¿Cuánto es de merecimiento?¿Cuánto es por causa o efecto? El final del camino me tiene sin ella, ya casi sin su recuerdo, como un oleaje, caminando juntos, en su ausencia, en la cercanía de su retirada presencia, como en un sueño, teniéndola, pero sin tenerla, sintiéndola como se siente al humo que sale de la chimenea, como sintiendo el carbón ardiendo y que quema, como respirando lo condensado de la mañana, lo abrumante del peso de las cobijas sabiendo que no la tengo a ella en medio de este viejo edredón.
Sin ella saberlo, he recitado muchas lágrimas de hollín que han oscurecido mis indumentarias ropas, juro que lo había sentido corazón, juro que antes de que ella y yo camináramos juntos, yo no había aun nacido, no había inhalado inspiración, y no había siquiera, siquiera aun pensando, porque hoy pienso en automático, y a ella, mi Mar, mi Duende, siempre la pienso, aun sin querer.
Tengo que limpiar cada huella de sus manos en mi piel, remover la arena hasta que la entienda perdida, hasta que la entienda como ausente y lejana, retirada y en el adiós. Espero que me perdone, que me perdone por pensar en ella, por haberme ido, por no haberla retenido, por no haber dicho lo que debí decir, que me perdone por quererla en demasía, por llorarla hasta dormir, por amarla hasta morir.
Aquí hay un corazón herido, en el infarto de la soledad, sin brazos para prensar, abrazando con el alma, libre como el aire que ella declama; de noche en su madrugada, hueco esperando que su clamor lo vuelva a llenar de amor... Aquí hay un alma que pena, un alma que arrastra su distante y mordaz esqueleto, que le pinta el rostro de colores a la vida, y le juega a la Catrina una careta de felicidad, pero que sigue en una lucha constante por sobrevivir el día a día, el pasivo que existe en su vida, el pasivo que existe en mi vida, pensando el aquí, pasando segundo a segundo, pensando en ella, viviendo el hermoso peligro que sobrepasa el terreno físico, y es el alimento que me hace equilibrar mi bien y mi mal, todo en su inspiración, en la inspiración de ella, junto a ella, y en ausencia de mi...
Héctor.
Thursday, March 31, 2016
Monday, March 28, 2016
Lo Más Difícil de la Distancia.
Bien dice el adagio "La parte más difícil de la distancia es no saber si te está echando de menos o si te está olvidando"... Y lo que más se teme es que ese sea mi talón de Aquiles, que comience a olvidar, a dar signos de desavenencias mentales, de pequeñas lagunas que la borren de mis sentidos... Aunque jamás podré olvidar sus besos y sus hermosos ojos, chiquititos, redondos y encobrecidos.
Nada es para siempre, ni la felicidad, mucho menos la desdicha, todo está en constante movimiento, en un cambio perpetuo. Lo que hoy es probablemente un pesar, quizás mañana sea solo un recuerdo de algo que vive en el interior de mi, de mis sentidos, de mis pensamientos... Pensamientos, ¿Pensar? No he hecho nada más que pensar; sin trasladar al plano real lo que retóricamente vive estrangulando mi pasado y mi presente ¿Cómo es posible pensar tanto sin actuar? ¿Cómo puedo dejar pasar a quien es el amor de mi vida, así como una ráfaga de viento, sin siquiera pestañear y alzarle la mirada para vernos a los ojos una vez más? ¿Cómo puede mi cobardía solo pensarla, una y otra vez, sin notar que gradualmente, su rostro se diluye de mi mente? ¿Cómo puedo dejarla de pensar, si mi pensamiento lleva siempre su nombre y me duele?
No sé, ando en proceso de renovar las ideas, de renovar los sentidos, de apuntar la brújula lo más alto que se pueda, para estar a la altura de sus sueños, alcanzarlos, desprenderlos y hacer un concierto de sorpresas en su vida, de renombrarla con atributos de gardenia, con estrellas de sacra hermosura... Con la sentencia en mi vida que de ella es, que a ella le pertenece y que perdurando por los años, y lo más difícil de la distancia, nunca podré, jamás olvidarla...
Héctor.
Nada es para siempre, ni la felicidad, mucho menos la desdicha, todo está en constante movimiento, en un cambio perpetuo. Lo que hoy es probablemente un pesar, quizás mañana sea solo un recuerdo de algo que vive en el interior de mi, de mis sentidos, de mis pensamientos... Pensamientos, ¿Pensar? No he hecho nada más que pensar; sin trasladar al plano real lo que retóricamente vive estrangulando mi pasado y mi presente ¿Cómo es posible pensar tanto sin actuar? ¿Cómo puedo dejar pasar a quien es el amor de mi vida, así como una ráfaga de viento, sin siquiera pestañear y alzarle la mirada para vernos a los ojos una vez más? ¿Cómo puede mi cobardía solo pensarla, una y otra vez, sin notar que gradualmente, su rostro se diluye de mi mente? ¿Cómo puedo dejarla de pensar, si mi pensamiento lleva siempre su nombre y me duele?
No sé, ando en proceso de renovar las ideas, de renovar los sentidos, de apuntar la brújula lo más alto que se pueda, para estar a la altura de sus sueños, alcanzarlos, desprenderlos y hacer un concierto de sorpresas en su vida, de renombrarla con atributos de gardenia, con estrellas de sacra hermosura... Con la sentencia en mi vida que de ella es, que a ella le pertenece y que perdurando por los años, y lo más difícil de la distancia, nunca podré, jamás olvidarla...
Héctor.
Antes de ti.
¿Me preguntaba qué había de mi antes de ti? No sé, creo que yo nací después de que te conocí, creo que respiré cuando inhalé tu interior y tu amor, y siento que antes de encontrarte, no había historia en donde yo hubiera amado como cuando te comencé a amar y me enamoré de tu corazón...
A través de estos días, de estas semanas y estos largos meses, con el pasar de las horas, con el pesar de los segundos, al transcurrir el longevo tiempo, me he sorprendido de saber que algún día conocí el cielo, de que fui un privilegiado en vida, por haber tenido la satisfacción de saber que existes, que hayas dejado huella en mi vida, que hayas cicatrizado mi piel, y descubrir que eres la brisa que aun respiro por las mañanas, saliendo de mis rutinas.
Entre tu vida y la mía hay mucha distancia, hay poca brecha, solo unas anécdotas y unos cuantos respiros. Entrado en la nostalgia, quedo deslumbrado por la magia que me da el recordarte, el tener la sensación, aun en mis brazos, de cuando te abracé, por el adictivo manjar que devoré cuando tus labios fueron parte de mi, de la pasión y deseo de reacio que detonaste a mi muerte espiritual y de las largas horas, bebiendo de tu taza de té.
Wow! Quedo impactado ante el retrato de tu recuerdo, quedo perplejo de pensar, Mar, que alguna vez te hice mía, aunque fuera solo en sueño y en el ocaso de mi cordura, y en la madrugada de mis deseos. Hermosa como la puesta solar, hermosa como nadie más, una en un millar, nadie como tú, nadie más a quien pueda amar igual.
Antes de ti en mi vida, no había la expansión de mi vista, no existía el cielo pues no lo acaricié nunca, hasta que tomé tus manos en las mías. Antes de ti, no hubo el tiempo, porque el tiempo corre en segundos en regreso al momento en que por vez última te vi, y antes de verte por vez primera, el tiempo fue creado a partir de tu primera vez que viste mi mirada queda, amándote en silencio y besando solo el aire de la silueta de tu cuerpo... Antes de ti, nada, antes de ti, no existía yo, no existía Dios, no existía mi inspiración, no existían estas palabras... Antes de ti, hubiera vuelto a esperar, para que llegaras y entonces volverte a amar.
Héctor.
A través de estos días, de estas semanas y estos largos meses, con el pasar de las horas, con el pesar de los segundos, al transcurrir el longevo tiempo, me he sorprendido de saber que algún día conocí el cielo, de que fui un privilegiado en vida, por haber tenido la satisfacción de saber que existes, que hayas dejado huella en mi vida, que hayas cicatrizado mi piel, y descubrir que eres la brisa que aun respiro por las mañanas, saliendo de mis rutinas.
Entre tu vida y la mía hay mucha distancia, hay poca brecha, solo unas anécdotas y unos cuantos respiros. Entrado en la nostalgia, quedo deslumbrado por la magia que me da el recordarte, el tener la sensación, aun en mis brazos, de cuando te abracé, por el adictivo manjar que devoré cuando tus labios fueron parte de mi, de la pasión y deseo de reacio que detonaste a mi muerte espiritual y de las largas horas, bebiendo de tu taza de té.
Wow! Quedo impactado ante el retrato de tu recuerdo, quedo perplejo de pensar, Mar, que alguna vez te hice mía, aunque fuera solo en sueño y en el ocaso de mi cordura, y en la madrugada de mis deseos. Hermosa como la puesta solar, hermosa como nadie más, una en un millar, nadie como tú, nadie más a quien pueda amar igual.
Antes de ti en mi vida, no había la expansión de mi vista, no existía el cielo pues no lo acaricié nunca, hasta que tomé tus manos en las mías. Antes de ti, no hubo el tiempo, porque el tiempo corre en segundos en regreso al momento en que por vez última te vi, y antes de verte por vez primera, el tiempo fue creado a partir de tu primera vez que viste mi mirada queda, amándote en silencio y besando solo el aire de la silueta de tu cuerpo... Antes de ti, nada, antes de ti, no existía yo, no existía Dios, no existía mi inspiración, no existían estas palabras... Antes de ti, hubiera vuelto a esperar, para que llegaras y entonces volverte a amar.
Héctor.
Thursday, March 24, 2016
Manos Frías.
Manos frías, como fomento de agua caliente a mis heridas... Un paño del ungüento de tus frías manos, son el necesario confort y el bálsamo que alivia la urticaria de tu distancia y tu cada vez más vago recuerdo. Soy un errante de la vida, soy un fugitivo de la alegría, soy un soldado de tu campo de batalla, soy la tilde que da acento y tono a tu nombre.
Manos frías como las tuyas, como tu estabilidad intelectual, como la mañana en la alboreada primavera, como la helada brisa matinal. Manos frías, que me encantó entibiar, que me apasiona acariciar, con su fina figura, con sus extensivas uñas, con su sensual danza al bailar en compás de tus palabras.
Manos frías, como agua de mar, como el fresco del manto de la ola que llega a la playa; como la nube que se condensa en llovizna y moja de claridad la tempestad. Manos frías que amo, manos frías que tanto extraño, cual seda que acaricia mis sentidos, cual nostalgia que me frota de alegría.
Con solo tomar tus manos, adquirí la sensibilidad de acariciar el cielo en mis manos, consumé la emoción de conjugarte en mi y para mi, de saberte mía, por el principio de que tus frías manos, hivieron de la emoción, el día en que te las besé... y sonreíste con ilusión.
Héctor.
Manos frías como las tuyas, como tu estabilidad intelectual, como la mañana en la alboreada primavera, como la helada brisa matinal. Manos frías, que me encantó entibiar, que me apasiona acariciar, con su fina figura, con sus extensivas uñas, con su sensual danza al bailar en compás de tus palabras.
Manos frías, como agua de mar, como el fresco del manto de la ola que llega a la playa; como la nube que se condensa en llovizna y moja de claridad la tempestad. Manos frías que amo, manos frías que tanto extraño, cual seda que acaricia mis sentidos, cual nostalgia que me frota de alegría.
Con solo tomar tus manos, adquirí la sensibilidad de acariciar el cielo en mis manos, consumé la emoción de conjugarte en mi y para mi, de saberte mía, por el principio de que tus frías manos, hivieron de la emoción, el día en que te las besé... y sonreíste con ilusión.
Héctor.
Tuesday, March 22, 2016
Desde mi Corazón... Con Amor.
No puedo negar cuánto es que te quiero, sería como negar el aire que respiramos, como abandonar la letra que vacío en tu nombre, en tu honor, en tu recuerdo. No puedo pensar un solo verbo, o un solo enunciado sin que se me venga a mi mente tu mirada expresando tus ideas, sin que un proceso de rutina, como el recordarte, se convierta en una catedral de sensaciones y el barroco de mis emociones... No dejo de creer, que desde mi corazón, desde la profundidad de este corazón que a tus píes late con más desenfreno y a ritmos acelerados, tenga tantos ensayos, tantas líneas, tantas composiciones que se inspiran en tu letra cursiva, en tus cabellos de cobre, en tus ojos de mar y en las finas manos que tienes para acariciar.
Desde mi interior, confino muchas alegrías a tu vida, con variables todas ellas, pero siempre en dicha, insinuando mil historias que desconozco, disimulando cada una de las caricias que nos dimos, olvidando el edicto de revocar al olvido en las sienes de la lejanía, en el arco de la futura esperanza, retomando ese mañana en donde tu excelsa majestuosidad de decore de todo lo bueno que hay en el mundo, para que tengas a bien, el bien, y que procures a la felicidad, como tu eterna compañera.
Desde mi alma, te cuento cada gota del mar, persiguiendo tu nombre, en el rocío salino del tono de tu hablar. Te confirmo absoluta Sirena de mis fantasías y la cristalina neblina que me entrega deseos y poesía, ventisca y bebida, sacío y calma para esperar que pronto regreses, a mi lecho, a mi lado, pendiente de tus mañanas, compartiendo cada palabra y fundiéndonos los dos, en solo una alma...
Héctor.
"Y no olvidemos que hoy es veintidós... Un mes más, desde que nos encontramos tu y yo... Los dos."
Desde mi interior, confino muchas alegrías a tu vida, con variables todas ellas, pero siempre en dicha, insinuando mil historias que desconozco, disimulando cada una de las caricias que nos dimos, olvidando el edicto de revocar al olvido en las sienes de la lejanía, en el arco de la futura esperanza, retomando ese mañana en donde tu excelsa majestuosidad de decore de todo lo bueno que hay en el mundo, para que tengas a bien, el bien, y que procures a la felicidad, como tu eterna compañera.
Desde mi alma, te cuento cada gota del mar, persiguiendo tu nombre, en el rocío salino del tono de tu hablar. Te confirmo absoluta Sirena de mis fantasías y la cristalina neblina que me entrega deseos y poesía, ventisca y bebida, sacío y calma para esperar que pronto regreses, a mi lecho, a mi lado, pendiente de tus mañanas, compartiendo cada palabra y fundiéndonos los dos, en solo una alma...
Héctor.
"Y no olvidemos que hoy es veintidós... Un mes más, desde que nos encontramos tu y yo... Los dos."
Toda una Vida.
La versatilidad de mi corazón es el estandarte de la cruzada que transito y que lleva su nombre como ícono en la trinchera de mi Iliada... Alguna vez, imaginé que conocería a alguien como ella, con sus características, con su sentido del humor, con sus chistes de niña mimada, pero que, dicho de sus labios y en congruencia con la vida, es todo un amor. Ella, como profecía cumplida, apareció de pronto, en el umbral de la puerta, en coreografía con la belleza de la vida, armonizando todo en su avance y congelando mis segundos, en el cálido verano de su primavera.
Y dio inicio, el banderazo que inaugura la historia más larga del mundo, en el tiempo más efímero de la vida, un hermoso cuento que fue en ascenso, en donde mi admiración secreta, solo era fiel a su belleza, a su hermosura, a su simétrica y escultural silueta, a sus labios gruesos, que cuando les di mil besos, fue un enjambre de deseo; fiel al marco de sus creencias, de sus miedos, de sus traumas y sus complejos, a la grandeza de su corazón cuando se confesó en confusión, y al inmenso gusto de saberla, feliz, como lo es, la mujer que amo, que es feliz, en tristeza sin mi, pero feliz en su felicidad.
Hubiera deseado, no, deseo, haberla conocido más tiempo, porque treinta días y un poco más, fueron toda una vida; No alcanzo a dimensionar, si tuviera toda una vida entera para amarla cada día que pase, más y más, por su simple hecho de ser y estar, que del heroico acto de su respirar me ofuscaría de dicha y felicidad... Con toda una vida a su lado, sería siempre una eternidad, una paradoja que las mentes más brillantes, no alcanzarían a comprender, porque el amor que ella alcanzó a sentir por mi, y mi amor que desborda y aun se derrama por ella, son tanto y en cantidades tan abundantes, que la misma humanidad no le encumbraría nombre o adjetivo, simplemente nos dejarían que siguiéramos en el amor... Amándonos, sin molestar a nadie, sin señalar tan bello amor.
... Y ayer la volví a mencionar, y lo dije con tremendo pesar, pues recé así "No hay un día y un solo instante en que no la piense, en que no deje de pensar en ella, fue un amor de un momento, pero fue un amor que me ha de durar el resto de mis días". No pido mucho, pido algo racional, me sirvo con la cuchara grande con tener la oportunidad a su lado; solo un día más para decirle las cosas no dichas, con solo una hora más para enseñarle un poco de mi vida, con solo un minuto más para rozarle su mejilla... Con solo un segundo más... para besarla toda una vida.
Héctor.
Y dio inicio, el banderazo que inaugura la historia más larga del mundo, en el tiempo más efímero de la vida, un hermoso cuento que fue en ascenso, en donde mi admiración secreta, solo era fiel a su belleza, a su hermosura, a su simétrica y escultural silueta, a sus labios gruesos, que cuando les di mil besos, fue un enjambre de deseo; fiel al marco de sus creencias, de sus miedos, de sus traumas y sus complejos, a la grandeza de su corazón cuando se confesó en confusión, y al inmenso gusto de saberla, feliz, como lo es, la mujer que amo, que es feliz, en tristeza sin mi, pero feliz en su felicidad.
Hubiera deseado, no, deseo, haberla conocido más tiempo, porque treinta días y un poco más, fueron toda una vida; No alcanzo a dimensionar, si tuviera toda una vida entera para amarla cada día que pase, más y más, por su simple hecho de ser y estar, que del heroico acto de su respirar me ofuscaría de dicha y felicidad... Con toda una vida a su lado, sería siempre una eternidad, una paradoja que las mentes más brillantes, no alcanzarían a comprender, porque el amor que ella alcanzó a sentir por mi, y mi amor que desborda y aun se derrama por ella, son tanto y en cantidades tan abundantes, que la misma humanidad no le encumbraría nombre o adjetivo, simplemente nos dejarían que siguiéramos en el amor... Amándonos, sin molestar a nadie, sin señalar tan bello amor.
... Y ayer la volví a mencionar, y lo dije con tremendo pesar, pues recé así "No hay un día y un solo instante en que no la piense, en que no deje de pensar en ella, fue un amor de un momento, pero fue un amor que me ha de durar el resto de mis días". No pido mucho, pido algo racional, me sirvo con la cuchara grande con tener la oportunidad a su lado; solo un día más para decirle las cosas no dichas, con solo una hora más para enseñarle un poco de mi vida, con solo un minuto más para rozarle su mejilla... Con solo un segundo más... para besarla toda una vida.
Héctor.
Saturday, March 19, 2016
Si Contigo.
Quisiera regalarte una sola estrella, porque la Luna ya esta comprometida, muchos la ofrendan, la regalan, pero solo existe una , en cambio, esa estrella, guapa, brillante y misteriosa, encaja con tu personalidad, se codea con la elegancia que distingue tu caminar, es solo para ti, es toda para que puedas en ella hacer tu santuario, tu recinto y tu nido de amar.
"Yo aquí, escribiéndote. Tú allá, borrándote..." Sentencia enunciada por Sabines, quien soslaya la misma partitura de temor y susto, la partitura en que me encuentro en pleno coro... Mejor sigamos envolviendo esa estrella en plena estación de primavera, en pleno invierno aparcado en el juglar que lleva tu nombre, que lleva tus minutos y tus sonrisas.
Ah pequeña de mis ilusiones, qué grande que eres, como un titán, enorme en bondad, una galaxia de amor, eres todo para mi corazón. Quién pensaría alguna vez, que conocerte me cambiaría enteramente, que nunca sería yo el mismo que antes fui, que me re convertiría en dador de poemas, en ensayista de rimas y en orador de prosas versadas, quién se iba a imaginar que tus palabras se quedaran impresas en mi memoria, que tus caricias se convirtieran en la frecuencia que entiende a mi cariño y que tanto por hacer aun lo tenemos en el apunte de nuestros futuros vividos.
Mientras tanto ¡Ding dong!, suena el timbre de la puerta, y es que tocan, llaman para que salga a platicar la palabra divina, como siempre te he dicho, acostumbran interrumpir mis nostalgias favoritas en ti. Salgo y atiendo, solo fueron unos pocos minutos, me traen la "Buena nueva", pero mi buena nueva eres y has sido siempre tú, y evoco el mandado aquel, el de que tu felicidad es la mía; No encajo en el cuadro de sus creencias; no entiendo la vida lineal, la vida sin ti, si contigo respiré el aire más puro del planeta, si contigo toqué el cielo con mis manos, si contigo comprendí que el amor verdadero llega cuando menos uno se lo espera, pues se necesitó de un segundo para conocernos, de unos momentos para querernos, una noche lluviosa para amarnos y pasaré toda una vida, intentando olvidar olvidarte...
Héctor.
"Yo aquí, escribiéndote. Tú allá, borrándote..." Sentencia enunciada por Sabines, quien soslaya la misma partitura de temor y susto, la partitura en que me encuentro en pleno coro... Mejor sigamos envolviendo esa estrella en plena estación de primavera, en pleno invierno aparcado en el juglar que lleva tu nombre, que lleva tus minutos y tus sonrisas.
Ah pequeña de mis ilusiones, qué grande que eres, como un titán, enorme en bondad, una galaxia de amor, eres todo para mi corazón. Quién pensaría alguna vez, que conocerte me cambiaría enteramente, que nunca sería yo el mismo que antes fui, que me re convertiría en dador de poemas, en ensayista de rimas y en orador de prosas versadas, quién se iba a imaginar que tus palabras se quedaran impresas en mi memoria, que tus caricias se convirtieran en la frecuencia que entiende a mi cariño y que tanto por hacer aun lo tenemos en el apunte de nuestros futuros vividos.
Mientras tanto ¡Ding dong!, suena el timbre de la puerta, y es que tocan, llaman para que salga a platicar la palabra divina, como siempre te he dicho, acostumbran interrumpir mis nostalgias favoritas en ti. Salgo y atiendo, solo fueron unos pocos minutos, me traen la "Buena nueva", pero mi buena nueva eres y has sido siempre tú, y evoco el mandado aquel, el de que tu felicidad es la mía; No encajo en el cuadro de sus creencias; no entiendo la vida lineal, la vida sin ti, si contigo respiré el aire más puro del planeta, si contigo toqué el cielo con mis manos, si contigo comprendí que el amor verdadero llega cuando menos uno se lo espera, pues se necesitó de un segundo para conocernos, de unos momentos para querernos, una noche lluviosa para amarnos y pasaré toda una vida, intentando olvidar olvidarte...
Héctor.
Friday, March 18, 2016
Rutinas.
Cómo quisiera tener siempre al alcance de mis manos un papel o un espacio donde escribir mis mejores ideas en ti... A lo largo del día, a lo largo de la noche, vienes fulminante a mis pensamientos, a mis recuerdos... Pensamientos que me arrastran como el agua del río, que me llevan cuesta arriba y ceden toda la alquimia de mis deseos en uno solo, para soportar el ritual de invocarte, y que nunca te manifiestes.
Todos los días se debe de tener algo que contar, un poco qué decir, sin embargo, no tengo mucho en mi maleta, todo se quedó guardado en tu hermoso morral que desconozco si aun lo usas, si lo tienes o ya lo has extraviado, como se te extravió mi corazón...
Prefiero ignorarme un poco, dejar de hacerme la víctima, que en este cuento no existen víctimas, que en esta fábula no hay moraleja, solo raspones y marcas de aquella, nuestra noche, de aquellos besos que aun conservan su etiqueta en el empaque, de esas caricias ardientes y pasionales, de esas hermosas palabras, como vapor humeante, en el hervor de la sangre...
... Prefiero invertir mis segundos que me restan de vida, en considerarte la mujer más bella, hermosa Guadalupe, que jamás haya visto, que nunca haya imaginado que existiera; eres ese balance perfecto, de belleza exterior e interior, porque más allá de tu porte, de tus hermosas curvas, de tu diminuta cintura, tus exquisitos labios y tus colinas que tanto infarto me han causado, tu sencillez, tu aura de buena gente, tu bondad y tus valores, son detalles que me dieron la luz, por eso te he dicho que cuando me topé con tu luz, me topé con la verdad de la felicidad existente, y el tino del bien vivir señalando tu rostro y figura, y signados tus nombres en la posteridad de todos, absolutamente todos mis recuerdos.
Y mientras tanto me siento a escribir, me siento a pensar, a soñarte, a seguirte amando como te amo mujer, a segur añorando que antes de partir, seguro estoy, que algún día te volveré a sentir, te volveré a besar y nos volveremos a encontrar, porque esto que hoy es un flagelo, es un sentimiento que durará permanentemente y tengo la fe y creencia que mis besos volverán a la guarida de tus labios, de que mis manos moldearán de nuevo tus formas, que mi respiración será tu aliento y que mis ojos se reflejarán en el espejo de tus ojos... Tranquila, todo estará bien...
Héctor.
Todos los días se debe de tener algo que contar, un poco qué decir, sin embargo, no tengo mucho en mi maleta, todo se quedó guardado en tu hermoso morral que desconozco si aun lo usas, si lo tienes o ya lo has extraviado, como se te extravió mi corazón...
Prefiero ignorarme un poco, dejar de hacerme la víctima, que en este cuento no existen víctimas, que en esta fábula no hay moraleja, solo raspones y marcas de aquella, nuestra noche, de aquellos besos que aun conservan su etiqueta en el empaque, de esas caricias ardientes y pasionales, de esas hermosas palabras, como vapor humeante, en el hervor de la sangre...
... Prefiero invertir mis segundos que me restan de vida, en considerarte la mujer más bella, hermosa Guadalupe, que jamás haya visto, que nunca haya imaginado que existiera; eres ese balance perfecto, de belleza exterior e interior, porque más allá de tu porte, de tus hermosas curvas, de tu diminuta cintura, tus exquisitos labios y tus colinas que tanto infarto me han causado, tu sencillez, tu aura de buena gente, tu bondad y tus valores, son detalles que me dieron la luz, por eso te he dicho que cuando me topé con tu luz, me topé con la verdad de la felicidad existente, y el tino del bien vivir señalando tu rostro y figura, y signados tus nombres en la posteridad de todos, absolutamente todos mis recuerdos.
Y mientras tanto me siento a escribir, me siento a pensar, a soñarte, a seguirte amando como te amo mujer, a segur añorando que antes de partir, seguro estoy, que algún día te volveré a sentir, te volveré a besar y nos volveremos a encontrar, porque esto que hoy es un flagelo, es un sentimiento que durará permanentemente y tengo la fe y creencia que mis besos volverán a la guarida de tus labios, de que mis manos moldearán de nuevo tus formas, que mi respiración será tu aliento y que mis ojos se reflejarán en el espejo de tus ojos... Tranquila, todo estará bien...
Héctor.
Thursday, March 17, 2016
Volví a Saber de ti...
Y volví a saber de ti, cuando menos quería hacerlo; no quería saber de tus pasos, no quería saber de tus sonrisas y del retazo de tus ojazos. No deseaba concederle a mi consciencia, un dejo de tus diarios dilemas, quería partir la vida entera que sostengo en este cautiverio de tus rondas y tus diarios ajetreos, ignorando qué ha sido de tu vida, para así imaginar mis propios escenarios en que te tenga pintada como un aura divina, como un edén mágico en el que todo lo que encierra tu nombre, tus rumbos y tus anecdóticas tardes o mañanas, sean en el océano de tus misterios, que consagrando la máxima que reza, es mi adicción favorita.
Volví a saberte, para bien o para mal, me llegó un aroma del perfume de tus rutinas, me consideraron para compartirme qué es lo que haces de tu vida, cómo sobrellevas el mundo sin saberme y sin leerme, cómo has canjeado nuestra felicidad, a cambio del vértigo estéril de vivir diariamente en una automatización mecánica, como robot, como cadáver del amor, como un plástico de la emoción... como vivo yo.
Yo no quería saberte, no porque no te ame, por Dios, muchas veces, después de tanto y tanto tiempo, te he sostenido en mis garabatos, lo mucho que te amo, lo mucho que te venero y te pienso, y cuánto más te extraño; no, no quería saberte, por el hecho de que mi herida aun está en carne viva, porque mi alma aun se mantiene como un péndulo que oscila a la deriva, por lo mucho que dedico del día a pensar en qué será de tu día, y hoy que sé la respuesta a mi inquietante pasatiempo, enjugo que no tengo más en qué invertir mi desdicha, pues te sé, malogradamente, pero te sé, y eso me tienta, y eso me sofoca, me extrae mis instintos básicos, y me deja parado en medio de la avenida, en todavía más soledad...
Mi alabanza hacía tus besos, a tus hermosas formas y tus bellísimas facciones, no terminan aquí, solo que tengo que comenzar a re idear un nuevo esquema mental, para alinear la idea de saberte, aunque sea a cuenta gotas, y que me sepas ¿Cómo te convenzo de que no encontrarás a nadie en el mundo que te ame tanto como yo? ¿Qué acaso no te diste cuenta del gran clic que tuvimos los dos, que ambos somos el uno para el otro? ¿Qué somos dualidad, como la arena y Mar?¿Es tan complicado mirar al cielo y encontrar respuestas de las estrellas, de las nubes, de la luna o el sol? ¿Es tan abstracto el poder de mi amor, que no has podido encontrarle la forma al corazón que lleva mi nombre y a su vez tu nombre en una rodaja de miel y nuez?
Por lo pronto, me quedo en la vereda, en el llano de tus ajetreos diarios, en el sendero donde no sé si debo retroceder y seguir fingiendo que aún no te sé, o acudir ''casualmente'' y forzar una coincidencia en ti... No, no lo sé; mientras ubico mis próximos pasos, te confío que no he parado de escribir, que mi obra maestra ya está por la mitad, que si me he perdido de esta ruta de lectura, ha sido porque no he logrado sustituir el dulce que has dejado impregnado en mis labios, con tus exquisitos besos, y que si me encuentro a veces perdido, es porque he salido a la cruzada de hallarte en este camino, de encontrarte en mis mañanas, aunque seas solo una referencia y un dicho de quien te ha ubicado en el mapa de mis activos, y te ha borrado de la incertidumbre de mis eternos acertijos...
No quería saber de ti, pero cuánto agradezco a nuestro creador, y a quién me confío tu proceder de todos tus días, sea quien sea, fuere quien fuere, el poder saber de ti, aunque yo me encuentre perdido, buscándote y solo mi cuerpo articulado se mantenga en pose de vivo, y hoy sepa mucho menos de mi...
Héctor.
Volví a saberte, para bien o para mal, me llegó un aroma del perfume de tus rutinas, me consideraron para compartirme qué es lo que haces de tu vida, cómo sobrellevas el mundo sin saberme y sin leerme, cómo has canjeado nuestra felicidad, a cambio del vértigo estéril de vivir diariamente en una automatización mecánica, como robot, como cadáver del amor, como un plástico de la emoción... como vivo yo.
Yo no quería saberte, no porque no te ame, por Dios, muchas veces, después de tanto y tanto tiempo, te he sostenido en mis garabatos, lo mucho que te amo, lo mucho que te venero y te pienso, y cuánto más te extraño; no, no quería saberte, por el hecho de que mi herida aun está en carne viva, porque mi alma aun se mantiene como un péndulo que oscila a la deriva, por lo mucho que dedico del día a pensar en qué será de tu día, y hoy que sé la respuesta a mi inquietante pasatiempo, enjugo que no tengo más en qué invertir mi desdicha, pues te sé, malogradamente, pero te sé, y eso me tienta, y eso me sofoca, me extrae mis instintos básicos, y me deja parado en medio de la avenida, en todavía más soledad...
Mi alabanza hacía tus besos, a tus hermosas formas y tus bellísimas facciones, no terminan aquí, solo que tengo que comenzar a re idear un nuevo esquema mental, para alinear la idea de saberte, aunque sea a cuenta gotas, y que me sepas ¿Cómo te convenzo de que no encontrarás a nadie en el mundo que te ame tanto como yo? ¿Qué acaso no te diste cuenta del gran clic que tuvimos los dos, que ambos somos el uno para el otro? ¿Qué somos dualidad, como la arena y Mar?¿Es tan complicado mirar al cielo y encontrar respuestas de las estrellas, de las nubes, de la luna o el sol? ¿Es tan abstracto el poder de mi amor, que no has podido encontrarle la forma al corazón que lleva mi nombre y a su vez tu nombre en una rodaja de miel y nuez?
Por lo pronto, me quedo en la vereda, en el llano de tus ajetreos diarios, en el sendero donde no sé si debo retroceder y seguir fingiendo que aún no te sé, o acudir ''casualmente'' y forzar una coincidencia en ti... No, no lo sé; mientras ubico mis próximos pasos, te confío que no he parado de escribir, que mi obra maestra ya está por la mitad, que si me he perdido de esta ruta de lectura, ha sido porque no he logrado sustituir el dulce que has dejado impregnado en mis labios, con tus exquisitos besos, y que si me encuentro a veces perdido, es porque he salido a la cruzada de hallarte en este camino, de encontrarte en mis mañanas, aunque seas solo una referencia y un dicho de quien te ha ubicado en el mapa de mis activos, y te ha borrado de la incertidumbre de mis eternos acertijos...
No quería saber de ti, pero cuánto agradezco a nuestro creador, y a quién me confío tu proceder de todos tus días, sea quien sea, fuere quien fuere, el poder saber de ti, aunque yo me encuentre perdido, buscándote y solo mi cuerpo articulado se mantenga en pose de vivo, y hoy sepa mucho menos de mi...
Héctor.
Tuesday, March 15, 2016
Y Ahora Qué!
Esto es un poco de lo que lo sentí el día en que te marchaste, el día en que comenzó mi éxodo en el mundo; la tarde en que comencé a errar mi camino... La noche en que comencé a extrañarte tanto o más, de lo que nunca a alguien extrañé, de lo nunca nadie jamás en toda la historia habida y por haber, alguien te extrañó... Mar.
Y Ahora Qué-
No sé por dónde comenzar,
¿O ya se me acabó mi tiempo,
Si hay algo que aun pueda hacer?
Ya todo lo que diga o lo que haga,
se me va a quedar pequeño,
Y a pesar de lo vivido,
vuelvo a tropezar de nuevo,
sin darme cuenta estoy a ras de suelo.
... Y ahora necesitas tiempo,
¿Cuánto tiempo de hace falta?
Yo tengo la vida entera,
¿Y ahora qué?
¿Qué piensas hacer?
Yo sigo en el empeño,
¿Qué piensas hacer?
Yo sigo en el empeño,
¿De qué me vale?
Solo yo te estoy queriendo.
¿Y ahora qué?
¿Qué viene después?,
Ahora que recuerdo,
me dejaste con lo puesto y te da igual.
No sé si pueda continuar,
creo que me van faltando las fuerzas,
no hay más remedio que aceptar,
que lo que más quieres,
normalmente es lo primero que se va.
Y conservo en mi memoria,
cada abrazado recibido,
cada beso que me hacía pensar,
y ahora necesitas tiempo,
¿Y yo?
¿Cuánto tiempo necesito?
Para ver si un día te olvido,
¿Todo se irá tal como vino?
Y simplemente ya te vas...
Y Ahora Qué-
No sé por dónde comenzar,
¿O ya se me acabó mi tiempo,
Si hay algo que aun pueda hacer?
Ya todo lo que diga o lo que haga,
se me va a quedar pequeño,
Y a pesar de lo vivido,
vuelvo a tropezar de nuevo,
sin darme cuenta estoy a ras de suelo.
... Y ahora necesitas tiempo,
¿Cuánto tiempo de hace falta?
Yo tengo la vida entera,
¿Y ahora qué?
¿Qué piensas hacer?
Yo sigo en el empeño,
¿Qué piensas hacer?
Yo sigo en el empeño,
¿De qué me vale?
Solo yo te estoy queriendo.
¿Y ahora qué?
¿Qué viene después?,
Ahora que recuerdo,
me dejaste con lo puesto y te da igual.
No sé si pueda continuar,
creo que me van faltando las fuerzas,
no hay más remedio que aceptar,
que lo que más quieres,
normalmente es lo primero que se va.
Y conservo en mi memoria,
cada abrazado recibido,
cada beso que me hacía pensar,
y ahora necesitas tiempo,
¿Y yo?
¿Cuánto tiempo necesito?
Para ver si un día te olvido,
¿Todo se irá tal como vino?
Y simplemente ya te vas...
Cuando Seamos Gatos...
Y alcanzaremos las estrellas de un rasguño; arañaremos al cielo de la pasión que se hurga entre nuestras bocas, y besaremos con ronroneos de amor cada rincón de nuestros cuerpos... Cuando maullemos, daremos un recital de intensa emoción y devoción del uno por el otro, de tus reflejos felinos me beberé una copa de inspiración, y de tus curvas sensuales, me restregaré hasta al sacio de mis inconmensurables sentidos felinos, como un recuerdo que vuelve y frota tu mente, como un viento que se estaciona en nuestro lejano presente.
Danzaremos en todos los techos, surcaremos las bardas de nuestros cuerpos, agilizaremos cada sentido nato de cazarnos en juego, de casarnos en serio, como salir de mañana con frío y en ayunas, como salir a tu persecución y que me persigas, como recordar a cada instante que eres mi tazón de alimento y mi bebida favorita, como almidonarme la piel con tus caricias y en mi rincón favorito, hacer tu esquina preferida... Pero siempre amándonos sin olvidarnos, sin pretendernos menos, o más, siempre buscando mi aroma predilecto que el olor que emana del perfume de tus mejillas, y que tanto amo, aun cuando gato...
Y como humanos no estamos, nos hemos perdido en la marea espesa de tecnología, en el concreto de prisas y poco tiempo, en la urgencia de llegar pronto a la oficina o en tu dedicación de siempre concluir esa tarea y que sea bien traducida... Pero perdidos, extraviados del uno y del otro, con la boca seca de tanto pronunciar nuestros nombres y olvidar nuestros rostros, con la hiel de no sabernos y sentir que todo fue parte de un lejano y hermoso sueño. Con la consigna de pensar que tus labios son los labios más exquisitos que jamás haya besado y que tus caricias y mis caricias en complemento, son la fil armónica orquestando la ópera de nuestros recuerdos...
...Y quizás nos encontremos, en otros caminos, en otros senderos, cuando la brisa arrulle nuestras alturas y bailemos en el tejado, despertando al vecindario entero, cuando brinquemos al árbol, cuando estrechemos nuestros abrazos, cuando juntos nos entreguemos en mil besos y sin ningún adiós que nos deje al viento maullando... Quizás en otro cielo, quizás en otro universo, quizás en otras vidas... Cuando seamos amados, cuando seamos estrellas, cuando seamos entre los dos una luna, cuando seamos un solo océano, y frecuentemos el mismo Mar... Si, quizás en otra vida... cuando seamos gatos.
Héctor Eduardo.
Danzaremos en todos los techos, surcaremos las bardas de nuestros cuerpos, agilizaremos cada sentido nato de cazarnos en juego, de casarnos en serio, como salir de mañana con frío y en ayunas, como salir a tu persecución y que me persigas, como recordar a cada instante que eres mi tazón de alimento y mi bebida favorita, como almidonarme la piel con tus caricias y en mi rincón favorito, hacer tu esquina preferida... Pero siempre amándonos sin olvidarnos, sin pretendernos menos, o más, siempre buscando mi aroma predilecto que el olor que emana del perfume de tus mejillas, y que tanto amo, aun cuando gato...
Y como humanos no estamos, nos hemos perdido en la marea espesa de tecnología, en el concreto de prisas y poco tiempo, en la urgencia de llegar pronto a la oficina o en tu dedicación de siempre concluir esa tarea y que sea bien traducida... Pero perdidos, extraviados del uno y del otro, con la boca seca de tanto pronunciar nuestros nombres y olvidar nuestros rostros, con la hiel de no sabernos y sentir que todo fue parte de un lejano y hermoso sueño. Con la consigna de pensar que tus labios son los labios más exquisitos que jamás haya besado y que tus caricias y mis caricias en complemento, son la fil armónica orquestando la ópera de nuestros recuerdos...
...Y quizás nos encontremos, en otros caminos, en otros senderos, cuando la brisa arrulle nuestras alturas y bailemos en el tejado, despertando al vecindario entero, cuando brinquemos al árbol, cuando estrechemos nuestros abrazos, cuando juntos nos entreguemos en mil besos y sin ningún adiós que nos deje al viento maullando... Quizás en otro cielo, quizás en otro universo, quizás en otras vidas... Cuando seamos amados, cuando seamos estrellas, cuando seamos entre los dos una luna, cuando seamos un solo océano, y frecuentemos el mismo Mar... Si, quizás en otra vida... cuando seamos gatos.
Héctor Eduardo.
Saturday, March 12, 2016
Un Segundo... Y Nada Más.
El recuerdo de tus ojos surge, cuando me has dejado de mirar... El recuerdo de tus labios está en mi, cuando me has comenzado a besar...
Un segundo pensando en ti, es una eternidad para mi inspiración... Una eternidad dedicada a la inspiración que me regalas, es una vida de alegría y de ilusión.
Tu sonrisa, tus mejillas, tu chichón en tu frente y tu labios firmes, son el extracto ideal de la octava sinfonía, de la arquitectura perfecta, de la sincronía de vida y perfección, de la prosa que es poesía y rima toda mi devoción...
Tus recuerdos viven en mi segundo a segundo, tus manos finas aun rozan las mías, tus ojos a través de esos cristales, aun ciernen cada brillo de eterna ilusión, de eterna cofradía con la felicidad, la felicidad que representará que seas por siempre mi más grande amor... Mi Mar.
Héctor.
Un segundo pensando en ti, es una eternidad para mi inspiración... Una eternidad dedicada a la inspiración que me regalas, es una vida de alegría y de ilusión.
Tu sonrisa, tus mejillas, tu chichón en tu frente y tu labios firmes, son el extracto ideal de la octava sinfonía, de la arquitectura perfecta, de la sincronía de vida y perfección, de la prosa que es poesía y rima toda mi devoción...
Tus recuerdos viven en mi segundo a segundo, tus manos finas aun rozan las mías, tus ojos a través de esos cristales, aun ciernen cada brillo de eterna ilusión, de eterna cofradía con la felicidad, la felicidad que representará que seas por siempre mi más grande amor... Mi Mar.
Héctor.
Friday, March 11, 2016
Lluvia de tus Labios...
Y la lluvia resbala, moja, empapa... Alguna vez caminé dentro de las cortinas de la lluvia, manteniendo una felicidad de andar, sin rumbo, pero feliz, pero sin ti, conociendo tu existir, desconociendo tu paraje... Algo similar a los cuentos de hadas, a las leyendas que nos profesan cuando niños.
Y hoy soñé que te encontraba y soñé que me mirabas, que platicábamos, que reíamos a carcajadas, que me arropabas con hermosas palabras, con una taza tibia de té, con un croissant de los que tanto te gustan, con fritangas de queso que tanto te envician. Y te soñé, no sé si fue un segundo o diez, si fue solo un episodio continuo o una efímera evocación, pero te soñé, y más loco y convulso después de ese hermoso sueño quedé.
...Ya casi no encuentro las palabras, creo que es por haberlas utilizado casi el cien por ciento de mi acervo; palabras que te describan y transmitan este gran amor que por ti siento; no sé si en estos sueños en que te tengo, en que pruebo esos besos que ya había sentido, en que rozo esas, tus manos que ya he rozado en esta vida, en que vivimos esas cosas de nueva cuenta, que ya habíamos vivido, me hagan sentirte más y más en mi, y el resultado final es no dejar de pensarte, no dejar de añorarte, aunque sea en el papel de un retrato, que es donde siempre te veo, y quizás siempre ahí te encontré.
No cesa la lluvia; tanto en mi interior, como en el exterior, la lluvia no cesa, no para, no da tregua... Así como este aire de cargo de conciencia, de esta asignatura pendiente de saber que yo te perdí, por que no fuiste tú, no que va, fui yo quien no supo apreciar el valor de tu amistad, le di más realce y fuerza al poderío de tu amor y en consecuencia, fui yo quien perdió tu gran amistad, te perdí completa y enteramente, tuve el cielo en mis manos, la gloria de Dios en tus manos, pero quise toda la mortaja y te perdí; pero siendo sinceros, en veces creo que te llenaste de verdad, al pedirme distancia y tiempo, al pedirnos vivir la vida en un siempre que dure solo un tiempo, solo vivir emociones en silencio, los sentimientos y las caricias guardadas en el anaquel del destierro, eso es un amor para siempre, y mi amor para ti no es un siempre para solo un rato, es un juramento que no se puede romper nunca, nunca, nunca...
Y con esta lluvia que nos inunda, que nos eleva a cinco metros sobre su cielo, que nos lleva más allá del arcoiris y tus recuerdos, y sus nubes, y su fresca humedad, y su arroyos y charcos, y su olor de romántico andar, es cuando me siento y prefiero comenzar a recordarte, dando fiel voto de acción a la palabra, a la promesa de siempre recordarte, de siempre llevarte conmigo, en mi corazón y en mis momentos de inspiración, en mis momentos de real dicha y de profunda abnegación; porque por más que lo creas o no, eso da igual, lo importante es que sepas que mi sentimiento no tiene final, que es más grande de lo que puedes pensar, es un amor que se niega a morir y por lo que aun vivimos y lo que nos falta por vivir, en mi lluvia y en mi cielo amor, siempre serás mi oleaje y mi naufragio, mi vela y mi arrecife, mi coral y mi suspiro... Te veo venir Mar, y yo siempre te esperare, toma el tiempo que quieras, quizás uno o cien años más, pero de tus labios, para siempre me volveré a empapar...
Héctor.
Y hoy soñé que te encontraba y soñé que me mirabas, que platicábamos, que reíamos a carcajadas, que me arropabas con hermosas palabras, con una taza tibia de té, con un croissant de los que tanto te gustan, con fritangas de queso que tanto te envician. Y te soñé, no sé si fue un segundo o diez, si fue solo un episodio continuo o una efímera evocación, pero te soñé, y más loco y convulso después de ese hermoso sueño quedé.
...Ya casi no encuentro las palabras, creo que es por haberlas utilizado casi el cien por ciento de mi acervo; palabras que te describan y transmitan este gran amor que por ti siento; no sé si en estos sueños en que te tengo, en que pruebo esos besos que ya había sentido, en que rozo esas, tus manos que ya he rozado en esta vida, en que vivimos esas cosas de nueva cuenta, que ya habíamos vivido, me hagan sentirte más y más en mi, y el resultado final es no dejar de pensarte, no dejar de añorarte, aunque sea en el papel de un retrato, que es donde siempre te veo, y quizás siempre ahí te encontré.
No cesa la lluvia; tanto en mi interior, como en el exterior, la lluvia no cesa, no para, no da tregua... Así como este aire de cargo de conciencia, de esta asignatura pendiente de saber que yo te perdí, por que no fuiste tú, no que va, fui yo quien no supo apreciar el valor de tu amistad, le di más realce y fuerza al poderío de tu amor y en consecuencia, fui yo quien perdió tu gran amistad, te perdí completa y enteramente, tuve el cielo en mis manos, la gloria de Dios en tus manos, pero quise toda la mortaja y te perdí; pero siendo sinceros, en veces creo que te llenaste de verdad, al pedirme distancia y tiempo, al pedirnos vivir la vida en un siempre que dure solo un tiempo, solo vivir emociones en silencio, los sentimientos y las caricias guardadas en el anaquel del destierro, eso es un amor para siempre, y mi amor para ti no es un siempre para solo un rato, es un juramento que no se puede romper nunca, nunca, nunca...
Y con esta lluvia que nos inunda, que nos eleva a cinco metros sobre su cielo, que nos lleva más allá del arcoiris y tus recuerdos, y sus nubes, y su fresca humedad, y su arroyos y charcos, y su olor de romántico andar, es cuando me siento y prefiero comenzar a recordarte, dando fiel voto de acción a la palabra, a la promesa de siempre recordarte, de siempre llevarte conmigo, en mi corazón y en mis momentos de inspiración, en mis momentos de real dicha y de profunda abnegación; porque por más que lo creas o no, eso da igual, lo importante es que sepas que mi sentimiento no tiene final, que es más grande de lo que puedes pensar, es un amor que se niega a morir y por lo que aun vivimos y lo que nos falta por vivir, en mi lluvia y en mi cielo amor, siempre serás mi oleaje y mi naufragio, mi vela y mi arrecife, mi coral y mi suspiro... Te veo venir Mar, y yo siempre te esperare, toma el tiempo que quieras, quizás uno o cien años más, pero de tus labios, para siempre me volveré a empapar...
Lluvia que cierne de dicha y reflexión, sobre tus labios y nuestra redención... |
Héctor.
Un Reencuentro de los no Esperados.
Estamos condenados a ser felices, cadena perpetua de felicidad... Sentencia dicha, emitida y acuñada en los momentos más sin sabores, en la sociedad de mis reflexiones sin sentido, aquella gran etapa de universitario... Cuando antes escribía cuentos y pequeñas novelas, todo se maquillaba más sencillo, hoy me topo con la sed saciada de tu ausencia, pero, con la fe muy ancha y gruesa de la esperanza... Deja te explico por qué; Yo lo conocí a él, mi hermano, mi mejor acompañante durante mis años en mi alma matter, mi colega, mi compinche y mi secuaz en muchas y muchas vivencias juntos (recuerdo la vez que empujábamos su carro, porque se apagó en medio boulevard, y por la inclinación de la pendiente, el carro tomó más velocidad que la nuestra, siendo caótico el final).
Mi gran amigo, profesó su devoción por una sola, por ella, la mujer que es su condena, la mujer que es su felicidad, y preparamos todo el escenario, editamos un video que quedó (a palabras del maestro de Edición) de corte comercial, en el cual el día de su cumpleaños, de ella, su posible amada, todos los compañeros, amigos y alguno que otro entrometido la felicitábamos y la joya de la corona, cuando al final de dicha edición le pidió ser su novia... El comienzo de una gran historia...
Comenzó todo miel sobre hojuelas, pero ella, al ser el ente dominador, optó por ser el norte en la relación, crasa sentencia, como anemia a la caricia, como decaída de la concordia en la pareja, las cosas comenzaron a tomar un rumbo complicado, sin embargo, él en su eterno amor, resistió mucho, mucho resistió, yo lo vi, nadie lo contó, sufrió como sufre el enamorado, y finalmente, todo terminó... El nunca volvió a ser el mismo, lo perdí, mi amigo transmutó, se convirtió a la oscuridad del ambulantaje del amor; pero no se olvida, ni con mala memoria no se olvida un gran amor... Hoy, más de doce años después me dice mi gran hermano "ya es mi novia otra vez". Me dio felicidad inmensa por él, también por ella, pero muchísimo más por mi...
A ver si me explico, por mi, por la pena capital que vivo hoy en día, por la agonía de la incertidumbre que no sabía si te volvería a ver de nueva cuenta; me siento dichoso, inundado de alegría, esto es un mundo de oxígeno de fe, de esperanza y consuelo, un bálsamo de sosiego, porque si él, después de tanto tiempo la reencontró, un reencuentro de los no esperados, ahora yo, para bien o para mal, tengo mucha esperanza, aun no es tarde para regresar a tus brazos, para volver a respirar tu aliento, para sofocarte de mi loción e ir a la par, en el mismo camino y sendero.
Tengo más fe que un jardín sin semillas, tengo más esperanza que pronto te encontraré y me darás una sonrisa de regalo, y yo te obsequiaré un beso en tu mejilla. Tengo tantas cosas que contarte y quisiera que fueran en la calma de una plaza, en el malecón de cualquier playa, pero siempre con la notoria euforia de saberte en mi novela en vida, en mi historia escrita... Eres un suspiro que tengo ahogado y en el suspiro de mi dicha, te tengo que volver a decir, pero en persona esta vez, cuánto te amo Mar de mi vida.
Héctor.
Mi gran amigo, profesó su devoción por una sola, por ella, la mujer que es su condena, la mujer que es su felicidad, y preparamos todo el escenario, editamos un video que quedó (a palabras del maestro de Edición) de corte comercial, en el cual el día de su cumpleaños, de ella, su posible amada, todos los compañeros, amigos y alguno que otro entrometido la felicitábamos y la joya de la corona, cuando al final de dicha edición le pidió ser su novia... El comienzo de una gran historia...
Comenzó todo miel sobre hojuelas, pero ella, al ser el ente dominador, optó por ser el norte en la relación, crasa sentencia, como anemia a la caricia, como decaída de la concordia en la pareja, las cosas comenzaron a tomar un rumbo complicado, sin embargo, él en su eterno amor, resistió mucho, mucho resistió, yo lo vi, nadie lo contó, sufrió como sufre el enamorado, y finalmente, todo terminó... El nunca volvió a ser el mismo, lo perdí, mi amigo transmutó, se convirtió a la oscuridad del ambulantaje del amor; pero no se olvida, ni con mala memoria no se olvida un gran amor... Hoy, más de doce años después me dice mi gran hermano "ya es mi novia otra vez". Me dio felicidad inmensa por él, también por ella, pero muchísimo más por mi...
A ver si me explico, por mi, por la pena capital que vivo hoy en día, por la agonía de la incertidumbre que no sabía si te volvería a ver de nueva cuenta; me siento dichoso, inundado de alegría, esto es un mundo de oxígeno de fe, de esperanza y consuelo, un bálsamo de sosiego, porque si él, después de tanto tiempo la reencontró, un reencuentro de los no esperados, ahora yo, para bien o para mal, tengo mucha esperanza, aun no es tarde para regresar a tus brazos, para volver a respirar tu aliento, para sofocarte de mi loción e ir a la par, en el mismo camino y sendero.
Tengo más fe que un jardín sin semillas, tengo más esperanza que pronto te encontraré y me darás una sonrisa de regalo, y yo te obsequiaré un beso en tu mejilla. Tengo tantas cosas que contarte y quisiera que fueran en la calma de una plaza, en el malecón de cualquier playa, pero siempre con la notoria euforia de saberte en mi novela en vida, en mi historia escrita... Eres un suspiro que tengo ahogado y en el suspiro de mi dicha, te tengo que volver a decir, pero en persona esta vez, cuánto te amo Mar de mi vida.
Héctor.
Wednesday, March 09, 2016
Caracoles.
En el confort de un sofá, uno supedita su inspiración y su vehemencia a sobremanera; con los píes helados de tanto andar, con la frazada de tus recuerdos, con el temple de tu mirada y con la inquietud que otorga tu calma... El verdadero juicio de amor, es haberte encontrado, haberte amado y soportar el habernos extraviado.
Cuento cada uno, en su cuenca gasterópoda, los caracoles que me sembraste en la planicie de mi pasado, palpando su tersa textura, arropando a mi tacto en sus húmedas espirales que agazapan mi inspiración, irritando mi piel con el filo de tus recuerdos, irritando mis recuerdos con el plano de tu papel... Esos caracoles, que le dan mareo y vértigo a mi corazón, que le sientan un precedente de alegría y vacío, de tristeza y melancolía que me alegra la vida, son el fruto maduro de nuestro encuentro, de nuestra aventura junto al mar, nuestro Vesubio en medio de tanta yerba, en medio de una alcoba, en donde solo nos arrojamos los dos, a la pasión y al amor.
Veo la forma de los caracoles y encuentro muchas formas en su forma; como un rostro que exhala su aliento; como el árbol que enrama su incipiente tronco a su robusto follaje; como un cometa con su estela en el cielo; como la luna contemplando en silencio, todo lo que soy y lo que debo, todo lo que no tengo y el cuánto te recuerdo... Lo que más percibo en esos Caracoles decembrinos, en esos Caracoles que me has vertido, es el aroma de tus besos, es la esencia de tu cuerpo, es el perfume de tu pausado respirar, de tu quedo hablar, de tu solemne mirar, del asertivo sustantivo que pronuncias, de lo que callas y lo que piensas que tanto te ha hecho dudar...
Como las espirales de esos Caracoles, hemos fraguado nuestros destinos, hemos conspirado en contra de la voluntad y el designio divino, criminalizado el sentimiento y hecho fugitivo al cariño... Hoy en día, deseo mucho de la vida, deseo que de un giro, como las curvas de los Caracoles y me ponga de nuevo en tu camino, que me coloqué en el centro de tu mapa y seamos de nuevo en uno solo el destino; deseo entre tantas cosas que me dibujes estos Caracoles a raudales, que sean no cientos, sino millares, que toda la tinta entera sea nuestra sangre unida, que los Caracoles griten que eres mi vida, que se reproduzcan en cada una de las hojas que nuestra vida les comparta.
En la cascada de Caracoles que me has heredado, me empapo con el agua que densa con la brisa del suave contacto de tus manos, del armónico recorrido de tu voz cuando escribes y la llovizna que emiten tus labios cuando me susurres estas líneas, aunque hace siglos, hace milenios que no me leas, que no me pienses y que no me recuerdes... En tus Caracoles yo me encuentro habitando cada momento que engrandece más tu eterna grandeza, en tus Caracoles te encuentro, en cada recuerdo que perdura para hoy y para todos mis mañanas, de que alguna vez fuiste mi amada princesa... En tus Caracoles curvo los ciclos infinitos del tiempo, haciendo arte con las distancias y los recuerdos, creando paradojas de repeticiones de los mejores momentos que hemos vivido, en los que siempre por los siglos de los siglos... Yo te amaré.
Cuento cada uno, en su cuenca gasterópoda, los caracoles que me sembraste en la planicie de mi pasado, palpando su tersa textura, arropando a mi tacto en sus húmedas espirales que agazapan mi inspiración, irritando mi piel con el filo de tus recuerdos, irritando mis recuerdos con el plano de tu papel... Esos caracoles, que le dan mareo y vértigo a mi corazón, que le sientan un precedente de alegría y vacío, de tristeza y melancolía que me alegra la vida, son el fruto maduro de nuestro encuentro, de nuestra aventura junto al mar, nuestro Vesubio en medio de tanta yerba, en medio de una alcoba, en donde solo nos arrojamos los dos, a la pasión y al amor.
Veo la forma de los caracoles y encuentro muchas formas en su forma; como un rostro que exhala su aliento; como el árbol que enrama su incipiente tronco a su robusto follaje; como un cometa con su estela en el cielo; como la luna contemplando en silencio, todo lo que soy y lo que debo, todo lo que no tengo y el cuánto te recuerdo... Lo que más percibo en esos Caracoles decembrinos, en esos Caracoles que me has vertido, es el aroma de tus besos, es la esencia de tu cuerpo, es el perfume de tu pausado respirar, de tu quedo hablar, de tu solemne mirar, del asertivo sustantivo que pronuncias, de lo que callas y lo que piensas que tanto te ha hecho dudar...
Como las espirales de esos Caracoles, hemos fraguado nuestros destinos, hemos conspirado en contra de la voluntad y el designio divino, criminalizado el sentimiento y hecho fugitivo al cariño... Hoy en día, deseo mucho de la vida, deseo que de un giro, como las curvas de los Caracoles y me ponga de nuevo en tu camino, que me coloqué en el centro de tu mapa y seamos de nuevo en uno solo el destino; deseo entre tantas cosas que me dibujes estos Caracoles a raudales, que sean no cientos, sino millares, que toda la tinta entera sea nuestra sangre unida, que los Caracoles griten que eres mi vida, que se reproduzcan en cada una de las hojas que nuestra vida les comparta.
En la cascada de Caracoles que me has heredado, me empapo con el agua que densa con la brisa del suave contacto de tus manos, del armónico recorrido de tu voz cuando escribes y la llovizna que emiten tus labios cuando me susurres estas líneas, aunque hace siglos, hace milenios que no me leas, que no me pienses y que no me recuerdes... En tus Caracoles yo me encuentro habitando cada momento que engrandece más tu eterna grandeza, en tus Caracoles te encuentro, en cada recuerdo que perdura para hoy y para todos mis mañanas, de que alguna vez fuiste mi amada princesa... En tus Caracoles curvo los ciclos infinitos del tiempo, haciendo arte con las distancias y los recuerdos, creando paradojas de repeticiones de los mejores momentos que hemos vivido, en los que siempre por los siglos de los siglos... Yo te amaré.
Caracoles que circundan nuestra existencia... |
Héctor.
Monday, March 07, 2016
Relámpagos a Cielo Abierto.
Es un mágico espectáculo de la naturaleza el que la lluvia nos inunde copiosamente. Es un verdadero milagro todo el proceso Físico - Químico que debe de procesarse para que al final de toda la línea de producción, esa gota de agua, llegue y moje tu hermoso rostro... Ahora que lo veo en retrospectiva, me doy cuenta que solamente una vez te vi siendo bañada por el cielo en su derrame celestial, solamente una vez compartimos las lágrimas del cielo, rozando tu rostro, dando forma a tu cara cuando caían y te mojaban, en ese, nuestro aquel día.
La lluvia incesante no deja de caer, en el cielo hay un gran conflicto familiar, pues sus gotas reflejan que han notado la ausencia de su ángel más hermoso, han encontrado el cautiverio de tu lejanía, gozando tu prófuga huída y bendiciendo a quien te rodea con la luz de tu existencia y gloriosa compañía. Eres el cielo abierto que me cubre de brisa por la mañana, eres el fresco que me cimbra de madrugada, eres la serena calma antes de la tormenta, eres el arcoiris que surge entre la lluvia y su clemencia.
Entre tanta lluvia y nubarrones, entre tanto viento helado y deseos de refugio a clima templado, nada me moja, nada me enfría, nada me entumece, solo el rastro de tu sonrisa, solo los charcos de aquella vez que vi tus lágrimas correr por tus mejillas, solo la precipitación de tus enojos, y la salida de tus costas cuando te marchaste olvidando mi olvido. Aunque esté a cielo abierto, los relámpagos con que has encandilado mi vida siguen con sus rastros seculares, el escalofrío que cursa mi columna, como trueno que impacta en campo abierto, es el copioso sentimiento de amor y apología que hoy vivo pensando en tus huellas, pensando en la tormenta que aun llevas resbalando en mi chamarra, en la lluvia que has mojado dentro de mi alma.
Entre tanta gota de la lluvia que me hace entrar en trance, entrar al diluvio de tus besos en mar adentro, me declaro en veda de tus besos, me declaro ausente de tus pensamientos y me declaro fiel devoto de tu firmamento... Mar de mis tormentas, Mar de mi cielo abierto.
Héctor.
La lluvia incesante no deja de caer, en el cielo hay un gran conflicto familiar, pues sus gotas reflejan que han notado la ausencia de su ángel más hermoso, han encontrado el cautiverio de tu lejanía, gozando tu prófuga huída y bendiciendo a quien te rodea con la luz de tu existencia y gloriosa compañía. Eres el cielo abierto que me cubre de brisa por la mañana, eres el fresco que me cimbra de madrugada, eres la serena calma antes de la tormenta, eres el arcoiris que surge entre la lluvia y su clemencia.
Entre tanta lluvia y nubarrones, entre tanto viento helado y deseos de refugio a clima templado, nada me moja, nada me enfría, nada me entumece, solo el rastro de tu sonrisa, solo los charcos de aquella vez que vi tus lágrimas correr por tus mejillas, solo la precipitación de tus enojos, y la salida de tus costas cuando te marchaste olvidando mi olvido. Aunque esté a cielo abierto, los relámpagos con que has encandilado mi vida siguen con sus rastros seculares, el escalofrío que cursa mi columna, como trueno que impacta en campo abierto, es el copioso sentimiento de amor y apología que hoy vivo pensando en tus huellas, pensando en la tormenta que aun llevas resbalando en mi chamarra, en la lluvia que has mojado dentro de mi alma.
Entre tanta gota de la lluvia que me hace entrar en trance, entrar al diluvio de tus besos en mar adentro, me declaro en veda de tus besos, me declaro ausente de tus pensamientos y me declaro fiel devoto de tu firmamento... Mar de mis tormentas, Mar de mi cielo abierto.
El Cielo amenazante con arrojar cada una de tus lágrimas, dentro de mi pesar. |
Héctor.
En su Luna...
Estuve contando cada una de las estrellas que no miraba en la fría noche... Le tomé cariño a muchas de ellas, en todas recordaba su nombre, su brillo, su solemne frío y su peculiar corona de luz plateado y azulado. Nunca antes le di tanto valor e importancia a una luna clara, clara como la transparencia que ella dejaba en mi, en cada una de las mañanas cuando la veía, ruborizada por mis palabras de poesía, ruborizada por aceptar mi compañía.
En una madrugada, a media luz lunar, se fermentan muchos pensamientos, muchos sentimientos, entre los cuales sobresalen la melancolía, la añoranza y la lejana pero presente nostalgia. En cada brazo de las tenues y marcadas nubes que se enraman con el firmamento y las estrellas danzantes, escondo un sentir que lleva cada letra de sus nombres, cada vocal y consonante esculpiendo sus rasgos que tanto la caracterizan, pero que hoy hacen que viva el duelo de lo que nunca fue, de lo que nunca se inició... Sabiendo ambos que éramos para los dos, sabiendo ambos que el amor nos tocó, pero nunca esa puerta se atendió, sabiendo ambos que como la luna que me observa y me rige, atestiguando mis tristezas, siempre estuvimos mirando, siempre solo nos esperamos, pero jamás llegamos a encontrarnos.
La luna sigue cobijada en medio de muchas nubes, sigue siendo víctima del amor de ellas que no la dejan un minuto que se acomode y vista sus galas, sigue viva en el brillo de su mirada, como cuando a ella le hablaba, como cuando a ella la abrazaba. Con su palidez de luna, con su hermosura y brillo cuando la besaba, con su cara reflejando siempre la misma cara, su hermosura ilimitada, su rostro como bandera de plata y del amor, para cubrirnos con su manto de hermosas palabras. Su presencia era mi luna, su presencia siempre ha sido mi luna, mi faro que guía la oscuridad de cada paso que daba, de cada paso que aun doy. Sus ojos y sus mejillas, sus cabellos castaños y sus labios color carmín, como un arrebato de la pasión entre la luna y sus estrellas que la circundan, su nariz de menguante y sus manos como cometas, su cintura en fase creciente y el marco de sus hermosas piernas en la periferia de su luz y marcando su cercanía a mi alma, a mi corazón... Marcando su distancia que hoy me asfixia y me hace perder toda la razón... Con sus mareas bajas, con sus mareas altas, por su creciente y total aproximación
Cuando yo encontré su rumbo, su camino lunar, yo me encontré con la verdad, me encontré con el amor y toda su humildad, me topé con el brillo que me iluminó en solo una fase lunar, me topé con el cielo nocturno, iluminado por sus mágicas estrellas y concluyendo que como ese mes, ese periodo lunar, ningún otro mes... Un mes de eterna felicidad...
Héctor.
En una madrugada, a media luz lunar, se fermentan muchos pensamientos, muchos sentimientos, entre los cuales sobresalen la melancolía, la añoranza y la lejana pero presente nostalgia. En cada brazo de las tenues y marcadas nubes que se enraman con el firmamento y las estrellas danzantes, escondo un sentir que lleva cada letra de sus nombres, cada vocal y consonante esculpiendo sus rasgos que tanto la caracterizan, pero que hoy hacen que viva el duelo de lo que nunca fue, de lo que nunca se inició... Sabiendo ambos que éramos para los dos, sabiendo ambos que el amor nos tocó, pero nunca esa puerta se atendió, sabiendo ambos que como la luna que me observa y me rige, atestiguando mis tristezas, siempre estuvimos mirando, siempre solo nos esperamos, pero jamás llegamos a encontrarnos.
La luna sigue cobijada en medio de muchas nubes, sigue siendo víctima del amor de ellas que no la dejan un minuto que se acomode y vista sus galas, sigue viva en el brillo de su mirada, como cuando a ella le hablaba, como cuando a ella la abrazaba. Con su palidez de luna, con su hermosura y brillo cuando la besaba, con su cara reflejando siempre la misma cara, su hermosura ilimitada, su rostro como bandera de plata y del amor, para cubrirnos con su manto de hermosas palabras. Su presencia era mi luna, su presencia siempre ha sido mi luna, mi faro que guía la oscuridad de cada paso que daba, de cada paso que aun doy. Sus ojos y sus mejillas, sus cabellos castaños y sus labios color carmín, como un arrebato de la pasión entre la luna y sus estrellas que la circundan, su nariz de menguante y sus manos como cometas, su cintura en fase creciente y el marco de sus hermosas piernas en la periferia de su luz y marcando su cercanía a mi alma, a mi corazón... Marcando su distancia que hoy me asfixia y me hace perder toda la razón... Con sus mareas bajas, con sus mareas altas, por su creciente y total aproximación
Cuando yo encontré su rumbo, su camino lunar, yo me encontré con la verdad, me encontré con el amor y toda su humildad, me topé con el brillo que me iluminó en solo una fase lunar, me topé con el cielo nocturno, iluminado por sus mágicas estrellas y concluyendo que como ese mes, ese periodo lunar, ningún otro mes... Un mes de eterna felicidad...
Luna que me muestra, durante cada noche de su presencia, que alguna vez ella, mi amada, fue en realidad mi menguada alegría. |
Friday, March 04, 2016
En la Península de tu Amor...
Extiendo la mirada y me encuentro con la infinita línea del horizonte, justo donde no alcanza más la vista, justo donde no alcanza más la mirada... En una mañana fría, me tropecé con el milagro de saberte, coincidí con las Pléyades que dan forma a tus facciones, a tus rasgos característicos de princesa, de diosa, de plebeya, de reina, de realeza... de mujer.
En la península de mis emociones, recorro suavemente la brisa marina, le abro las cortinas a la fina capa de niebla que me estropean tus recuerdos, que nublan mis emociones; esta bandada de nubes, me hace reflexionar sobre tu eterna transparencia, sobre tu gran palidez de hermosa ninfa, de titán, de sirena... Eres lo que mas quiero en la vida ¿Y cómo es que te puedo querer si no te tengo en la vida? ¿Y cómo te puedo calzar de cariño y hermosura sino te encuentro y te tengo perdida? ¿Y cómo puedo asumir siquiera, que te he perdido, cuando nunca antes nos encontramos?
En la tarde de mis mañanas, recorro en vehículo la caravana de tu magistral y colosal hermosura, recorro cada capa, cada poro, cada milímetro de la carretera de tus recuerdos, y encontramos juntos, en cada uno de ellos, los mejores besos nunca antes ofrendados, los mejores abrazos, las mas húmedas caricias, las palabras mas hermosas jamás antes dichas, o escritas, la veneración más fiel y leal que nunca jamás podrá humano en el mundo encontrar, el amor más tierno y verdadero, y la prueba de fe, la prueba de voluntad más interminable, más perpetua que cualquier ser pueda apaciguar...
En la península de tu amor, me he topado unos corales con las huellas marcadas con tus manos en mi espalda, en mi cabello, mientras me sostenías para que besara tus labios, para compartirnos el alma en nuestro aliento, para surcarnos nuestra pasión de cero a cien, de un instante a unas horas, de unos días a muchos siglos... Me he topado con los caracoles que se encierran muy atesorados en la rodaja del bolso de mi pecho, pegado al corazón, que es donde te llevo, pegado en mi pasión, en mi carácter y en tu línea de recuerdo... En la península de tu amor, me he topado con la arena que aun tiene tus píes marcados en la duela de la antigua oficina, con las marcas que dejan tus pasos, y con las enormes alegrías que me brindaste en el mes que nos abandonamos... que me dejaste, en el mes en que nos enamoramos...
En la península de mis emociones, recorro suavemente la brisa marina, le abro las cortinas a la fina capa de niebla que me estropean tus recuerdos, que nublan mis emociones; esta bandada de nubes, me hace reflexionar sobre tu eterna transparencia, sobre tu gran palidez de hermosa ninfa, de titán, de sirena... Eres lo que mas quiero en la vida ¿Y cómo es que te puedo querer si no te tengo en la vida? ¿Y cómo te puedo calzar de cariño y hermosura sino te encuentro y te tengo perdida? ¿Y cómo puedo asumir siquiera, que te he perdido, cuando nunca antes nos encontramos?
En la tarde de mis mañanas, recorro en vehículo la caravana de tu magistral y colosal hermosura, recorro cada capa, cada poro, cada milímetro de la carretera de tus recuerdos, y encontramos juntos, en cada uno de ellos, los mejores besos nunca antes ofrendados, los mejores abrazos, las mas húmedas caricias, las palabras mas hermosas jamás antes dichas, o escritas, la veneración más fiel y leal que nunca jamás podrá humano en el mundo encontrar, el amor más tierno y verdadero, y la prueba de fe, la prueba de voluntad más interminable, más perpetua que cualquier ser pueda apaciguar...
En la península de tu amor, me he topado unos corales con las huellas marcadas con tus manos en mi espalda, en mi cabello, mientras me sostenías para que besara tus labios, para compartirnos el alma en nuestro aliento, para surcarnos nuestra pasión de cero a cien, de un instante a unas horas, de unos días a muchos siglos... Me he topado con los caracoles que se encierran muy atesorados en la rodaja del bolso de mi pecho, pegado al corazón, que es donde te llevo, pegado en mi pasión, en mi carácter y en tu línea de recuerdo... En la península de tu amor, me he topado con la arena que aun tiene tus píes marcados en la duela de la antigua oficina, con las marcas que dejan tus pasos, y con las enormes alegrías que me brindaste en el mes que nos abandonamos... que me dejaste, en el mes en que nos enamoramos...
Vista a tu Mar... |
Héctor.
Caprichos del Corazón.
Vista al mar, al océano infinito de agua, calmante pacífico que da mil vuelcos de alegría a mi pacífica alma... Cuando ella me dijo que necesitaba un tiempo, por más que sus labios enunciaron una fecha a corto plazo, en mi interior conocía que la sentencia sería perpetua, magistrada por parte de una corte que no apela a mi corazón, que solo edicta juicios en base a ejercicios de conocimiento y razón.
El valor de extrañarle tanto, es el consecuente de lo que es su persona ¡Oh Dios! Su persona, qué linda es, si la conocieran a ella, tan menudita, tan tierna y bonita, tan bien creada, como alabastro divino, como marfil de escultura, tan confortante, como manzanilla a mi clima; extrañarle tanto es sintomático a su excelencia divina, ella, Mar, fue un parte aguas en mi burda existencia, le dio un toque real de razón a mi vida y me enseñó que nunca hay que dejar de vivir sin tener amor, por eso fue que desde que la conocí, aquella lejana tarde del lunes veintitrés de noviembre, fue cuando tuve esa visión, me rendí ante su hermosura, cual azucena clara, cual atrio evangelizando mi alma.
Y es que cómo decirle que no a cada una de sus palabras, cómo borrarla de mis sueños si en mis sueños es cuando más le amo y más le quiero... Entiendo que fui yo el último en llegar a esta historia, entiendo que su lejanía es bastante clara, que es muy contundente la delgada línea de amarme u olvidarme, y creo bien, que en este guiñol, mi personaje ha sido olvidado y esta antología de pensamientos y retratos de su vida son solo partituras de mis memorias que yacen inspiradas en la hermosa historia que pudo ser si ella tan solo me hubiera ofrecido en un espacio de su vida.
No sé qué grado tengo ya de resignación, creo que está a punto de llegar al cien, pero el corazón no entiende, no sabe de contar, si es que hay uno, para el corazón eso es igual y es por eso que prefiere mil veces compartir antes que perderla, funcionando en los matices de mi vida, amando los amarres de mis días... Ella me ha bailado en mis pensamientos, me ha calado hasta los huesos, me ha transformado desde mi antes hasta mis después, ha expuesto la mejor de todas mis versiones, la del ser que ama, esperando nada, la del ser que sufre y limosna un toque de su mirada, la del ser que es mendigo de sus caricias y un esclavo de sus besos... ¿Cómo decirle que no la amo, cómo decirle que no la quiero, cómo decirle que en ella es en lo único que pienso, cómo olvidarla de mi tiempo, cómo dejar de contemplarla y cómo dejar de venerarla?
Pero el corazón insiste ¿Qué será lo que le diste? que no es capaz de hablarte en tercera persona y tiene que personalizar sus palabras para que entiendas lo que te amo y que nunca podré dejarte de amar...
Héctor.
El valor de extrañarle tanto, es el consecuente de lo que es su persona ¡Oh Dios! Su persona, qué linda es, si la conocieran a ella, tan menudita, tan tierna y bonita, tan bien creada, como alabastro divino, como marfil de escultura, tan confortante, como manzanilla a mi clima; extrañarle tanto es sintomático a su excelencia divina, ella, Mar, fue un parte aguas en mi burda existencia, le dio un toque real de razón a mi vida y me enseñó que nunca hay que dejar de vivir sin tener amor, por eso fue que desde que la conocí, aquella lejana tarde del lunes veintitrés de noviembre, fue cuando tuve esa visión, me rendí ante su hermosura, cual azucena clara, cual atrio evangelizando mi alma.
Y es que cómo decirle que no a cada una de sus palabras, cómo borrarla de mis sueños si en mis sueños es cuando más le amo y más le quiero... Entiendo que fui yo el último en llegar a esta historia, entiendo que su lejanía es bastante clara, que es muy contundente la delgada línea de amarme u olvidarme, y creo bien, que en este guiñol, mi personaje ha sido olvidado y esta antología de pensamientos y retratos de su vida son solo partituras de mis memorias que yacen inspiradas en la hermosa historia que pudo ser si ella tan solo me hubiera ofrecido en un espacio de su vida.
No sé qué grado tengo ya de resignación, creo que está a punto de llegar al cien, pero el corazón no entiende, no sabe de contar, si es que hay uno, para el corazón eso es igual y es por eso que prefiere mil veces compartir antes que perderla, funcionando en los matices de mi vida, amando los amarres de mis días... Ella me ha bailado en mis pensamientos, me ha calado hasta los huesos, me ha transformado desde mi antes hasta mis después, ha expuesto la mejor de todas mis versiones, la del ser que ama, esperando nada, la del ser que sufre y limosna un toque de su mirada, la del ser que es mendigo de sus caricias y un esclavo de sus besos... ¿Cómo decirle que no la amo, cómo decirle que no la quiero, cómo decirle que en ella es en lo único que pienso, cómo olvidarla de mi tiempo, cómo dejar de contemplarla y cómo dejar de venerarla?
Pero el corazón insiste ¿Qué será lo que le diste? que no es capaz de hablarte en tercera persona y tiene que personalizar sus palabras para que entiendas lo que te amo y que nunca podré dejarte de amar...
Héctor.
Thursday, March 03, 2016
Un Poco Fuera de Este Mundo.
No solo escribo, en ocasiones también escucho, también leo y disfruto de la nostalgia que me trae una hermosa balada, de la nostalgia de saber que en tres o cuatro minutos de buena música, te encuentro y te beso... En esta pieza se exclama lo mucho que fue lo poco de lo nuestro, explaya a la perfección los minutos en que nos perdimos el uno con el otro, los minutos que nos perdimos... fuera de este mundo...
Héctor.
Fuera de Este Mundo.
¿Quién te puso en mi camino?
¿Quién te dijo que aun estaba vivo?
¿Quién tuvo la brillante idea?
Con un corazón que ardía, por falta de compañía,
por tanta, tanta soledad.
Y me dijo que también estaba sola,
y abrí mis brazos y así le entregué la vida.
Y volamos, fuera de este mundo,
por un rato, me sentí seguro,
y libre como el pensamiento,
como para no volver.
Y se nos fue la noche entera,
entre besos y quimeras,
debajo de una luna llena,
y nos dijimos pocas cosas,
justo en lo que nuestras bocas,
quedaban libres para amar.
Y nos perdimos en la noche plata y negra,
y ahí comprendí que vivir vale la pena.
Y llegué a pensar que no era de este mundo,
tanto amor no se concibe en un segundo...
FdV
https://www.youtube.com/watch?v=EzQAI0Ccb8o
Héctor.
Fuera de Este Mundo.
¿Quién te puso en mi camino?
¿Quién te dijo que aun estaba vivo?
¿Quién tuvo la brillante idea?
Con un corazón que ardía, por falta de compañía,
por tanta, tanta soledad.
Y me dijo que también estaba sola,
y abrí mis brazos y así le entregué la vida.
Y volamos, fuera de este mundo,
por un rato, me sentí seguro,
y libre como el pensamiento,
como para no volver.
Y se nos fue la noche entera,
entre besos y quimeras,
debajo de una luna llena,
y nos dijimos pocas cosas,
justo en lo que nuestras bocas,
quedaban libres para amar.
Y nos perdimos en la noche plata y negra,
y ahí comprendí que vivir vale la pena.
Y llegué a pensar que no era de este mundo,
tanto amor no se concibe en un segundo...
FdV
https://www.youtube.com/watch?v=EzQAI0Ccb8o
Pienso en Ti...
Me gusta pensar en ti, desde que pienso... Qué atinada forma de comenzar unas líneas más, porque el derroche de placer, el gusto de saborear al dolor y la paz que da la inquietud de los segundos, de cada minuto que pasa, es pensar en ti, saber que mis conexiones neuronales tienen un contrato de exclusividad delineado únicamente con la estampa de tus nombres, con la hermosa cofradía de unirte en concepto y realidad, en recuerdo, teoría y futura posibilidad... De pensar en ti.
Pienso en ti, cuando ayuno antes de amanecer, antes de siquiera haber cruzado el umbral del primer pensamiento, lo primero que surge de mi mente es pensar en ti, es pensar como si estuvieras aquí, es pensar que estás allá, pero en realidad sigues aquí, conmigo; pensando en ti, logro crear senderos escritos, logro combatir el fuego que me calcina y derrumbar cualquier complejo de distancia y lejanía; pensando en ti, descubro de nueva cuenta el sazón de tus labios y tu paladar en mi boca, ese exquisito manjar que cuando probé terminé de desayunar.
Pienso en ti, a todas horas, en todo rincón y en toda situación, como validando la teoría aquella, la de la obsesión, pero solo con el proceso empírico de conceptuar tu menguada figura a contra luz del sol, yo encandilado y tu en retirada, a pasos veloces, a marchas forzadas, y aun así, sigo pensando en ti. Pienso en ti, cuando hablo, cuando río, cuando pateo un balón, cuando escribo, cuando me doy un pellizco para saber que estoy vivo, cuando rasco ese granito que dejó el mosquito, que saboreó un poco de mi interior, ese mosco se llevó un trozo de mi pensar en ti, y se lo llevó, mosco, devuélveme a mi amada, pues en esa ligera gota ella se encuentra pensada y adorada... Se la llevó, y se llevó su pensamiento, se lo llevó.
Pienso en ti todo el tiempo, es un arte de saberte, llenarme de tu aire, sentarme en el sofá a escribirte y soñar que me respondes con líneas y miradas; pensarte es descolgarte la luna y envolverla en papel celofán para regalarte un trocito de ella cada que te sientas mal, para que te des un respiro de luna y cubras las estrellitas en el cielo con tu luz y tu tenue tranquilidad, de esa forma puedo seguir pensando en que alguna vez, aunque fuere un poco fui amado por ti, mi luna, mi sol, mi cielo, mi viento, mi Mar....
Pienso en ti y me gusta pensar en ti, desde que pienso de verdad es que pienso en ti, solo en ti, solo en tus cabellos, en tus ojos, en tus gafas, en tu nariz, en tus oídos, en tu cintura, en tus besos, en tus manos, en tus pechos, en tus piernas, en tus muslos y un poquito arriba más... Pero más que en todo lo anterior, pienso mucho en tu espiritualidad, en tu esencia y en el vacío que deja tu silueta que no aparece en mi puerta y me deja con el bombeo de la sangre sin presión para articularme la vida, y pienso aun más en la falta que me haces para ser feliz, mi amor, mi amada en la que me encuentro alejado de tu corazón...
Héctor.
Pienso en ti, cuando ayuno antes de amanecer, antes de siquiera haber cruzado el umbral del primer pensamiento, lo primero que surge de mi mente es pensar en ti, es pensar como si estuvieras aquí, es pensar que estás allá, pero en realidad sigues aquí, conmigo; pensando en ti, logro crear senderos escritos, logro combatir el fuego que me calcina y derrumbar cualquier complejo de distancia y lejanía; pensando en ti, descubro de nueva cuenta el sazón de tus labios y tu paladar en mi boca, ese exquisito manjar que cuando probé terminé de desayunar.
Pienso en ti, a todas horas, en todo rincón y en toda situación, como validando la teoría aquella, la de la obsesión, pero solo con el proceso empírico de conceptuar tu menguada figura a contra luz del sol, yo encandilado y tu en retirada, a pasos veloces, a marchas forzadas, y aun así, sigo pensando en ti. Pienso en ti, cuando hablo, cuando río, cuando pateo un balón, cuando escribo, cuando me doy un pellizco para saber que estoy vivo, cuando rasco ese granito que dejó el mosquito, que saboreó un poco de mi interior, ese mosco se llevó un trozo de mi pensar en ti, y se lo llevó, mosco, devuélveme a mi amada, pues en esa ligera gota ella se encuentra pensada y adorada... Se la llevó, y se llevó su pensamiento, se lo llevó.
Pienso en ti todo el tiempo, es un arte de saberte, llenarme de tu aire, sentarme en el sofá a escribirte y soñar que me respondes con líneas y miradas; pensarte es descolgarte la luna y envolverla en papel celofán para regalarte un trocito de ella cada que te sientas mal, para que te des un respiro de luna y cubras las estrellitas en el cielo con tu luz y tu tenue tranquilidad, de esa forma puedo seguir pensando en que alguna vez, aunque fuere un poco fui amado por ti, mi luna, mi sol, mi cielo, mi viento, mi Mar....
Pienso en ti y me gusta pensar en ti, desde que pienso de verdad es que pienso en ti, solo en ti, solo en tus cabellos, en tus ojos, en tus gafas, en tu nariz, en tus oídos, en tu cintura, en tus besos, en tus manos, en tus pechos, en tus piernas, en tus muslos y un poquito arriba más... Pero más que en todo lo anterior, pienso mucho en tu espiritualidad, en tu esencia y en el vacío que deja tu silueta que no aparece en mi puerta y me deja con el bombeo de la sangre sin presión para articularme la vida, y pienso aun más en la falta que me haces para ser feliz, mi amor, mi amada en la que me encuentro alejado de tu corazón...
Héctor.
Wednesday, March 02, 2016
Platiqué de Ella...
Cuando pienso en el mes de marzo, por las tres primeras letras y su secuencia, me parece que la nombran a ella, parece que tendré treinta y un días para que cada que se nombre este mes, me venga el pantallazo de su mirada y su rostro por las mañanas...
...Hoy platiqué de ella en el almuerzo, bromeé un poco pensando en sus muecas, contemplé cada detalle de su hermosa mirada, desde los párpados, hasta los pómulos, desde sus pestañas hasta sus arqueadas cejas, con el toque de sol resplandeciendo desde su brillo hasta mi encandilada mirada.
En mi idilio de amores no complementados, en medio del restaurant, platique de ella, crucé anécdotas de cuando sus pies punteaban mi píe, y de cuánto la amé, por el solo simple hecho de ser, de cuántas veces cruzamos miradas compinches de nuestras vivencias guardadas, de cuando el diciembre nos nevó en esa alcoba y el otoño me retiro sus labios de caoba. Platiqué de ella, confirmé que mi sentimiento es amor verdadero, que es una melancolía de necesitarla en mi, para mi, junto a mi, pero entendiendo que ella tiene otras prioridades: como dijo Sabines, si ella no lo quisiera, ella me quisiera a mi; pero lo quiere y yo soy el mantel manchado en esta mesa, soy el cuadro descuadrado y la sal que amarga su dulce existencia.
Platiqué mucho más de ella, me devoré un par de platos de su recuerdo, añorando tener juntos esa merienda que nunca tuvimos, de ir a desayunar ese platillo que siempre le presumí y que en algún punto nos olvidó. Platiqué de sus finas manos, esas con dedos espiritualmente esculpidos en el arte de su fiel hermosura; platiqué de sus mejillas y su rubor, de su sonrisa y de sus labios, su grosor; de su sensibilidad a que le den un mordisco en su lóbulo, o que le encanta que le digan cosas bonitas; Platiqué de cuanto le encantaba el cuernito con jamón, o su café con sus tapas azules para darle el punto exacto de sazón. Describí como le acariciaba su cabello o le tomaba su pantorrilla, para surcar su piel por ese rumbo, por esos senderos... Tanto platiqué que no noté que los comensales miraban de reojo mi recital de palabras de enamoramiento, tanto platiqué de ella que no noté que la mesa se encontraba sola y solo con mi jorobado esqueleto, que solo me acompañaba el alimento y la bebida, que me embriagué con el licor de su lejanía, que me perdí en la gula de enunciarla y por lo tanto, todo mundo me juzgó por mi tristeza y el dejo de llorarla, en mi hora resquebrajada...
No me importó, seguí platicando de ella, aunque solo hubiera una sola persona que me escuchara, aunque solo fuera yo, quien la escuchaba, aunque solo sea yo, el que más en todo el mundo la ama...
Héctor.
...Hoy platiqué de ella en el almuerzo, bromeé un poco pensando en sus muecas, contemplé cada detalle de su hermosa mirada, desde los párpados, hasta los pómulos, desde sus pestañas hasta sus arqueadas cejas, con el toque de sol resplandeciendo desde su brillo hasta mi encandilada mirada.
En mi idilio de amores no complementados, en medio del restaurant, platique de ella, crucé anécdotas de cuando sus pies punteaban mi píe, y de cuánto la amé, por el solo simple hecho de ser, de cuántas veces cruzamos miradas compinches de nuestras vivencias guardadas, de cuando el diciembre nos nevó en esa alcoba y el otoño me retiro sus labios de caoba. Platiqué de ella, confirmé que mi sentimiento es amor verdadero, que es una melancolía de necesitarla en mi, para mi, junto a mi, pero entendiendo que ella tiene otras prioridades: como dijo Sabines, si ella no lo quisiera, ella me quisiera a mi; pero lo quiere y yo soy el mantel manchado en esta mesa, soy el cuadro descuadrado y la sal que amarga su dulce existencia.
Platiqué mucho más de ella, me devoré un par de platos de su recuerdo, añorando tener juntos esa merienda que nunca tuvimos, de ir a desayunar ese platillo que siempre le presumí y que en algún punto nos olvidó. Platiqué de sus finas manos, esas con dedos espiritualmente esculpidos en el arte de su fiel hermosura; platiqué de sus mejillas y su rubor, de su sonrisa y de sus labios, su grosor; de su sensibilidad a que le den un mordisco en su lóbulo, o que le encanta que le digan cosas bonitas; Platiqué de cuanto le encantaba el cuernito con jamón, o su café con sus tapas azules para darle el punto exacto de sazón. Describí como le acariciaba su cabello o le tomaba su pantorrilla, para surcar su piel por ese rumbo, por esos senderos... Tanto platiqué que no noté que los comensales miraban de reojo mi recital de palabras de enamoramiento, tanto platiqué de ella que no noté que la mesa se encontraba sola y solo con mi jorobado esqueleto, que solo me acompañaba el alimento y la bebida, que me embriagué con el licor de su lejanía, que me perdí en la gula de enunciarla y por lo tanto, todo mundo me juzgó por mi tristeza y el dejo de llorarla, en mi hora resquebrajada...
No me importó, seguí platicando de ella, aunque solo hubiera una sola persona que me escuchara, aunque solo fuera yo, quien la escuchaba, aunque solo sea yo, el que más en todo el mundo la ama...
Héctor.
Tuesday, March 01, 2016
Nuestro Vals...
¡Pum pum pum! Pega en la pared cada martilleo del constructor que de nuevo arregla el piso, ese golpeteo eleva la bilirrubina de mi cuerpo al máximo nivel... Es incesante, con ritmo de rito nocturno, pagano y con cinceladas de melancolía, de agudeza estomacal por el hambre de mal pasarse, por el delgado hilo de soportar la mañana entera, como hasta las dos del día, elevando la espiritualidad, disminuyendo la corteza cerebral, todo por querer aparentar mucha fuerza de voluntad.
Hablando de ruido, recuerdo el ruido de sus pasos en la duela del piso de aquella oficina, recuerdo cuando de improviso me levanté, la sorprendí cuando sus manos tomé, llevándolas a mis hombros y le propuse bailar, y bailamos, un vals mal entonado por mi, tarareando los sonidos desde mi garganta, tomándole su cintura y ella uno de mis hombros con su mano, y con la otra, tomando mi mano; bailamos, y la amé por completo, y la amé para toda la vida, y amé como más nunca antes hubiera amado, y detuve el tiempo, y en ese preciso y eterno momento de nuestra balada de amor, compuse todas las letras que desde siempre y hasta hoy destilo, le ensayé desde los píes hasta el filo de sus cabellos, conté cada una de sus pecas en la frontera de su nariz y sus mejillas... ah, sus mejillas, si les contara cuánto veneré ese espectáculo de multicolores naturales, con esculturales pómulos y tonalidades sonrosados; y le maquillé sus sonrojadas mejillas de queso, si, hasta ese puntito rojo que siempre amenazaba a los demás, amenazante con armar una revolución en su armónica cara, y contemplé sus gafas, con su brillo conmensurando mi retina, y su curveada nariz, como imitando una luna nueva, tan bella, tan pálida, tan pacífica... Y pasaron muchas horas, en las cuales le pinté en el pizarrín de la pared algunas leyendas de ternura, otras fueron escritas por ella, en otras ocasiones, mientras seguíamos en pausa, en medio de nuestro baile, le dibujé una tortuga, pero sobre todo plasmé mis ojos en ese cuadro artesanal, para poderla siempre contemplar, aterrizado a sus píes... Y la amé aun más, todavía si se puede mucho más.
...Después el tiempo se recompuso, pasaron unos cuantos segundos y nos separamos, pues habíamos olvidado por entero el papel de no amarnos, de no querernos, nos salimos de ese libreto, por unos segundos, por unos siglos enteros, fue mi princesa y yo su galante caballero, fuimos felices para la eternidad... Retomamos la compostura, recordamos que no debíamos tentarnos, pues las consecuencias en ella serían enamorarse completamente de mi alabanza, y de pasar eso, nadie jamás hubiera separado nuestro beso, nuestro deseo, destruyendo al amor, porque el amor se queda corto, se vuelve concepto vacuo comparado con esa utopía que sobrepasa cualquier dimensión de amor, es mucho más, es Sol radiante para la humanidad... En el marco de ese vals, transcurrieron milenios mientras le adoraba, aprendí a amarla por completo, aprendí que jamás podría dejar de amarla y que siempre la llevaría impregnada en mi alma; descubrí que nuestro ritmo de píes es idéntico, y que entre ambos, somos dueños de dos píes izquierdos, que mi mano tomando su cintura es la sucursal infinita del cielo y que por siempre, la llevo, a pesar de mi enojo y mis negaciones, en mi pecho, pausada, en cautivo respiro, para briscar mis angustias, con un mojo de su brillo... Bailamos ese vals durante muchas vidas, durante muchas reencarnaciones, pero solo transcurrieron unos cuantos segundos, unas cuantas respiraciones... Y todo volvió a la normalidad... Al ayuno de nuestro vals.
Héctor.
Ruuuuuuunnnn ruuuuuuuuunnnn, ahora es el ruído de una sierra eléctrica y lo que queda del día...
Hablando de ruido, recuerdo el ruido de sus pasos en la duela del piso de aquella oficina, recuerdo cuando de improviso me levanté, la sorprendí cuando sus manos tomé, llevándolas a mis hombros y le propuse bailar, y bailamos, un vals mal entonado por mi, tarareando los sonidos desde mi garganta, tomándole su cintura y ella uno de mis hombros con su mano, y con la otra, tomando mi mano; bailamos, y la amé por completo, y la amé para toda la vida, y amé como más nunca antes hubiera amado, y detuve el tiempo, y en ese preciso y eterno momento de nuestra balada de amor, compuse todas las letras que desde siempre y hasta hoy destilo, le ensayé desde los píes hasta el filo de sus cabellos, conté cada una de sus pecas en la frontera de su nariz y sus mejillas... ah, sus mejillas, si les contara cuánto veneré ese espectáculo de multicolores naturales, con esculturales pómulos y tonalidades sonrosados; y le maquillé sus sonrojadas mejillas de queso, si, hasta ese puntito rojo que siempre amenazaba a los demás, amenazante con armar una revolución en su armónica cara, y contemplé sus gafas, con su brillo conmensurando mi retina, y su curveada nariz, como imitando una luna nueva, tan bella, tan pálida, tan pacífica... Y pasaron muchas horas, en las cuales le pinté en el pizarrín de la pared algunas leyendas de ternura, otras fueron escritas por ella, en otras ocasiones, mientras seguíamos en pausa, en medio de nuestro baile, le dibujé una tortuga, pero sobre todo plasmé mis ojos en ese cuadro artesanal, para poderla siempre contemplar, aterrizado a sus píes... Y la amé aun más, todavía si se puede mucho más.
...Después el tiempo se recompuso, pasaron unos cuantos segundos y nos separamos, pues habíamos olvidado por entero el papel de no amarnos, de no querernos, nos salimos de ese libreto, por unos segundos, por unos siglos enteros, fue mi princesa y yo su galante caballero, fuimos felices para la eternidad... Retomamos la compostura, recordamos que no debíamos tentarnos, pues las consecuencias en ella serían enamorarse completamente de mi alabanza, y de pasar eso, nadie jamás hubiera separado nuestro beso, nuestro deseo, destruyendo al amor, porque el amor se queda corto, se vuelve concepto vacuo comparado con esa utopía que sobrepasa cualquier dimensión de amor, es mucho más, es Sol radiante para la humanidad... En el marco de ese vals, transcurrieron milenios mientras le adoraba, aprendí a amarla por completo, aprendí que jamás podría dejar de amarla y que siempre la llevaría impregnada en mi alma; descubrí que nuestro ritmo de píes es idéntico, y que entre ambos, somos dueños de dos píes izquierdos, que mi mano tomando su cintura es la sucursal infinita del cielo y que por siempre, la llevo, a pesar de mi enojo y mis negaciones, en mi pecho, pausada, en cautivo respiro, para briscar mis angustias, con un mojo de su brillo... Bailamos ese vals durante muchas vidas, durante muchas reencarnaciones, pero solo transcurrieron unos cuantos segundos, unas cuantas respiraciones... Y todo volvió a la normalidad... Al ayuno de nuestro vals.
El piso que martillean, lo que pudo ser la plataforma para nuestro vals. |
Héctor.
Ruuuuuuunnnn ruuuuuuuuunnnn, ahora es el ruído de una sierra eléctrica y lo que queda del día...
Subscribe to:
Posts (Atom)