Febrero de dos mil diez y seis.
Mar;
Sin duda alguna paso por un momento de mucha soledad, sin embargo estoy muy seguro que aprenderé a procesar cada segundo en que no estés conmigo, a pesar de que duela hasta el hueso, convencido estoy que lo mejor que puedo hacer, es retirar mi 'pluma' de tu nombre y con ello, dejar en el completo encierro del entierro del pasado cada uno de nuestros besos... Me ha quedado claro que no fui más que un tropiezo en tu altiva vida y que no signifiqué más que solo un error, una equivocación producto del licor... Demasiado bello que una belleza tuviera sus ojos en mi.
Tengo una úlcera estomacal, producto de tanta angustia, pocos lo saben, pero me consume poco a poco, como beber sorbos del cáliz de hiel que te merma la vital vida y me tiene con las pulsaciones sin un ritmo o compás adecuado. Muero de angustia, al tenor que tengo que mentir tu nombre, para que no se manche tu sagrado nombre, como ha querido ser manchado por no sé quién... Es cuando decido que lo mejor es que no sepamos jamás más del otro, aunque me duela el corazón, aunque me quede sin alma, si hoy te extraño a mares, mañana mucho más te extrañaré.
Está es mi última Carta, es el epílogo de esta hermosa quimera; nunca creí que fuera a terminar de golpe y sin aviso, pero esto es lo mejor, más no puedo decir, solo que sabes en dónde estoy y cómo estoy, si deseas conocerme de nueva cuenta, yo te conocería otra vez, sino en esta vida, quizás en alguna otra, pero en algún punto del horizonte, cuando el atardecer anide en tus ojos, comprenderás que el verdadero y único amor en tu vida, lleva mis nombres y tus apellidos, que siempre, por más que pasen las noches y las mañanas se lleven su espesura, existirá en tu corazón y en tus pensamientos un rincón para recordar mis caricias y mis besos, y cuando ello pase, es cuando me haya acostumbrado a no saberte y me sorprenda de saber que me extrañes, así como yo siempre, por los siglos de los siglos te extrañaré y te amaré...
Te deseo de corazón el mundo para ti, Guadalupe... El hombre que tanto te ama y que hoy deja su tinta descansar.
Héctor Eduardo.
P. D. Nunca Olvidaré, olvidar, olvidarte.
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