Wednesday, July 25, 2018

En mi Felicidad.

Siempre las ganas de escribirle a la dicha y a la abundancia emergen desde la profundidad de tu recuerdo, de tu sonrisa. En mi felicidad tenía contemplada a una linda mujer, de buenos sentimientos, de frondosa cabellera, con un tono peculiar al pronunciar mi nombre, y que sus manos, finas como de porcelana, rozaran las mías a voluntad y por instinto, como una reacción sistemática al cariño y amor que nos profesemos.

En mi felicidad, no existe el antes ni el después, todo en balance con el presente perfecto, el presente eterno de aquellas frías mañanas de invierno, de aquellas sonrisas de complicidad, atrapada tú en mi, para siempre, conmigo y sin ti, estando en el edredón que me arropa en este verano que quema las angustias y las convierte en anhelo, en recuerdo. Aquellas discusiones estériles y solo con el sentido de darle sentido al sin sentido que era disfrutar tus pequeños enfados, tus pequeños berrinches que culminabas con un soliloquio digno de Otello, Macbeth o Hamlet... Complicidad absoluta y para siempre, para nunca y para mi, en veces para ti.

En mi felicidad no abundan tus ausencias, pues hasta el último de los besos que te repartí, no tienen  ni la mitad de la suma del valor de los que me obsequiaste, pues basta recordar lo terso de tu piel, tu aroma de mujer, tu néctar exquisito que me embriaga aun, casi tres años después, con raciones de aquella habitación y deseos de que vuelva el calendario a la noche de aquel martes de diciembre caído en día veintidós, para agregar a la receta un poco más y que nuestra sazón sea el húmedo de nuestro paladar...

En mi felicidad moran muchas utopías, algunas realidades y pocas fantasías; es como un arte, el arte de pensar mucho, hablar demasiado y resolver poco, es la constante de lo inconstante, de suspirar en plena madrugada por tus recuerdos, erizando mi piel y condenando mi sosiego, y la culminante razón de no olvidarte, aunque lo quiera y/o lo implore, para después recordarte, y de manera fulminante saber que lo importante en mi felicidad, es no dejar de amarte... ¿Qué es tu felicidad?

Héctor Eduardo.

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