Thursday, November 18, 2004

Romance de un Soñador

Hubo una vez un soñador,
él soñaba que las estrellas eran su guía.
Las miraba arriba en el cielo, tan hermosas, bellas, brillantes...
parecían diamantes en medio de la oscuridad.
A una de ellas le pidió un deseo:
le pidió estar con el amor verdadero,
entonces abordó su barco y se echó a la mar.
Empezó a navegar por las aguas
llenas de espuma, y a veces de calma.

Se fue con una idea en la mente
–tengo que hallarla y tenerla para siempre-
y así cruzó los mares en medio de una gran tempestad.
Vio a lo lejos una isla y en ella una hermosa ninfa,
SIRENA de ojos muy grandes y boca deliciosa.

Parecía salida de un cuento de hadas,
hermosa y bella gitana,
más ella era Sirena y él un simple mortal.

Arribó y se le quedo viendo, mirando y diciendo
–Sirena, Sirenita mía ¿eres acaso el amor verdadero?-
mas ella le contestó –Yo a usted no lo conozco señor forastero,
nunca he sido suya y tampoco le quiero,
busco a un gitano que es un arquero…
siempre le he buscado y siempre le quiero
y si usted insiste
no cantaré más mi canto-.

Aquel hermoso bohemio de grandes ojos,
ojos tristes, le dijo
-canta tu canto que yo cantaré contigo,
cantaremos a la luz de la luna,
cantares al viento,
cantares gitanos,
¡que dancen las estrellas!,
al compás de tu canto sirena bella,
de nombre Arenia,
eres la musa que inspira mis palabras
eres mi más grande amor,
siempre te he buscado, siempre te he querido
siempre he sido tuyo aunque sea en sueños –

Le vio tan triste la hermosa Sirena,
que se enamoró perdidamente de él
le tomó las manos, le miró a los ojos
y le dijo – ven, te llevaré conmigo-

Se lo llevó a lo más profundo del mar.
Donde los caracoles formaban hermosos castillos,
y los peces eran de oro
y los caracoles bañados de rubí,
le dijo –esta es mi morada y si te quedas conmigo
andaremos los dos como duendes perdidos,
pero siempre juntos, pero siempre unidos,
siempre estaremos, siempre en el país de los sueños-.
Él se quedó con ella.

Se convirtió en Sireno
y en las noches de Luna llena se les mira salir alegres,
tomados de la mano,
cantando sus versos
y siendo bohemios
los dos para siempre, para siempre eternos,
en el mar…

Héctor Eduardo

Wednesday, November 10, 2004

Ley de Atracción

Todos los pensamientos que generamos emplean energía pura, tomada del cosmos. Al penetrar a nuestra mente, nosotros transformamos esa energía haciendo uso de nuestro libre albedrío en energía usada en forma positiva o negativa.
Así como hemos construido nuestros cielos y nuestros infiernos, esta ley nos demuestra que:

"No hay victima inocente"

Pero debido a la ley de atracción, que también se le puede llamar de afinidad o de multiplicación, igual atrae a igual. Y es por eso que la energía de nuestros pensamientos o actos se convierten en antenas y van a atraer exactamente lo que pensamos o lo que decimos, pero multiplicado. En su curso rotativo antes de regresar a nosotros, nuestro pensamiento va a conectarse con otros pensamientos de la misma especie, y así cada átomo de esa energía se me regresa multiplicado.

Todo esto es lo que pasa con nuestras antenas: --"Lo que temes, eso es lo que atraes":
Temo que me roben... ¡Y te roban! Temo enfermarme en el viaje... ¡Y té enfermas!--"Lo que no quieras ver, en tu casa lo has de tener":
No soporto a ese hombre... y ese es con el que tu hija se casa No quiero gente irresponsable... ¡y eres quien sostiene a toda la familia!--"Lo que no puedas aceptar eso te da la vida":
No tolero a los homosexuales... ¡Y tu hijo lo es!--"Lo que más te disgusta es lo que tiene a tu alrededor":
Me choca la gente chismosa... ¡Y tu oficina es un nido de víboras!--"Lo que menos admites, es tu realidad":
Me mata que me mientan... ¡Y el marido la engaña!--"Lo que estas de continuo negando, eso es lo que vives":
Odio la pobreza... Vive como millonario, pero esta hundido en deudas.--"Lo que te causa gran enojo, eso es lo que sientes":
No aguanto que me falten al respeto... ¡Y todo el mundo te ofende!--"Lo que nunca creías que pasaría... Lo vives":
Si me deja mi marido... ¡Me muero!, y el marido la abandono hace 15 años. Si se me muriera un hijo, no sé lo que me pasaría... ¡Casi se volvió loca del dolor!El poder de la mente es arma de dos filos: Puede hacernos felices o puede destruirnos, ¡Tu eliges! Esta ley de afinidad se aplica también a la regla: "Dime con quien andas y té diré quien eres". --Eres libre pensador... andas entre los liberales. --Eres triunfador..... Circulas entre los intrépidos y millonarios. --Eres fracasado... te mezclas con los pobres y acomplejados. --Eres masoquista... ves películas que te hagan sufrir. --Eres victima... te enganchas con los problemas de todos y tratas de resolverlos, o trabajas sin que nadie te lo agradezca. --Estas descontento con lo que eres, participas en protestas ajenas. Y ahora que ya sabemos como hemos creado nuestros cielos o nuestros infiernos, imaginen ustedes lo que pasa sabiendo que igual atrae igual: "Odio a los gorrones... Siempre le toca pagar las cuentas." "Me persiguen los casados... Siempre sé vera en problemas." "No la trago ni en pintura... siempre se topa con ella." "Detesto a los hipócritas... Esta rodeada de aduladores." "Y veamos como esta ley justiciera ayuda a la envidia:" "Que suerte tiene ese hombre con las mujeres" "Yo no sé que le ven los hombres a esa muchacha" "Ese siempre tiene muy buena suerte" "Por que ella tiene mas que yo?" "Por que a mi no me va como a el?" "Mírala, se cree la gran cosa" "Ella siempre tiene dinero" "No se como le hace, pero siempre le va bien" Con la envidio apoyamos la creencia y estamos con eso dándole mas energía a la realidad de la persona envidiada.

La ley de Atracción, llamada también de Multiplicación, tiene un factor de redención maravilloso: la caridad, el diezmo, la ayuda desinteresada que damos a otros se nos regresa también, ¡pero multiplicada! Cuando aprendas a dar, igual que amar, las bendiciones de tu vida se multiplicaran con creces. Aprende la ley de abundancia a traves del gozo de dar y de saber compartir lo que tienes. Los países mas civilizados, los que mas ayuda económica dan a los demás, son los que mas tienen, son los que gozan de la abundancia. Toda sociedad debe estar educada para compartir. Solo así se evitan los dramas entre excesiva riqueza y flagelante pobreza. Si todos aprendemos a dar, enseñamos a la humanidad a multiplicar para mas recibir. Dar es recibir y esa es la ley. En la medida en que tu des, en esa medida y mas recibirás.

Swami Kurmarajadasa

Tuesday, November 09, 2004

No Cierres la Ventana

Un muchacho cualquiera se sienta en cualquier asiento rojo al lado de la ventana, el autobús es de cualquier ruta de una ciudad cualquiera, solo viaja a su casa. Como acción mnemónica no piensa en la importancia de ir a casa, lo único trascendental es el viento que le llena la cara, la ventanilla abierta le permite saborear olores capturados por su inquieta mirada. Imágenes que han pasado en tantas otras idas y venidas, de su casa a la escuela y de la escuela a su casa, algún esporádico viaje de su casa o a la de un amigo, pero nada en especial.

Dentro del autobús no hay nada, ha simple vista todo lo ha visto en anteriores viajes, en otras idas cualquiera. El chofer, intentando no ser alcanzado por el tedio ni por su compañero de ruta que le sigue cual muerte sobre el moribundo. Alguna señora con bolsas del mercado, se le ha hecho tarde de sus diligencias, no cesa de apresurar al conductor, si pudiera manejaría, por lo pronto esas bolsas con alimentos son su custodia, lo importante del viaje.

Un señor de traje, por su apariencia y el periódico bajo el brazo demuestra tener por oficio la consigna de encontrar alguno, no es muy estudiado o está desesperado, los anuncios clasificados son separados por la esperanza de un plumón naranja, ''se solicita guardia, encargado de limpieza, trabajo de velador, etcétera''. Son los anuncios que se hayan tachados. Hoy no parece haya tenido suerte, su cara no le ayuda, curtida por el sol y demacrada por alguna droga. Se nota que donde está la pregunta de ''¿Desde cuándo se puede presentar a trabajar?'' hay un inmediato "de inmediato" por respuesta en sus solicitudes de empleo. Los tatuajes escondidos en la mangas nos remiten a su historia de pandillero... Acaba de subir un tipo, - a este ya lo he visto -, se puede pensar, es otro más con una historia trágica de la cuál no ha podido salir, solo la humanitaria moneda de los pasajeros lo ha sostenido durante casi un par de años. Las monedas, Dios nunca las ha pagado, como él sentencia cada vez que recibe en sus manos el metal. Su historia: un accidente de trabajo, una huelga la cuál sigue en pie, un hijo enfermo, un familiar perdido... casi nunca la verdad. Se baja después que una secretaria de banco lo detiene para darle unas monedas, ella regresa de comer, su uniforme la delata, además en la mano inquieta lleva un vaso con olor a frutas. Lo marcado de sus pantorrillas demuestra su preocupación por la figura y en la cara, la melancolía de sus ojos, la tristeza de no ser apreciada sin vestiduras, solo el morboso palabreo del algún gerente obeso, un estúpido ejecutivo mediocre o un compañero idiota. A un lado de la mujer, de la muchacha, un niño con la mirada perdida y capturada en un juego de video, con el afán de salir de la pantalla. El capturado es él y su única escapatoria viene en oportunidades de tres en tres y la dificultad del entretenimiento aumenta con los frenones y arrancones del camión.

De pronto un tipo ha parado el viaje, dialoga un poco con el chofer, sube apresurado, camina y ve a todos lados. Por el pasillo busca algo, ve la cara de todo mundo tratando de reconocer una cara, suelta un suspiro resignado y mueve la cabeza negando una pregunta mental, sus ojos se llenan de lágrimas hipócritas, no caerán. Dirige la fuerza de su mirada sobre el muchacho, le sonríe un poco, levanta el brazo y con el dedo índice como espada le señala la ventana -Sigue mirando por la ventana- imperantemente le dice, - todo aquí ya lo has visto, pon tus ojos en las cosas fuera de la ventana... No alcanza a empezar otra palabra, el autobús avanza, se baja y de dos saltos ágiles se sube a otro camión y busca con la misma actitud y energía. Nadie lo tomó en cuenta, solo el muchacho. Pero no es así, una muchacha ve por la ventana al tipo en el otro camión, voltea, ve al muchacho y no mueve una pestaña, solo lo ve. Él se quita los cabellos que con la brisa se amontonan en su rostro, los intenta mover de nuevo, pero el viento no cesa en la batalla, cierra la ventana.

Ella va adelante de él en dos asientos, no la había visto, subió cuando el tipo contaba su trágica historia, justo cuando él decidió que afuera de la ventana era más entretenido, ver la calle. Ahora la atención se centraba en ella, cabello oscuro y brilloso, un abismo que atrae las yemas de sus dedos, su piel blanca. El contraste es marcado y hacía lucir sus ojos como una fotografía cuidada con maestría de artista -es Bella, es hermosa- piensa el muchacho. Cree en la posibilidad de acercarse y tratar de hablar con ella, quizás se apene un poco, pero le dirá su nombre y nunca será olvidado. Mañana la verá otra vez y poco a poco sabrá dónde vive y qué hace, va ha ser su novia piensa y en voz baja dice para sí mismo, como si el viento se encargara de hacer que ella oiga.

-Voy a hablarle- dice y no se anima a levantarse, está aplomado en el asiento, voltea a verla, alcanza a ver su perfil y el deseo de verle de frente se crece, se arrecia, pero el asiento lo toma con fuerza.-Quizás me tome por un loco, tal vez no diga su nombre- su cabeza se le llenaba de esas ideas y otros temores, pero igual no se movía del asiento. Agachó la cabeza y cuenta hasta diez antes de animarse a levantarse. Antes de ocho ya se ha levantado, se sienta a su lado y le sonríe un poco, le dice su nombre y ella el propio. Platican un poco de los asuntos que se platican la primera vez, edad, dónde vives, estudias, trabajas, en fin eso que se dice la primera vez. Ella le da un papel con su número telefónico que le guarda con prisa en su libreta.

Se detiene el camión y ella baja, camino a casa, él se suma a los deseos de la señora, apresurar al chofer. Llega a su casa y procura que la hora sea la adecuada, llama a las seis y media de la tarde. Ella le contesta y reconoce la voz, lo saluda con la naturalidad de quien saluda a un amigo de años, de toda la vida. Él no se anima a invitarla a salir, no se ven mas, solo suena el teléfono después de las seis y media en casa de ella durante un mes. Ella propone cita y salen, se están divirtiendo yendo al cine, a comer y platican de sus metas, de sus manías, de sus aficiones, esas cosas que no se platican la primera vez y se dejan para las segundas y terceras veces. Con eso el se ha convencido de estar enamorado, le propone un noviazgo después de ya cinco salidas, hay cariño y son pareja. Él va por ella a la escuela y se van juntos a casa. No le importa cerrar la ventana, pues a ella le molesta el aire, de todas maneras no importa lo que hay afuera, ella es lo mejor en el camino a casa. La deja y le informa por teléfono cuando él llega a su casa.

Los años pasan y el camino a casa lo transitan en auto propio. Sus preocupaciones escolares se transforman en tareas laborales, el maquillaje de niña da el paso a un arreglo más formal con ritmo de profesión. Ya hay muchos inviernos cálidos en sus historia de pareja: navidades, noches buenas, febreros y veranos. Ya no son dos, las bocas que se alimentan son tres, hay más pasión en la mesa y comida en la cama. En el patio hay un perro y varios viajes al pediatra. En las noches lo que se dice amor es solo cariño cuando ellos deciden sentirse. Él se traga lo celos de padre y deja con mas preocupaciones que con alegría que sus hijas se vayan de casa.

Y se quedó la casa sola, dos figuras ancianas se pretenden y se cuidan, se ve por la ventana. Él ve el rostro donde el antiguo contraste del cabello negro ahora se funde en plateado y le duele cubrirlo de tierra mojada, verla a través de la ventana del ataúd. Suelta un grito desesperado, el desconsuelo invade su pecho y despierta -¡Diez!, grita y el camión da el frenón. Voltea a todos lados y la chiquilla ya no, no está en la unidad, se ha ido. La señora apresura al chofer para que avance, la muchacha del banco ve al chico con asombro, están ellos y él, nadie mas. El Autobús ya se ha movido una cuadra después del grito, el muchacho abre la ventana y ve en el exterior un atardecer y nada, no se ve otra cosa, no está ella, nunca más estará. Se baja del autobús y camina un poco desconcertado, ve el número del camión y lo anota, lo guarda en su cuaderno. Da pasos desconsolados y con un peso, el de las manos que le hace arrastrar los pies.

Ya han pasado los años, ya no es un muchacho, varias bocas han pasado por su sonrisa y su seriedad. La mirada sigue un poco inquieta y de vez en cuando sube al autobús, camina con el pasillo, ve las caras de los pasajeros, se sienta a un lado de la ventana, la abre y voltea al interior del camión. Ve al chofer apresurado, los años no lo hacen mas lento, ni a él, ni a la muerte que ahora lo persigue. Al tipo del periódico no lo ha vuelto a ver, quizás encontró trabajo o cambió de oficio. La señora de las bolsas ha muerto, se lo dijo la secretaria del banco una vez que él veía su cuerpo desnudo y acariciaba la firmeza de sus pantorrillas, ahora la ex secretaria de banco se dibuja una sonrisa en sus ojos cada que se ven a solas. A veces él por lo general, ve a algún muchacho con la ventana cerrada-Ábrela, no hay nada en le camión que no hayas visto...Pero si lo vez no cuentes para ver de frente- le dice. Se acuerda de aquel viaje cualquiera, en el camión que recuerda, con las personas que no olvida, se ve a si mismo sentado en la ventana, ve la imagen de la chica viéndolo de frente, el contraste de la piel y el cabello.-Y el mejor recuerdo que tengo de ti, es nunca haberte conocido.

Monday, November 08, 2004

Sin Título...

Una mañana helada… mis ganas no surgen de escribir… vacía mi taza de té y la lluvia agota más mi fuerza de escribir. Todo fue un sueño, un cuento de novela, la historia más grande que existió y ahora que estoy solo, veo qué grande eres, qué tanto te extraño y cuánto más te lloro, mas no puedo olvidarte y creo que jamás te olvidaré… Me dejaste sin nada, sin ganas, sin tiempo, sin ojos, todo mi corazón lo tienes y aun así, creo que mi corazón sigue latiendo por la fuerza que saca, no sé de dónde, para poderte dar un poco más si así me lo pidieras. Te extrañaré cuando no veas más mi sombra pegada a tu ventana, cuando no veas quien te espera en la parada, cuando no sepas a quien hace latir tu corazón, te extrañaré y no sé dónde, pero lo haré...

Por más que quiero, por más que aguante, por más que trate, no tengo futuro, porque mi futuro fuiste tú, y te lo llevaste.
No tengo sueños, porque el sueño más grande de mi vida fue tenerte, y lo logré.
No tengo manos, porque desaparecieron al tocarte por última vez.
No tengo aspiraciones, porque tú eres el cielo más grande que jamás toqué.
No tengo estrellas, solamente una, y a ella viajo cada vez que quiero verte y soñarte.Y el infinito..., de él, te has apoderado tú en mi corazón ya.


Cuando amanece, acostumbro dar Gracias. Cuando me doy cuenta que tengo los ojos abiertos, que tengo una chance más, un día más para probarme, para justificarme en el planeta y doy Gracias a Dios. Hoy, para mí no amaneció tan temprano, apenas ahora está amaneciendo, y espero con estos 4, 5, ó 6 renglones de tiza y carbón, haber justificado mi venida al planeta... Ahora que te fuiste con el viento para siempre, en mi renglón yacen mis lágrimas. Muchas Gracias mi amor donde quiera que estés, por haberte cruzado en mi camino y haberme hecho enloquecer de amor.


Héctor Eduardo