Wednesday, May 11, 2016

Una Legua de Amor.

¿Seré de piedra? No, no lo soy; no lo soy, porque siento desde que te siento, porque extraño cuando, amada mía, extraño desde que tengo el divino regalo de haberte palpado, de haberte abrazado, de haber rozado tus labios con los míos, de haber ensayado mis líneas obtusas inspirado en tu llana mirada, en tu profunda sonrisa, cautivo de tus cautivantes ademanes, y siendo solo un ciervo de tu conciencia.

No, no soy un artefacto articulado, soy mucho más, soy aquel que sostiene la mirada, enjugada en la lágrima que no corre, con solo escucharte invocada; soy el que se hiere a si mismo cuando sale lastimado con la salpicada escaramuza que representa conocer tu extensa existencia; si, soy mucho más, soy el que llueve cuando acampó en tus muslos y los besó, el que tomó tus muñecas mientras apresaban mi nuca, acercando más y más mis labios a los tuyos... Soy una legua de amor, soy un millaje de recuerdos y un estribo de sin sentidos.

Si, si, una legua de amor, todo un basto camino muy sinuoso en el que se soportan muchas quimeras, muchas sensaciones de tanto amar, de tanto venerar tu presencia como si fueras una compleja fábula que se cierne en mis cabales y contra corriente te delimito los confines de las fronteras de mis pensamientos y mis inviernos con sus respectivas primaveras.

...A veces he llegado tan lejos sin ti, pero vuelvo la vista, sigues perteneciendo a mi costado, sigues dibujando esos caracoles eternos, sigues con tu lonchera en esa crepa que nunca antes probé, hasta que probé un poco de ti, mantienes tu constante soliloquio intentando convencerte de tus acciones; sigues estando en ese reducto universo repetitivo haciendo las mismas actividades, una y otra vez, tus mismas sacras manías que tanto me cautivaron y me pillaron desprovisto y con la guardia baja, pero que tanto amé contemplar, entretenido, entusiasmado, intrigado, enamorado...

Entre tantas leguas de amor, vivo en el encierro de preferirte más que a nada en este mundo, aunque solo sea tu recuerdo no favorito del gran amor que destilamos en aquella cabaña once cero uno... en solo una noche, antes de comenzar a vivir...

Héctor.

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