El orgullo... esa cosquillita que nos detiene y nos impulsa; nos detiene a ejercer un (valga la redundancia) impulso o una acción que deseamos con toda el alma, pero por el arranque del mismo, no podemos hacerlo, y nos acerca a cometer estupideces (o decirlas también) y por inercia de ese mismo ''orgullo'' vamos acrecentando esta mole de lodo que poco después pisa nuestras almas y nos llena de dolor...
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