Aun siento el calzado de tus manos recorriendo mis mejillas, como soportando la fuerza de mi rostro mientras besaba tus jugosos labios. Es una sensación ya cada vez más lejana, como perdida en el horizonte, como un destello de relámpagos que alumbra el nocturno cielo, aunque sea por unos cuantos segundos, para otra vez volver a ser parte de las tinieblas, de mi oscuridad... Tu olor sigue guiando mis mañanas en veda, mis mañanas con el ayuno de tu voz, con el aroma de tu fragancia que tanto me cautiva y que seguro estoy, donde quiera que me encuentre, y perciba ese olor, tu perfume, te recordaré en máxima proporción.
En estos días, mucho me he preguntado si en algún momento de todo este tiempo habrás pensado aunque sea un poco en mi, en nosotros y en nuestros bellos momentos. Lo real maravillo de este episodio en nuestras vidas, es que solo bastaron cinco segundos para conocer un amor verdadero, un amor más grande que el amor y que supera lo terrenal. Este amor que te pregono es más hondo que el cielo y mas lejano que el mar, es tan inmenso que viaja de ida y vuelta, sin escalas de aquí al centro del infinito, todo esto con solo ver dentro de mis memorias un bosquejo de tu bella sonrisa, colgada en el edén de tu cara.
¿Qué será de nuestras distancias en medio de esta enfermedad llamada olvido? ¿Cómo dejar de temer tu afónico suspiro, cuando ya no tengo oídos para escuchar tu silencio?¿Cuántas veces tendré que invocarte para que regreses conmigo, sin siquiera haber pronunciado tu nombre entero? ¿Y cómo podré curarme de tu cielo, cuando agonizo de tan solo saber cuánto te quiero y que tu me has olvidado, al parecer, por completo en el limbo?
Retórica simplista escupen mis letras, todo lo anterior no es más que una conjunción de supuestos y especulaciones... La única verdad Mar, es que si en cinco segundos me enamoré perdidamente de tu persona, de tu letargo y tus sueños, de la conjunción que eres completa a mis mañanas, es que aun en estos momentos, me encuentro navegando en esos segundos y todavía no llegó ni al segundo de los cinco, todavía no exploto el máximo de amor y veneración que tengo para entregarte, junto con mi corazón... Sigue la cuenta y quedan más segundos de mi amor, para los dos.
Héctor.
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