La versatilidad de mi corazón es el estandarte de la cruzada que transito y que lleva su nombre como ícono en la trinchera de mi Iliada... Alguna vez, imaginé que conocería a alguien como ella, con sus características, con su sentido del humor, con sus chistes de niña mimada, pero que, dicho de sus labios y en congruencia con la vida, es todo un amor. Ella, como profecía cumplida, apareció de pronto, en el umbral de la puerta, en coreografía con la belleza de la vida, armonizando todo en su avance y congelando mis segundos, en el cálido verano de su primavera.
Y dio inicio, el banderazo que inaugura la historia más larga del mundo, en el tiempo más efímero de la vida, un hermoso cuento que fue en ascenso, en donde mi admiración secreta, solo era fiel a su belleza, a su hermosura, a su simétrica y escultural silueta, a sus labios gruesos, que cuando les di mil besos, fue un enjambre de deseo; fiel al marco de sus creencias, de sus miedos, de sus traumas y sus complejos, a la grandeza de su corazón cuando se confesó en confusión, y al inmenso gusto de saberla, feliz, como lo es, la mujer que amo, que es feliz, en tristeza sin mi, pero feliz en su felicidad.
Hubiera deseado, no, deseo, haberla conocido más tiempo, porque treinta días y un poco más, fueron toda una vida; No alcanzo a dimensionar, si tuviera toda una vida entera para amarla cada día que pase, más y más, por su simple hecho de ser y estar, que del heroico acto de su respirar me ofuscaría de dicha y felicidad... Con toda una vida a su lado, sería siempre una eternidad, una paradoja que las mentes más brillantes, no alcanzarían a comprender, porque el amor que ella alcanzó a sentir por mi, y mi amor que desborda y aun se derrama por ella, son tanto y en cantidades tan abundantes, que la misma humanidad no le encumbraría nombre o adjetivo, simplemente nos dejarían que siguiéramos en el amor... Amándonos, sin molestar a nadie, sin señalar tan bello amor.
... Y ayer la volví a mencionar, y lo dije con tremendo pesar, pues recé así "No hay un día y un solo instante en que no la piense, en que no deje de pensar en ella, fue un amor de un momento, pero fue un amor que me ha de durar el resto de mis días". No pido mucho, pido algo racional, me sirvo con la cuchara grande con tener la oportunidad a su lado; solo un día más para decirle las cosas no dichas, con solo una hora más para enseñarle un poco de mi vida, con solo un minuto más para rozarle su mejilla... Con solo un segundo más... para besarla toda una vida.
Héctor.
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