La realidad es que ansiaba mucho conocerte; contrastarte bajo la pálida luna que nos platea las sienes, y puedo sentir dicha de haber tenido la oportunidad de intercambiar lenguas, de cruzar sonrisas y pellizcarnos la piel con pinzas, como felinos que se acurrucan para darse un acuse de vida, para emprenderse de feromonas de alegría...
La realidad es que no te olvido, y no te olvido por mediados de mayo, casi a la vuelta de tu esquina, como gendarme divisando esa silueta, tan pequeña y tan cautivadora, tan titánica y vertiginosa, como un volcán, como un tulipán, como mis anhelos y como mis recuerdos que siempre te materializan rondando mi día y extrañamente extraviada, estando pero no estando, como recuerdo pero siendo el presente menos exacto... como oda de poesía, siendo solamente el tercer acto para bajar el telón y quedarme sentado en la silla.
Realmente suspiro de bruces y con las manos cubriendo mi rostro, con los espasmos de lo logrado entre tus labios, de haber cursado tu materia y haber reprobado; con la maestría de idolatrarte aun estando relegado, y de saber que en mi realidad, has sido la causante de que hoy vuelva a amar... Mar.
Héctor..
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