Thursday, September 23, 2004

En medio del Edén

Esto fue lo que encontré dentro de un papiro en la gaveta de mi antiguo casillero:

...Y seguí caminando y caminé y caminé, en medio de las penumbras del amanecer, cuando el sol pinta su oscuro brillo y las montañas resaltan por valle inmenso que tienen encima. Volví al cielo 4 veces; en una, ví un cometa desfilando de borrosos sonidos, en la tercera vi a todo mi pasado riéndose de mis pecados y en la última voltereta a la aurora, una gruta apareció apuntándome al medio de una fuente.
...Y la seguí hasta no ver más llanura, hasta ciclo infinito de calamidades y topé con los más extenso que un Dios me regaló... De hermosos ojos marrones, con suave color canela en su piel, de ondulantes cabellos de carbón y una voz que me recordó los cantos de divinas presencias; apareció.
... Tanta alegría vertió en mi alma sus palabras, sentí por vez primera un suspiro de amor, un aliento de ternura y un desgraciado beso de despedida:

¿Cómo te llamas? - le pregunté-
Mi nombre lo hallarás, justo en medio del reposo de los dioses. Allí los hombres viven dichosamente, allí jamas hay nieve, ni invierno largo, ni lluvia, sino que el Océano manda siempre las brisas del Céfiro, de sonoro soplo, para dar a los hombres más frescura y paz... -fue todo lo que me dijo.

Me quedé perplejo y atónito, como petrificado por escuchar esa voz, tan inescuchable como el sonido de un sollozo a media noche. Pero iba de pasada, iba como apesumbrado por tanto no vivido y por poco obtenido, que no quise olvidar esas palabras grabadas en mis dedos y en mi mente.

De fuera escuché un coyote maullar y a un par de loros en su lecho de amor, cosas y casos extraños, versos que el cielo me sopló y prosas que tiré por mal versadas, pero no pude arrojar de mi mente dicha imagen; esos ojos de color piloncillo y de razgos empapados en deidad, sus labios carnosos como mi más clara fantasía y toda su expresión y ficción señida a mi vida tatuó mis segundos de presentes vividos en otras vidas. ¿Será esto el amor a primera vista? no lo creo, es un espejo que vi en mi reflejo de esta mañana y en él, veo que nada más te encontré cuando estoy contigo, pero -¿''Mi nombre lo hallarás, justo en medio del reposo de los dioses en un solo edén''?- No me dejó conciliar el sueño esta idea y al mismo tiempo ví que ya estaba por oscurecer

Una biblioteca cíclica ante mis ojos y la escruté tomo por tomo, hasta no quedar más letra en el abecedario, y más número en el logaritmo finito de mi cordura. - ¡Píndaro! eso es - con justa idea, comprendí que la mujer de mi encuentro citó un texto, pues esas palabras, sabía de ellas en algún lugar; Las islas de los Bienaventurados estaban en mis manos, tienen todo para darme la pista y la palabra correcta de un nombre que no puedo pronunciar y de un corazón que jamás podré tocar, y Píndaro es su autor. Escruté de bruces más de un tomo, y no hubo algo que satisfaciera mi sed. De lado a mi ya tan analizado autor, ví la Odisea de Homero, empolvada de hábidos ojos que recorrieron sus hojas, la señí a mí y comenze a releerla, inmerso en un desasociego, cuando encontré en el tercer canto de dicha novela épica: ''Allí los hombres viven dichosamente, allí jamás hay nieve, ni invierno largo, ni lluvia, sino que el Océano manda siempre las brisas del Céfiro, de sonoro soplo, para dar a los hombres más frescura y paz...'' ¡Eso es! -pensé- ya estoy más cerca.

Pero no encontraba sentido alguno, ni lógica que me dijese qué tenía que ver conmigo todo esto. Comenzó la seca lluvia a caer en derredor de mi choza y con los truenos, los relámpagos oscurecieron mis ideas, veía : '' Allí los hombres viven dichosamente, allí jamas hay nieve, ni invierno largo, ni lluvia, sino que el Océano manda siempre las brisas del Céfiro, de sonoro soplo, para dar a los hombres más frescura y paz... '' y ''Las islas de los Bienaventurados'' una y ninguna vez, hasta que entorpecidamente en un encabezado ví ''Canto III, de los Campos Elíseos''...Los campos eliseos ¡son eso precisamente!, una isla de bienaventurados y donde no hay inviernos largos, ni lluvia ni nada. Mi enigmática musa estaba reducida a dos palabras infinitas... ''Campos Elíseos''...

Allí termina el escrito, sin principio y final, no sé a qué más pueda referirse, pero es increíble que la descripción que está y la obsesión se asemeje tanto a mi vana realidad, ''Elíseos'' y el nombre de ella (mi amada) son similares, pero diferentes, similares en divinidad y diferentes en entonación, son cielo y celo, algo así como sinónimos que están muy dentro de uno mismo y tan lejanos como querer tocar el sol con un soplo del mar...

Y según la historia...

No sé las consecuencias de esta nueva entranza en mi vida...
De hecho nomás estoy escribiendo y abriendo este (¿portal?) por inercia de un impulso por vencer al tiempo. La idea es que a partir de estar sujeto a mantener esta web con vida, evolucionar (término no grato para un servidor) será constante en un servidor, o al menos eso espero.

Estas páginas estarán destinadas a exponer al mundo, o a parte de él, las formas diferentes de escribir, no tanto mías, también del que guste por hacerlo, eso sí, nada más déjenme agarrarle el modo (por llamarlo de algún modo) y les prometo que sera un portal bastante fluido y con pensamientos de los mas grandes pensadores, la gente como usted o como yo.

Según la historia, pensadores, filósofos, eruditos de primera, literatos (como el que en este momento tengo a mi izquierda) historiadores y de todos los adjetivos que usted quiera adherirle, han desfilado y pasado sin ser jamás vistos y/o escuchados. Todo aquel que tenga por bien escribir un artículo o un retrato con sus letras, será bien atendido por un servidor.

Ya empieza mi clase, se me hace tarde, y alguien me dijo que tengo que partir, pero como todo en la vida que va, tiene que volver y pronto estaré de vuelta aquí...