Monday, March 28, 2016

Antes de ti.

¿Me preguntaba qué había de mi antes de ti? No sé, creo que yo nací después de que te conocí, creo que respiré cuando inhalé tu interior  y tu amor, y siento que antes de encontrarte, no había historia en donde yo hubiera amado como cuando te comencé a amar y me enamoré de tu corazón...

A través de estos días,  de estas semanas y estos largos meses, con el pasar de las horas, con el pesar de los segundos, al transcurrir el longevo tiempo, me he sorprendido de saber que algún día conocí el cielo, de que fui un privilegiado en vida, por haber tenido la satisfacción de saber que existes, que hayas dejado huella en mi vida, que hayas cicatrizado mi piel, y descubrir que eres la brisa que aun respiro por las mañanas, saliendo de mis rutinas.

Entre tu vida y la mía hay mucha distancia, hay poca brecha, solo unas anécdotas y unos cuantos respiros. Entrado en la nostalgia, quedo deslumbrado por la magia que me da el recordarte, el tener la sensación, aun en mis brazos, de cuando te abracé, por el adictivo manjar que devoré cuando tus labios fueron parte de mi, de la pasión y deseo de reacio que detonaste a mi muerte espiritual y de las largas horas, bebiendo de tu taza de té.

Wow! Quedo impactado ante el retrato de tu recuerdo, quedo perplejo de pensar, Mar, que alguna vez te hice mía, aunque fuera solo en sueño y en el ocaso de mi cordura, y en la madrugada de mis deseos. Hermosa como la puesta solar, hermosa como nadie más, una en un millar, nadie como tú, nadie más a quien pueda amar igual.

Antes de ti en mi vida, no había la expansión de mi vista, no existía el cielo pues no lo acaricié nunca, hasta que tomé tus manos en las mías. Antes de ti, no hubo el tiempo, porque el tiempo corre en segundos en regreso al momento en que por vez última te vi, y antes de verte por vez primera, el tiempo fue creado a partir de tu primera vez que viste mi mirada queda, amándote en silencio y besando solo el aire de la silueta de tu cuerpo... Antes de ti, nada, antes de ti, no existía yo, no existía Dios, no existía mi inspiración, no existían estas palabras... Antes de ti, hubiera vuelto a esperar, para que llegaras y entonces volverte a amar.

Héctor.


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