Muy de cerca, siempre creyéndome invisible, pensando (equivocadamente, ahora lo sé) que no era visto, que ni siquiera sabías mi nombre o que ya lo habías olvidado; pero no, siempre me viste y muy de cerca, siempre has observado mi lucha por poder llenar ese espacio que existe entre el aire que separa tu cuerpo del mío, mi lucha por ganar poco a poco espacio en el catastro infinito que es tu corazón, a paso lento, pero tranquilo, sabiendo esperar, sabiendo que algún día tendremos la fortuna, ahora también lo sé.
Siempre estás un paso adelante, eres sagaz y ágil para sorprenderme con tu espontaneidad y no sería extraño que pronto nos encontremos por fin liberando al prisionero de su encierro, al amor que ha estado en cautiverio por tanto tiempo, que estuvo en terapia intensiva y en estado vegetativo, pero que logró sobrevivir un día más, para hacer del asombro de tu confesa aceptación de conocimiento y conciencia, una fiesta donde los grandes invitados seremos tú y yo, nadie más.
"Tú siempre haces tu lucha, yo te he visto... muy de cerca ah!" ¿profética sentencia de dicha y virtud? El tiempo lo dirá, solo el tiempo lo dirá.
Héctor Eduardo