En una madrugada, a media luz lunar, se fermentan muchos pensamientos, muchos sentimientos, entre los cuales sobresalen la melancolía, la añoranza y la lejana pero presente nostalgia. En cada brazo de las tenues y marcadas nubes que se enraman con el firmamento y las estrellas danzantes, escondo un sentir que lleva cada letra de sus nombres, cada vocal y consonante esculpiendo sus rasgos que tanto la caracterizan, pero que hoy hacen que viva el duelo de lo que nunca fue, de lo que nunca se inició... Sabiendo ambos que éramos para los dos, sabiendo ambos que el amor nos tocó, pero nunca esa puerta se atendió, sabiendo ambos que como la luna que me observa y me rige, atestiguando mis tristezas, siempre estuvimos mirando, siempre solo nos esperamos, pero jamás llegamos a encontrarnos.
La luna sigue cobijada en medio de muchas nubes, sigue siendo víctima del amor de ellas que no la dejan un minuto que se acomode y vista sus galas, sigue viva en el brillo de su mirada, como cuando a ella le hablaba, como cuando a ella la abrazaba. Con su palidez de luna, con su hermosura y brillo cuando la besaba, con su cara reflejando siempre la misma cara, su hermosura ilimitada, su rostro como bandera de plata y del amor, para cubrirnos con su manto de hermosas palabras. Su presencia era mi luna, su presencia siempre ha sido mi luna, mi faro que guía la oscuridad de cada paso que daba, de cada paso que aun doy. Sus ojos y sus mejillas, sus cabellos castaños y sus labios color carmín, como un arrebato de la pasión entre la luna y sus estrellas que la circundan, su nariz de menguante y sus manos como cometas, su cintura en fase creciente y el marco de sus hermosas piernas en la periferia de su luz y marcando su cercanía a mi alma, a mi corazón... Marcando su distancia que hoy me asfixia y me hace perder toda la razón... Con sus mareas bajas, con sus mareas altas, por su creciente y total aproximación
Cuando yo encontré su rumbo, su camino lunar, yo me encontré con la verdad, me encontré con el amor y toda su humildad, me topé con el brillo que me iluminó en solo una fase lunar, me topé con el cielo nocturno, iluminado por sus mágicas estrellas y concluyendo que como ese mes, ese periodo lunar, ningún otro mes... Un mes de eterna felicidad...
Luna que me muestra, durante cada noche de su presencia, que alguna vez ella, mi amada, fue en realidad mi menguada alegría. |
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