Friday, March 11, 2016

Lluvia de tus Labios...

Y la lluvia resbala, moja, empapa... Alguna vez caminé dentro de las cortinas de la lluvia, manteniendo una felicidad de andar, sin rumbo, pero feliz, pero sin ti, conociendo tu existir, desconociendo tu paraje... Algo similar a los cuentos de hadas, a las leyendas que nos profesan cuando niños.

Y hoy soñé que te encontraba y soñé que me mirabas, que platicábamos, que reíamos a carcajadas, que me arropabas con hermosas palabras, con una taza tibia de té, con un croissant de los que tanto te gustan, con fritangas de queso que tanto te envician. Y te soñé, no sé si fue un segundo o diez, si fue solo un episodio continuo o una efímera evocación, pero te soñé, y más loco y convulso después de ese hermoso sueño quedé.

...Ya casi no encuentro las palabras, creo que es por haberlas utilizado casi el cien por ciento de mi acervo; palabras que te describan y transmitan este gran amor que por ti siento; no sé si en estos sueños en que te tengo, en que pruebo esos besos que ya había sentido, en que rozo esas, tus manos que ya he rozado en esta vida, en que vivimos esas cosas de nueva cuenta, que ya habíamos vivido, me hagan sentirte más y más en mi, y el resultado final es no dejar de pensarte, no dejar de añorarte, aunque sea en el papel de un retrato, que es donde siempre te veo, y quizás siempre ahí te encontré.

No cesa la lluvia; tanto en mi interior, como en el exterior, la lluvia no cesa, no para, no da tregua... Así como este aire de cargo de conciencia, de esta asignatura pendiente de saber que yo te perdí, por que no fuiste tú, no que va, fui yo quien no supo apreciar el valor de tu amistad, le di más realce y fuerza al poderío de tu amor y en consecuencia, fui yo quien perdió tu gran amistad, te perdí completa y enteramente, tuve el cielo en mis manos, la gloria de Dios en tus manos, pero quise toda la mortaja y te perdí; pero siendo sinceros, en veces creo que te llenaste de verdad, al pedirme distancia y tiempo, al pedirnos vivir la vida en un siempre que dure solo un tiempo, solo vivir emociones en silencio, los sentimientos y las caricias guardadas en el anaquel del destierro, eso es un amor para siempre, y mi amor para ti no es un siempre para solo un rato, es un juramento que no se puede romper nunca, nunca, nunca...

Y con esta lluvia que nos inunda, que nos eleva a cinco metros sobre su cielo, que nos lleva más allá del arcoiris y tus recuerdos,  y sus nubes, y su fresca humedad, y su arroyos y charcos, y su olor de romántico andar, es cuando me siento y prefiero comenzar a recordarte, dando fiel voto de acción a la palabra, a la promesa de siempre recordarte, de siempre llevarte conmigo, en mi corazón y en mis momentos de inspiración, en mis momentos de real dicha y de profunda abnegación; porque por más que lo creas o no, eso da igual, lo importante es que sepas que mi sentimiento no tiene final, que es más grande de lo que puedes pensar, es un amor que se niega a morir y por lo que aun vivimos y lo que nos falta por vivir, en mi lluvia y en mi cielo amor, siempre serás mi oleaje y mi naufragio, mi vela y mi arrecife, mi coral y mi suspiro... Te veo venir Mar, y yo siempre te esperare, toma el tiempo que quieras, quizás uno o cien años más, pero de tus labios, para siempre me volveré a empapar...

Lluvia que cierne de dicha y reflexión, sobre tus labios y nuestra redención...


Héctor.

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