Friday, March 11, 2016

Un Reencuentro de los no Esperados.

Estamos condenados a ser felices, cadena perpetua de felicidad... Sentencia dicha, emitida y acuñada en los momentos más sin sabores, en la sociedad de mis reflexiones sin sentido, aquella gran etapa de universitario... Cuando antes escribía cuentos y pequeñas novelas, todo se maquillaba más sencillo, hoy me topo con la sed saciada de tu ausencia, pero, con la fe muy ancha y gruesa de la esperanza... Deja te explico por qué; Yo lo conocí a él, mi hermano, mi mejor acompañante durante mis años en mi alma matter, mi colega, mi compinche y mi secuaz en muchas y muchas vivencias juntos (recuerdo la vez que empujábamos su carro, porque se apagó en medio boulevard, y por la inclinación de la pendiente, el carro tomó más velocidad que la nuestra, siendo caótico el final).

Mi gran amigo, profesó su devoción por una sola, por ella, la mujer que es su condena, la mujer que es su felicidad, y preparamos todo el escenario, editamos un video que quedó (a palabras del maestro de Edición) de corte comercial, en el cual el día de su cumpleaños, de ella, su posible amada, todos los compañeros, amigos y alguno que otro entrometido la felicitábamos y la joya de la corona, cuando al final de dicha edición le pidió ser su novia... El comienzo de una gran historia...

Comenzó todo miel sobre hojuelas, pero ella, al ser el ente dominador, optó por ser el norte en la relación, crasa sentencia, como anemia a la caricia, como decaída de la concordia en la pareja, las cosas comenzaron a tomar un rumbo complicado, sin embargo, él en su eterno amor, resistió mucho, mucho resistió, yo lo vi, nadie lo contó, sufrió como sufre el enamorado, y finalmente, todo terminó... El nunca volvió a ser el mismo, lo perdí, mi amigo transmutó, se convirtió a la oscuridad del ambulantaje del amor; pero no se olvida, ni con mala memoria no se olvida un gran amor... Hoy, más de doce años después me dice mi gran hermano "ya es mi novia otra vez". Me dio felicidad inmensa por él, también por ella, pero muchísimo más por mi...

A ver si me explico, por mi, por la pena capital que vivo hoy en día, por la agonía de la incertidumbre que no sabía si te volvería a ver de nueva cuenta; me siento dichoso, inundado de alegría, esto es un mundo de oxígeno de fe, de esperanza y consuelo, un bálsamo de sosiego, porque si él, después de tanto tiempo la reencontró, un reencuentro de los no esperados, ahora yo, para bien o para mal, tengo mucha esperanza, aun no es tarde para regresar a tus brazos, para volver a respirar tu aliento, para sofocarte de mi loción e ir a la par, en el mismo camino y sendero.

Tengo más fe que un jardín sin semillas, tengo más esperanza que pronto te encontraré y me darás una sonrisa de regalo, y yo te obsequiaré un beso en tu mejilla. Tengo tantas cosas que contarte y quisiera que fueran en la calma de una plaza, en el malecón de cualquier playa, pero siempre con la notoria euforia de saberte en mi novela en vida, en mi historia escrita... Eres un suspiro que tengo ahogado y en el suspiro de mi dicha, te tengo que volver a decir, pero en persona esta vez, cuánto te amo Mar de mi vida.

Héctor.

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