Volviste a ser protagonista en mi madrugada, vivimos toda una travesía y una aventura; vencimos adversidades y nos encontramos y mutuamente nos enamoramos, coincidimos la frecuencia de nuestros corazones, y empalmamos nuestras almas en un solo amor, el nuestro... En fin, solo fue sueño, pero no desfallezco, fue tan vivido, tan real y sentido que aun palpo cómo acariciaba tus piernas, como cuando aquella vez, cómo percibí tu fragancia, como aun percibo tu aroma y tu olor a azucena por la mañana, tu perfume virginal de princesa y tu brisa refrescante como océano de misterios, como Mar de mis calmas.
Han pasado muchos meses Mar, ya no distingo los días que son noches sin ti, y las noches que amanecen con tu recuerdo. Cada vez diluyo más el timbre de tu voz, con aquellas palabras emanadas de entre tus tersos labios, cuando nos despedimos, cuando nos encontramos entre millas de distancia.
Sé que pronto volverás a mis brazos, las puertas de mi amor siguen abiertas, el corazón perdura enamorado de tu dulce y omniosa persona, del suculento néctar que segregan tus besos, de la sensual bondad de tus pechos, de todas las palabras que me pronunciaste y de tu agitado respirar cuando me amaste.
Héctor Eduardo.
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