.
La palabra No se la lleva el viento, no existe nada más falaz que dictar esa norma absurda, porque las palabras se quedan impresas en nuestra mente y en nuestro corazón, y de esta forma toman el timón de nuestro barco, surcando el océano de nuestra voluntad, y así, puede naufragar en la arena del corazón desértico o bien, llevarnos al puerto del amor... La palabra es el gran milagro que el cielo nos dio, y con la palabra puedo respirarte amor, puedo entregarte un templo de lágrimas por tu recuerdo que resguarden todo el amor que te profeso.
De tu palabra y mi palabra depende nuestro futuro, nuestra vida... Hay que cuidar el futuro, hay que preservar lo más sagrado que se tiene, el poder de la palabra; no acotemos tinta sin contenido, o vaciemos ideas sin prever su impacto o su fuerza, recordando que la palabra es tan poderosa que si le agregamos el sentimiento, la emoción y la focalizamos en la misma palabra, estamos materializando un poder tan grande y creador, tan místico y probablemente destructor que trasmutará a los confines de la materia y será tangible lo que se haya evocado... Deseando con el corazón, a solas y en el eco del silencio del corazón, he tenido las mejores palabras tuyas y mis oraciones son simples imitaciones de tu gran hermosura.
Tus palabras que llevo en mi mente, son tantas Mar, que han re programado mi estado de amar, mi concepción de querer y mi sentido de respirar... Tu palabra fue, es y será, tomo a tomo, letra a letra, una enciclopedia para mi voluntad, una Pangea Holística de pasos para poder existir en esta realidad, para resistir cada segundo del corrosivo respirar sin tu mirada para mirarme, sin tus labios para besarme, sin tus oídos para escucharme, y sin tus palabras... para hablarme...
Héctor.
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