Vuelvo a escribir, pero esta vez no es en esencia un monólogo nacido de la tristeza y melancolía, esta vez, escribo lleno de dicha, producto del arrebato de felicidad que me embarga, producto de saberte dichosa y feliz, porque hoy cumples años y eso es un motivo feliz.
Signado a un día de alcance popular, todo mundo comparte esa felicidad, unos encerrados en su dicha, yo, nadando en el Mar de tu llegada, de tu natalicio; es un cielo fecundado de esperanza y futuro, es un aviso de no estropear nuestras pasadas vivencias y tomar de ellas lo mejor, así logrando tu ascenso al cielo de la dicha y fecundando a quien te rodeé de eterna divinidad.
Es un día especial que comparto contigo, que aunque no me mires y no sientas mis emociones, sepas que te estoy entregando de obsequio todo el cariño recolectado en el mundo en solo una burbuja monosílaba que dicta sentencia expiatoria a la tristeza y se fermenta en alegría eterna que lleva tus nombres y desea de corazón pronto volverte a ver.
Felicidades Mar, felicidades desde el fondo de mi ser.
20 de noviembre de 2016.
Héctor Eduardo.