Sunday, November 19, 2023

Cuatro Años

Cuatro años lejos de aquí; de este santuario, de este templo de quietud y verdades... de esta joda diaria de saber que tengo una asignatura pendiente, pero postergándola "para otro día", y así día con día, mes con mes, año con año. Mil historias he dibujado en mi mente, mil cuentos he finalizado de manera infructuosa, mil caricias he imaginado, y mil versos no he terminado.

Cuatros años; con muchas variables, con muchos matices que dan un toque distinto, que han templado mi espíritu de formas distintas y dispares, que han forjado ramificaciones de fe y esperanza, pero sin poder llenar ese vacío en el corazón.

Cuatro años con muchas alegrías, con muchas experiencias y mucho aprendido, con momentos inenarrables e historias que ensayar en líneas inocuas, como las que aquí dan color y forma. ¿Pero por qué cuatro años después he decidido volver a escribir? Simplemente porque ayer pude ser de nueva cuenta para ti, y tú para mi, aunque fuera por unos cuantos minutos. Fue hacer el amor de manera literaria, contarte sucesos e historias que a lo mejor no tienen mucho significado, pero significan una vida y un sueño.

Cuatro años después escribo, para ti Mar, porque nunca nadie antes, ni creo que nunca nadie después de tu intempestiva llegada a mi historia, podré escribirle tanto, como te escribo a ti, pues es simple cuando sacas la mejor versión de mi persona, así, como te lo dije ayer; y en el deseo del alma, está consagrado el anhelo de tu felicidad, que pueda salpicarme y darme un impulso que me permita blandir palabras y líneas, siempre en honor a ti, solo por ti... Para siempre.


Héctor Eduardo.

Thursday, December 05, 2019

Muy de Cerca

Muy de cerca, siempre creyéndome invisible, pensando (equivocadamente, ahora lo sé) que no era visto, que ni siquiera sabías mi nombre o que ya lo habías olvidado; pero no, siempre me viste y muy de cerca, siempre has observado mi lucha por poder llenar ese espacio que existe entre el aire que separa tu cuerpo del mío, mi lucha por ganar poco a poco espacio en el catastro infinito que es tu corazón, a paso lento, pero tranquilo, sabiendo esperar, sabiendo que algún día tendremos la fortuna, ahora también lo sé. 

Siempre estás un paso adelante, eres sagaz y ágil para sorprenderme con tu espontaneidad y no sería extraño que pronto nos encontremos por fin liberando al prisionero de su encierro, al amor que ha estado en cautiverio por tanto tiempo, que estuvo en terapia intensiva y en estado vegetativo, pero que logró sobrevivir un día más, para hacer del asombro de tu confesa aceptación de conocimiento y conciencia, una fiesta donde los grandes invitados seremos tú y yo, nadie más.

"Tú siempre haces tu lucha, yo te he visto... muy de cerca ah!"  ¿profética sentencia de dicha y virtud? El tiempo lo dirá, solo el tiempo lo dirá.

Héctor Eduardo

Friday, September 06, 2019

Respuesta

No lo sé, pero unas cuantas palabras pueden ser todo un océano de conjeturas y especulaciones, transmutadas a la alegría de saberte, aunque fuese a destiempo y en solo dos líneas.

Muchas gracias por tus palabras, las cuales llegaron en el momento preciso, a pesar de que las dijiste en tiempo impreciso, en junio y las he leído apenas en septiembre.

Héctor Eduardo.

Tuesday, February 26, 2019

Madurez Emocional.

Siempre me he preocupado por lo que pueda sentir, por lo que impera en derredor de mi, en hablar siempre en primera persona y nunca habitar en los píes del prójimo, todo en medio de una verborrea llena de matices egoístas que contrastan plenamente con la convicción de ser un ciudadano ejemplar, ese buen sujeto que he creído ser. Lamentablemente, la madurez emocional nunca nos alcanza, porque siempre, por más que disfrace mi falso altruismo, mi verdadero yo sale a relucir, poniéndome la etiqueta de ser la víctima y al que el "destino", esa falsa epopeya que consuela solo a los débiles, le traerá consigo la honrosa revancha que sabré aprovechar... Qué patético, nada más falso que eso, nada más egoísta para incluso, con uno mismo.

La realidad es que siempre he estado y estuve a tus píes, pero nunca en tus píes, nunca me di la tarea de pensar o traté de sentir como sientes o te sentías en aquellos años, sino todo lo contrario, aproveché mis "millas" de mayor vuelo que tú para llevar la situación a esas instancias, solo que no consideré que queriendo ser el cazador, terminé siendo la presa, pues en esa trampa de dos vías el atrapado y herido fui yo (otra vez, hablando solo de mi). Pero qué hay de ti, supe por los allegados que aquello tuyo no continuó, y en mis momentos de lucidez, siento mucho remordimiento, mucha pena, porque en tan solo unas horas, de tu infinita bondad y confianza, desenmarañé algo que tenía muchos años de haberse forjado y construido... puesta en escena donde fui el villano que estriba en el guión. 

A letra escrita de culpabilidad manifiesta, he de decir, que en ese preciso momento, no sentí remordimiento ni duda de mi proceder, siendo más sincero aun, no he sentido aversión a mi moralidad, en relación a ese tema, hasta apenas hace 10 minutos que comencé el presente escrito. Desconozco si estoy dándole aires de tragedia a algo que quizás no fue malo, pero la tragedia radica que tampoco fue bueno, al menos para ti, porque seguramente si lo hubiera sido, aun estaríamos los dos. Sin embargo, traje lágrimas a tu rostro, traje angustias y pena, muy seguramente noches en vela, alguno que otro grito y finalmente un punto final a una historia que venía escrita con tinta de novela. Entonces, en este preciso momento, comprendo mi condición de Non Grato en tu vida, comprendo que peor que un odio, exista una indiferencia hacia lo que con tanto cariño recuerdo, y ese recuerdo en tu mente sea un momento de esos que no queremos... 

Por todo lo anterior, he decidido romper el plumón y restaurar una vida sin que exista el hoy o el mañana juntos, solo un corto y efímero ayer, de apenas un par de horas, que en lo emocional para mi fueron un par de vidas y un par de muertes... Las Palabras y los Garabatos seguirán, pero con otro sazón, en otro esquema de pluma y crayón, como epitafio a un capítulo que termina, y que se le da la vuelta para ver otras perspectivas que la misma vida trae para quienes en cada momento y en cada segundo, decidimos aprovecharlos para hacer mejor las cosas y con la pregonada madurez emocional que tanto alardeamos, poner en práctica para no volverle a hacer daño a nadie mas.

Héctor Eduardo.

Wednesday, January 16, 2019

Encontrarte.

Lo más grandioso de encontrarte fue cuando nos perdimos, porque así pude conocer el sazón que la vida trae cuando se sufre de amor... No sé si sea costumbre o meramente un hábito, pero hasta ampollas hay en mis dedos de tanto escribir en tu honor, en tu recuerdo. Quimérico resultado de ensayar encontrarte de nueva cuenta y sucumbir al arrebato de perderte cuando el sol entra por la mañana, a través de la ventana; acierto y error, encontrarte y perderte, así una y otra vez.

Encontrarte fue todo un banquete de emociones, lleno de manjares y de gustaciones suculentas, canapés dignos de un milagro en el centro de la estrofa que da el ritmo, la armonía y la simetría a este ensayo poético de prosas, inspiradas en ti. Entonces, encontrarte fue un tino fino, con precisión quirúrgica del destino; así, habitual, casual, estructural, agónico y re vitalizador, como oasis en el desierto, como tabla en medio del océano... Vamos, encontrarte fue el balance perfecto, un hito cósmico que nos pone en perfecta posición para amar el recuerdo que diariamente asoma por mis noches y se pierde en las mañanas...

Héctor Eduardo

Tuesday, January 08, 2019

En Privado.

Alguna vez le escribí a las gaviotas, alguna otra vez a las estrellas, en otra ocasión a alguna musa o ninfa que adornó mi alma de calor en primavera... Hoy siempre Te escribo a ti, porque en el fondo, espero que me leas, que esto sea tan personal, tan privado, solo entre tu y yo, como el Milagro Secreto de Borges, así, algo que solo dos almas en medio de siete mil millones más puedan saber. Un secreto que todo mundo presenció, pero nadie vio. Este, mi confesionario, mi sala de verdades, mi escritura en tinta digital, la cual Amo cuando no emerge en sal, cuando no sale de este  mundo al espacio sideral, que cual Marciano fuera de su nave espacial, no encuentra el rumbo, y colisiona con si mismo, con otros planetas que no son él mismo, que no son más que quiméricas sombras que proyectan falsas expectativas de ser tú, pero solo son tinieblas frías, de un ocaso que ya nunca volvió a transcurrir.

Mi fe, mi esperanza, mi riqueza y mis ilusiones coexisten entre si, pero todas tienen un puñado de ti, de tu recuerdo, de la atmósfera que encierra el misterio de los hermosos arcos que forman tus cejas, de tu mirada cristalina que me mantiene coherente y firme en mis convicciones, de esos labios que aun tengo perpetuados en los míos, de ese suculento y fino cuello que me embrujó e hizo perder mi razón. No digamos de esas manos tersas y delgadas, Nunca vistas antes; como cuerda de un arpa, como porcelana en acabados de granito y mármol, poesía hecha dama; y ni hablar del resto de tu cuerpo, pues a mi parecer, obra más perfecta y exacta Dios no pudo haber creado... Cuando más quiero claudicar de ti, mas Te recuerdo y mas me aferro a ti, a esta plática sin fin, a este ensayo que nunca entrego, a este ejercicio de jugar a olvidarte, que siempre Olvido cuando es el comienzo y cuando es su fin.

Por lo pronto seguimos firmes a este monólogo, a este espacio que solo tú y yo debemos a la vida, a esta pradera llamada Palabras y Garabatos, que se mantiene  verde y llana, floral y de parcela verdosa, un paraíso solo en tu honor, en mi devoción a ti, en mi rendición al recordar tus palabras, y que nutre cada una de mis líneas, de amor y del recuerdo como evidencia de que existo y existes, como evidencia que se erosiona por el tiempo, y quizás algún día se extinguirá.

Héctor Eduardo.


Thursday, December 20, 2018

El Orden Natural de las Cosas.

Es irreverente el destino; cómo la vida nos puede sorprender de pronto, trayendo personas a nuestro camino, personas que en el orden natural y exacto de las cosas, jamás debieron tocar nuestra puerta. Que llegaron para quedarse, aunque al mes de haberlas conocido, estas hayan partido. En el sentido estricto de la palabra, pudiera ser casualidad, pudiera ser una posibilidad en millones de que ocurriese el encuentro, el momento perfecto y exacto que marcaría nuestros caminos, pero no fue así, sino una causalidad.

¿Cómo es posible que la haya encontrado y la haya perdido? Lo más cuerdo hubiera podido ser no haberla conocido, pero sabía que tarde que temprano pasaría, solo que la torpeza de... Demonios, solo escribo  por escribir, en realidad soñé con ella, soñé contigo Mar, como cada noche desde hace ya tres años, viniste de nuevo a mi mesa a cenar, degustamos un platillo de crepas saladas, que nunca antes había probado y nunca más probé desde aquella vez que me conminaste.

Tres años; un veintidós de diciembre del año dos mil quince. Han transcurrido mil noventa y cinco días desde entonces, tantos días, horas, minutos, así como segundos en los que te he echado de menos, pero en esta última curva de mi existir es cuando más te he padecido, cuando más pienso en el destino y en mis actos, "qué no debí hacer, qué hice bien, pero no fue suficiente, qué hice de más, y qué pudiera haber hecho" para que te enamoraras de mi... Ya con el transcurrir de los años, a través del tiempo, comienzo a perder la fe, empieza a recorrerme un escalofrío que me perturba, que me inquieta, que me llena de desasosiego, esa sensación de que todo lo que escribí cuando recién comenzaba a escribirte, toda esa seguridad de que "algún día nos encontraremos" "sé que te volveré a ver y me volverás a ver", toda esa parvada de dimes, no era más que un espejismo y la realidad, llana e inocua, es que fuimos como dos cometas que en su momento nos cruzamos, nos amamos, y nos fuimos, con una anemia de más besos y con una fiebre que nos hizo perdernos para siempre en medio de las alucinaciones causadas por la embriaguez que nos cegó.

Me resisto a creerlo y me doy cuenta que detrás de este teclado y de estas líneas no llegaré a ti, debo de hacer cosas distintas y eso haré, si no, oficialmente te habré perdido para siempre, regresando todo al orden natural de las cosas...

Héctor Eduardo.