Manos frías, como fomento de agua caliente a mis heridas... Un paño del ungüento de tus frías manos, son el necesario confort y el bálsamo que alivia la urticaria de tu distancia y tu cada vez más vago recuerdo. Soy un errante de la vida, soy un fugitivo de la alegría, soy un soldado de tu campo de batalla, soy la tilde que da acento y tono a tu nombre.
Manos frías como las tuyas, como tu estabilidad intelectual, como la mañana en la alboreada primavera, como la helada brisa matinal. Manos frías, que me encantó entibiar, que me apasiona acariciar, con su fina figura, con sus extensivas uñas, con su sensual danza al bailar en compás de tus palabras.
Manos frías, como agua de mar, como el fresco del manto de la ola que llega a la playa; como la nube que se condensa en llovizna y moja de claridad la tempestad. Manos frías que amo, manos frías que tanto extraño, cual seda que acaricia mis sentidos, cual nostalgia que me frota de alegría.
Con solo tomar tus manos, adquirí la sensibilidad de acariciar el cielo en mis manos, consumé la emoción de conjugarte en mi y para mi, de saberte mía, por el principio de que tus frías manos, hivieron de la emoción, el día en que te las besé... y sonreíste con ilusión.
Héctor.
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